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domingo, 11 de agosto de 2019

La historia del arte en la maleta de Duchamp





                                 Algunas obras de la maleta de Duchamp (Marçal Folch-Fotogasull SL)


La ‘Boîte en valise’ de Figueres contiene 68 reproducciones en miniatura de su obra pictórica y escultórica


Cuando Marcel Duchamp regresó a Cadaqués en 1958, acompañado de su esposa Tenny, renovó los lazos de amistad con Salvador Dalí y Gala, con quienes había estado en esta misma población veinticinco años antes, en 1933. Se habían vuelto a ver en diversas ocasiones, en París, en Nueva York e incluso en Arcachon, cerca de Burdeos, donde ambos se instalaron unos meses en 1940 cuando huían de los nazis. De ese reencuentro en Catalunya hay varias fotos de Robert Descharnes donde se les ve paseando por las calles empedradas de Cadaqués en un caluroso 10 de agosto. Duchamp no había vuelto desde aquella primera estancia y en una postal a su amigo Marcel Jean le dice admirado: “He visto de nuevo el paisaje de L’âge d’or en carne y hueso, sin obispos”, en referencia a la película de Buñuel y Dalí rodada en el Cap de Creus, una de cuyas escenas más surrealistas es un desembarco de obispos putrefactos en las rocas, donde topan con un grupo de bandidos.

Debió de ser durante estos días cuando Duchamp le regaló a Dalí una de sus Boîte en valise, pieza creada entre 1935 y 1941, que contiene 68 reproducciones en miniatura de su obra pictórica y escultórica. Le añadió una dedicatoria: “Pour Gala et Salvador Dali […] de Cadaques. Marcel Duchamp 1958”. Y esa obra se halla expuesta casi desde sus inicios en el Teatro-Museo Dalí de Figueres. Está en el tercer piso, en la llamada sala de los “grandes maestros” donde Dalí colocó piezas de su colección de artistas a los que admiraba como Bouguereau, Meissonier, Fortuny, Urgell, El Greco… todos ellos clásicos, menos el más vanguardista de todos, Duchamp, de quien situó en una vitrina los objetos desparramados de su caja. Tal como ha destacado la conservadora del Teatro-Museo Carme Ruiz, Dalí colgó al lado su óleo Estudio preliminar de Gala para la pintura Cien mil vírgenes virtuales reflejadas por un número indeterminado de espejos cibernéticos ‘Étant donnés’, de 1974, homenaje directo a su amigo. Y se ha dicho repetidamente que todo el museo Dalí se puede considerar un granready made. Pero por tratarse de una salita en un extremo del museo, con poca luz para no dañar las piezas y con una escueta etiqueta, este Duchamp pasa totalmente desapercibido a los visitantes. También en el catálogo on line de la exposición permanente, al que se dedican apenas siete líneas.

Y sin embargo se trata de una de las obras más valiosas e interesantes de Duchamp que se pueden ver en Catalunya y en España. Es más, en 1983 a esta maleta se le dedicó una exposición en Valencia, en una muestra organizada por el Ayuntamiento, donde la única obra era laBoîte en valise, procedente de la colección del Pompidou de París. “La maleta dadaísta de Marcel Duchamp viaja a España” decía el titular de El País, ignorando que había otra en Figueres. Una de estas cajas, correspondiente a la primera edición, que incluía además un grabado del autor, fue vendida en 2015 por Christie’s de Nueva York por tres millones de dólares.


Fue el propio Dalí quien en 1959 se refirió a esta obra señalando que “la maleta portable es como una historia del arte que se mide en términos eróticos”. La maleta es una caja de cartón beige, de 32 x 25 centímetros, en cuyo interior hay 68 reproducciones de obras de Duchamp, algunas de las más conocidas como Desnudo bajando la escalera o El molinillo de chocolate… Está también la imagen de la Mona Lisa con bigote y perilla y la inscripción L.H.O.O.Q., que leída fonéticamente equivale a “elle a chaud au cul” (ella tiene el culo caliente). Hay también réplicas en miniatura de tres de sus ready made más conocidos: La fontaine (su popular urinario), Air de Paris (cilindro con 50 cc de aire de la capital francesa que Duchamp se llevó a Nueva York) y Pliant … de voyage (funda de una máquina de escribir Underwood).

Existen otras tres maletas en colecciones catalanas pero son de ediciones más tardías y más amplias en número. Hay una en la Fundació Miró de Barcelona, con caja de cartón rojo, donada por Alexina Duchamp, y otras dos en colecciones particulares (en el fondo Tàpies y en el de una historiadora del arte).

Fuente

https://www.lavanguardia.com

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