La Bienal abarca 85 pabellones nacionales, 29 de los cuales están en un parque frondoso llamado los Giardini, donde países como los Estados Unidos y Rusia organizan exposiciones de arte contemporáneo.
(Bloomberg) En la mitad de su segundo día de ocho horas buscando obras de arte en la Bienal de Venecia, Maria Giulia Maramotti tomó un descanso frente a la Punta Della Dogana, un espacio de exposiciones en el Gran Canal.
“Ha sido interesante entender qué es lo que el mundo del arte considera relevante”, dijo Maramotti, directora sénior de comercio minorista norteamericano en Max Mara, empresa fundada por su abuelo.
“Regresaré sabiendo más sobre artistas que no necesariamente habría considerado coleccionar, pero que ahora pienso que podrían ser interesantes como parte de la Collezione Maramotti”, la colección de arte familiar con sede en Reggio Emilia, Italia.
A lo largo de una semana del mes de mayo, cientos de las personas más ricas del mundo convergen en Venecia para una bacanal de inauguraciones, fiestas y recepciones que giran en torno del inicio de la 57° Exposición Internacional de Arte, una muestra de arte ostensiblemente sin fines de lucro conocida coloquialmente como la Bienal de Venecia.
La Bienal abarca 85 pabellones nacionales, 29 de los cuales están en un parque frondoso llamado los Giardini, donde países como los Estados Unidos y Rusia organizan exposiciones de arte contemporáneo.
El resto de la muestra oficial se desarrolla en el Arsenale, un enorme complejo de depósitos en los que un curador reúne cientos de obras de arte en torno de un tema. Este año es Viva Arte Viva, una muestra “inspirada en el humanismo”.
La Bienal se extenderá del 13 de mayo al 26 de noviembre. También habrá exposiciones auspiciadas por organizaciones filantrópicas y museos, y en el caso de la Punta Della Dogana, por el multimillonario François Pinault.
(Mientras Maramotti hablaba afuera, Pinault salió del edificio, que actualmente presenta una exposición de una serie controversial y con posibilidades de ser sumamente lucrativa de obras nuevas de Damien Hirst.)
Creando consenso
Dado el gran número de ricos globales, por no hablar de la cohorte de marchantes de arte que los atiende, la Bienal se ha convertido en un foro extraoficial donde se forma consenso respecto de quiénes se destacan en el mercado del arte.
Dado el gran número de ricos globales, por no hablar de la cohorte de marchantes de arte que los atiende, la Bienal se ha convertido en un foro extraoficial donde se forma consenso respecto de quiénes se destacan en el mercado del arte.
(En los primeros días de los festejos de apertura, fue posible detectar en los diferentes eventos en toda la ciudad a personalidades tan variadas como la heredera de la industria farmacéutica, Maja Hoffmann, la filántropa con sede en San Francisco, Pamela Joyner, Farah Phlavi, la emperatriz exiliada de Irán, y el magnate residente en el Reino Unido Poju Zabludowicz.)
Nuevos artistas son ungidos como estrellas y se refuerza el estatus de las celebridades artísticas existentes.
“No siempre crea carreras, pero sin duda puede crearlas”, dijo Heather Harmon, directora de la consultora en arte KCM Fine Arts, que está ayudando a armar la colección del multimillonario fundador del Cirque du Soleil, Guy Laliberté, Lune Rouge.
“Tomemos por ejemplo la instalación performance de Anne Imhof en el Pabellón Alemán. Será uno de los grandes elementos para retener de esta Bienal, es decir, que es una de las personas a tener en cuenta a nivel mundial”.
Otros puntos destacados fueron un video de la artista neoyorquina Rachel Ros en el Pabellón Central en los Giardini, las esculturas de la artista de Brooklyn, Carol Bove, en el Pabellón Suizo (Bove es co-representada por el mega-marchante David Zwirner) y la instalación de George Drivas en el Pabellón Griego, que incluye un laberinto resplandeciente con espejos y una película protagonizada por Charlotte Rampling.
“A gran escala, estas obras hablan a un público más amplio”, dijo Harmon.
Fuente
http://gestion.pe
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