Warhol vio en el objeto común aquello que nadie más miraba y que en el arte convencional era muy evidente: estética y exclusividad. - Vía MisionesCuatro.com
Un artista es alguien que produce cosas que la gente no necesita tener
Warhol vio en el objeto común aquello que nadie más miraba y que en el arte convencional era muy evidente: estética y exclusividad. Un artista es alguien que produce cosas que la gente no necesita tener
El arte contemporáneo no es tan complicado como parece, en realidad se refiere a todo el arte que se hace en la época en la que vivimos, manteniendo una relación con la sociedad y la cultura. Sin embargo, estamos en una de las etapas más criticadas.
Existe una discusión entre qué es arte y qué no; qué se puede decir bueno y qué no. No obstante, Pierre Bourdieu asegura que todo es cultura, lo que hace diferente cada objeto o concepto es el capital cultural con el que consume cada sujeto.
Para hacerlo más digerible, Jannis Kounellis, artista griego representante del arte povera, siguió el postulado de Bourdieu con sus propias reglas, las cuales incluían utilizar objetos cotidianos y desechos para transformarlos en obras de arte, ya que para él, cualquier cosa puede elevar su valor al ser presentado como “arte”; haciendo que el espectador también se eleve, dejando atrás la ignorancia y el desinterés para darle a la pieza un valor comercial.
Contemporáneo al planteamiento de Kounellis, pero en Nueva York, Andy Warhol también mantendría vivo el concepto de Bourdieu. La diferencia es que nunca usó materiales sencillos y de poco valor económico; mantuvo siempre la idea de que la elevación del arte era una cuestión de perspectiva y crítica. Por ello, usó objetos de carácter consumista que eran aún más fáciles de poner en un concepto artístico, puesto que el valor monetario sería siempre más alto. Warhol, a diferencia de Kounellis, logró elevar sus obras al crear The Factory, un taller en donde produciría en masa litografías e impresiones, incluso jugaría con otras disciplinas artísticas y entre más excéntrico se convertía todo, más valor le daba a lo cotidiano.
Recontexualizó lo comercial como arte, consiguiendo que hubiera una mezcla entre los postulados que decían que el arte debía ser pensado para romper con lo establecido y los que dictaban que lo comercial era tan burdo y sucio que nunca podría acercarse al arte. Esto llevó a Warhol a tener una idea muy clara y subjetiva del arte, incluso se atrevió a decir que éste había muerto.
Los objetos artísticos no podían distinguirse de los productos comerciales; sin embargo, su obra fue mucho más lejos, llegando a crear el concepto e idea básica para entender la esencia del arte contemporáneo. Realidad y Arte Demostró que no hay diferencia entre la realidad y el arte, luego de establecer la compaginación de la cultura de masas y la sociedad de consumo. Volvió objetos a las celebridades y viceversa, pero esto no era más que una imagen de la identidad moderna, misma que empezaba a ser vacía y sin pretensiones. Warhol les dio sustancia y al mismo tiempo se alineaba con el sistema.
Era una forma de destruir lo establecido, sumergiéndose en ello para atacar desde adentro, como una desmitificación que terminó por darle paso a un nuevo statement artístico, ya que sus principios se pusieron en boga. Frivolidad Resaltó la frivolidad capitalista que de una u otra forma la sociedad hacía cada vez más grande. Por ello, trató de reflejarlo en sus piezas de arte ya que en el afán de ridiculizar o demeritar lo que producía el dinero, terminó por ser el protagonista de su corriente y estilo, dejando de lado lo que por muchos años fuera la base del quehacer artístico: el sentimentalismo y sus momentos personales.
Por ello, en vez de retratar sus emociones y su postura ante la vida, reproducía cosas insignificantes del día a día como cajas de jabón, globos y latas de sopa. Individualidad Cuestionó la individualidad y la tragedia personal. Si bien otros artistas habían tocado temas sociales, era mecánico y con las técnicas propias de cada época. Todo lo renacentista era similar entre sí, lo impresionista también e incluso lo expresionista. Todo buscaba encajar y aunque su nueva propuesta seguía un poco lo que el dadaísmo y el surrealismo planteaban (como el anti arte), era aún más abierto. Pero simplemente vio en el objeto común aquello que nadie miraba y que en el arte convencional era muy evidente: una idea muy específica de estética y la exclusividad de la pieza.
El arte es un negocio Warhol supo respetar esa idea hasta el final. Amaba la fama y el dinero, el reconocimiento público y el glamour, entonces por qué no hacer de sus piezas un puente entre la sociedad y su interés personal, entre el dinero y la crítica o entre la popularidad y la conciencia. Temas que en algún momento no consiguieron ser protagonistas de ningún tipo de obra, lo eran ahora gracias a la mezcla que hacía Warhol. Siempre hizo énfasis en la frivolidad y en el dinero, como si se tratara de su principal objetivo y aunque dijera que «art is money», el verdadero concepto de Warhol iba mucho más allá de eso.
También tuvo un lado crítico y rebelde que cuestionaba y ponía en entredicho lo que ocurría en la vida. Hablaba de bombas atómicas, de muerte, de suicidios y de hambre, pero a diferencia de su lado frívolo, no podía extenderse mucho. Nunca realizó verdaderas críticas ya que menospreciaba el hecho de querer cambiar al mundo a través del arte; para él, el quehacer artístico era un escalón para el estrellato y eso era, en realidad, lo único que importaba. «Un artista es aquel que produce cosas que la gente no necesita, pero que él –por alguna razón– cree que es una buena idea ofrecérselas». Warhol se apropió de los objetos cotidianos para producirlos en serie y presentarlos como algo extraordinario, pero sin perder la calidad de comercial.
Quiso elevar el arte y llevar el capital cultural a las masas sin darse cuenta de que seguía siendo un campo elitista. Inmediatamente le dio un valor tan alto a una barra de jabón que se convirtió en un objeto de culto y le restó importancia a las piezas críticas. Mutó en una corriente a seguir que evoca negocios, fama y poder, pero no es más que el verdadero sentir de la generación perteneciente al (vigente) arte contemporáneo. -
Fuente
https://misionescuatro.com
Existe una discusión entre qué es arte y qué no; qué se puede decir bueno y qué no. No obstante, Pierre Bourdieu asegura que todo es cultura, lo que hace diferente cada objeto o concepto es el capital cultural con el que consume cada sujeto.
Para hacerlo más digerible, Jannis Kounellis, artista griego representante del arte povera, siguió el postulado de Bourdieu con sus propias reglas, las cuales incluían utilizar objetos cotidianos y desechos para transformarlos en obras de arte, ya que para él, cualquier cosa puede elevar su valor al ser presentado como “arte”; haciendo que el espectador también se eleve, dejando atrás la ignorancia y el desinterés para darle a la pieza un valor comercial.
Contemporáneo al planteamiento de Kounellis, pero en Nueva York, Andy Warhol también mantendría vivo el concepto de Bourdieu. La diferencia es que nunca usó materiales sencillos y de poco valor económico; mantuvo siempre la idea de que la elevación del arte era una cuestión de perspectiva y crítica. Por ello, usó objetos de carácter consumista que eran aún más fáciles de poner en un concepto artístico, puesto que el valor monetario sería siempre más alto. Warhol, a diferencia de Kounellis, logró elevar sus obras al crear The Factory, un taller en donde produciría en masa litografías e impresiones, incluso jugaría con otras disciplinas artísticas y entre más excéntrico se convertía todo, más valor le daba a lo cotidiano.
Recontexualizó lo comercial como arte, consiguiendo que hubiera una mezcla entre los postulados que decían que el arte debía ser pensado para romper con lo establecido y los que dictaban que lo comercial era tan burdo y sucio que nunca podría acercarse al arte. Esto llevó a Warhol a tener una idea muy clara y subjetiva del arte, incluso se atrevió a decir que éste había muerto.
Los objetos artísticos no podían distinguirse de los productos comerciales; sin embargo, su obra fue mucho más lejos, llegando a crear el concepto e idea básica para entender la esencia del arte contemporáneo. Realidad y Arte Demostró que no hay diferencia entre la realidad y el arte, luego de establecer la compaginación de la cultura de masas y la sociedad de consumo. Volvió objetos a las celebridades y viceversa, pero esto no era más que una imagen de la identidad moderna, misma que empezaba a ser vacía y sin pretensiones. Warhol les dio sustancia y al mismo tiempo se alineaba con el sistema.
Era una forma de destruir lo establecido, sumergiéndose en ello para atacar desde adentro, como una desmitificación que terminó por darle paso a un nuevo statement artístico, ya que sus principios se pusieron en boga. Frivolidad Resaltó la frivolidad capitalista que de una u otra forma la sociedad hacía cada vez más grande. Por ello, trató de reflejarlo en sus piezas de arte ya que en el afán de ridiculizar o demeritar lo que producía el dinero, terminó por ser el protagonista de su corriente y estilo, dejando de lado lo que por muchos años fuera la base del quehacer artístico: el sentimentalismo y sus momentos personales.
Por ello, en vez de retratar sus emociones y su postura ante la vida, reproducía cosas insignificantes del día a día como cajas de jabón, globos y latas de sopa. Individualidad Cuestionó la individualidad y la tragedia personal. Si bien otros artistas habían tocado temas sociales, era mecánico y con las técnicas propias de cada época. Todo lo renacentista era similar entre sí, lo impresionista también e incluso lo expresionista. Todo buscaba encajar y aunque su nueva propuesta seguía un poco lo que el dadaísmo y el surrealismo planteaban (como el anti arte), era aún más abierto. Pero simplemente vio en el objeto común aquello que nadie miraba y que en el arte convencional era muy evidente: una idea muy específica de estética y la exclusividad de la pieza.
El arte es un negocio Warhol supo respetar esa idea hasta el final. Amaba la fama y el dinero, el reconocimiento público y el glamour, entonces por qué no hacer de sus piezas un puente entre la sociedad y su interés personal, entre el dinero y la crítica o entre la popularidad y la conciencia. Temas que en algún momento no consiguieron ser protagonistas de ningún tipo de obra, lo eran ahora gracias a la mezcla que hacía Warhol. Siempre hizo énfasis en la frivolidad y en el dinero, como si se tratara de su principal objetivo y aunque dijera que «art is money», el verdadero concepto de Warhol iba mucho más allá de eso.
También tuvo un lado crítico y rebelde que cuestionaba y ponía en entredicho lo que ocurría en la vida. Hablaba de bombas atómicas, de muerte, de suicidios y de hambre, pero a diferencia de su lado frívolo, no podía extenderse mucho. Nunca realizó verdaderas críticas ya que menospreciaba el hecho de querer cambiar al mundo a través del arte; para él, el quehacer artístico era un escalón para el estrellato y eso era, en realidad, lo único que importaba. «Un artista es aquel que produce cosas que la gente no necesita, pero que él –por alguna razón– cree que es una buena idea ofrecérselas». Warhol se apropió de los objetos cotidianos para producirlos en serie y presentarlos como algo extraordinario, pero sin perder la calidad de comercial.
Quiso elevar el arte y llevar el capital cultural a las masas sin darse cuenta de que seguía siendo un campo elitista. Inmediatamente le dio un valor tan alto a una barra de jabón que se convirtió en un objeto de culto y le restó importancia a las piezas críticas. Mutó en una corriente a seguir que evoca negocios, fama y poder, pero no es más que el verdadero sentir de la generación perteneciente al (vigente) arte contemporáneo. -
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