Posteriormente durante su periodo francés, recibe en 1954 el Gran Premio Nacional de Bellas Artes, además participa en la Bienal de Venecia en 1954, y se inician multitud de exposiciones retrospectivas en su honor en ciudades como Londres, París o Nueva York. Convirtiéndose en un artista contemporáneo (pese a ser el menos conocido de su generación), de importancia y referencia capitales.
En lo que respecta al estilo pictórico de Massón, ha pasado de estar en sus inicios muy cercano a Cézanne, para comenzar a poner de manifiesto sus inquietudes por el cubismo debido a su estrecha relación con Juan Gris, topar con el surrealismo de Breton y definirse en su exilio americano, retomando un surrealismo que roza la abstracción con incluso influencias de las filosofías orientales.
Su obra está presente en museos y colecciones de medio mundo, tales como: El Reina Sofía o La fundación Joan Miró en España, el MOMA de Nueva York o el Tate británico.
Su obra está presente en museos y colecciones de medio mundo, tales como: El Reina Sofía o La fundación Joan Miró en España, el MOMA de Nueva York o el Tate británico.
La ciudad abandonada, (1924).
Mujer con pájaro, (1924).
Los segadores andaluces, (1935).
Volviendo a la ejecución, (1937).
El pianotauro, (1937).
Tauromaquia, (1937).
En la torre del sueño, (1938).
La metaformosis de los amantes, (1938).
Gradiva, (1939).
Retrato del poeta Kleist, (1939).
Goethe y la persecución de las plantas, (1940).
Espejo Cóptico, (1942).
El taller de Dédalo, (1943).
La ciudad nocturna, (1956).
Los ascetas, (1961).
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