La imagen de Colombia en tiempos pasados era símbolo de peligro. Nadie nos visitaba.
La imagen de Colombia en tiempos pasados era símbolo de peligro. Nadie nos visitaba. Ser y tener pasaporte colombiano era una carga en las aduanas y la violencia era pan de cada día. Para contrarrestar, se pagaban avisos en los periódicos del mundo para así mostrar la guerra que se daba contra el narcotráfico y que finalmente éramos un país y una gente diferentes a los que generaban violencia. Los gobernantes se esforzaban en mostrar que este era un problema global, que no sólo era responsabilidad de quienes producían sino también de quienes consumían y demandaban, y que todos debían contribuir a este esfuerzo.
Siempre se buscó que Colombia fuera identificada con algo más y diferente. Y hoy, después de casi 30 años de una política seria y una diplomacia constante, se ha logrado ese objetivo. Colombia es más. Y Colombia ha fortalecido su identidad con café, esmeraldas, recursos minerales, destinos turísticos, pintores, escritores, cantantes, ciclistas, futbolistas, actores y reinas y, al final, gente trabajadora y honesta.
Ese trabajo ha hecho que Colombia esté de moda y en Madrid, durante Arco, la Feria de Arte, es el país invitado. Y la feria se ha convertido a su vez en un abrebocas para la visita oficial que emprenderá la próxima semana el presidente Santos. “La hora del arte en Colombia” titula en su primera página Babelia, la revista cultural de El País, y agrega: “Brota Colombia. La eclosión del arte contemporáneo simboliza la transformación de la sociedad que se sobrepone a cinco décadas de conflicto”. La revista presenta varios artículos de escritores, académicos y artistas sobre Colombia, sobre esa nueva Colombia que espera la paz, y es así como el periódico El Mundo titulaba: “Colombia pinta paz”. La violencia y el narcotráfico han desaparecido y aparecen nuestros pintores y artistas y escritores.
La cultura se suma a la diplomacia y rompe fronteras; en este caso es el arte que hace presencia en los espacios culturales y de arte en la ciudad. El arte y sus artistas muestran una nueva Colombia en sus obras, y a su vez proyectos como Artbo, los apoyos a galerías para estar en ferias internacionales, la financiación a artistas e invitaciones a curadores y miembros de museos a nuestro país han contribuido a tener un espacio en el mundo del arte y dar frutos que no sólo son culturales sino que trascienden a otros ámbitos, como son las políticas y la diplomacia.
Colombia está hoy lejos de ser ese país estigmatizado. Y aunque la violencia continúa, hay esperanza en un país en paz con progreso. Internacionalmente, ya no tenemos que pagar avisos para producir una prensa positiva, como ha sucedido esta vez en Madrid, donde todos hablan de Colombia. La inversión en cultura tiene hoy sus frutos.
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