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domingo, 8 de febrero de 2015

El arte, bien ligado a la riqueza: Carmen Reviriego

El negocio de piezas registra transacciones por un valor de 47.4 billones de euros anuales.
El negocio de piezas registra transacciones por un valor de 47.4 billones de euros anuales. (Omar Franco)


“Cuando un artista está consagrado, esto quiere decir que está en los principales museos y lo tienen los principales coleccionistas”, afirma la especialista.


México
La cifra es tal que su conversión a pesos resulta casi impronunciable: "El mercado del arte", escribe Carmen Reviriego, socia fundadora de Callia Art Fund, "acoge transacciones por un valor de 47.4 billones de euros anuales y emplea a 2.5 millones de personas". A una tasa de casi 17 pesos por euro, la cifra resultante es de 963 billones 163 mil 200 millones de pesos.
Los datos se encuentran en el libro El laberinto del arte (Paidós, 2015), de Carmen Reviriego, quien recogió los números de un estudio de The European Fine Art Foundation (Tefaf), para ejemplificar la importancia que tiene el coleccionismo de arte en nuestra época, pero al mismo tiempo como un punto de partida para reflexionar acerca de los distintos recovecos que caracterizan el mercado del arte a escala mundial.
"Soy una convencida de que el arte es una buena inversión, primero porque los grandes patrimonios del mundo tienen arte. Si hay algo que caracteriza a una persona que tiene dinero es que tiene cultura del dinero, y detrás de un gran patrimonio hay una persona muy pragmática.
"El arte tiene varias características que lo hacen un activo de inversión muy interesante: en los últimos 20 años su mercado se ha mantenido estable, y se ha mantenido ajeno a los vaivenes bursátiles. Pero se debe ir guiado de un buen experto y un buen asesor".
De acuerdo con la especialista, quien ha vendido obras de Sorolla, Chillida, Picasso y Miró a coleccionistas privados, una de las características que tiene el mercado del arte es su deslocalización, con lo cual si se produce una subasta en Europa en tiempos de crisis, eso no importa porque "en los países de Oriente las cosas van de maravilla, o en América Latina siempre hay un coleccionista dispuesto a invertir".
"Cuando sale a subasta una obra, la puede comprar un coleccionista de cualquier parte del mundo. Es un bien ligado a la riqueza, y la riqueza no ha dejado de crecer nunca, además de que el arte permite una diversificación que muy pocos activos permiten, por lo que se puede invertir en arte contemporáneo, en moderno, en europeo o en latinoamericano, y a la vez puede ser de un género o de otro, incluso de periodos distintos", explica a MILENIO Carmen Reviriego.
El juego del mercado
En El laberinto del arte, Reviriego reúne a una serie de jugadores del mercado para ofrecer un panorama de lo que sucede a su alrededor, por lo cual hay textos de coleccionistas privados, artistas, galeristas, corredores de arte y hasta de directivos de museos y de encuentros de arte.
¿Cómo distinguir un artista de moda de otro perdurable?, ¿qué hay detrás de algunas de las subastas históricas contadas en primera persona?, ¿qué hay de cifras que en el mundo del arte parecen romper con las reglas de la lógica? Estas son algunas de las preguntas que se plantea la especialista en el volumen.
"No creo que todo lo que haya en el mercado sea arte y sea bueno, de ninguna manera. Hay cosas que no transmiten. Existen premisas importantes que preceden al artista, en las que una cosa es el sentimiento y otra la técnica. Si te das cuenta, los grandes artistas muchas veces dicen 'Demian Hirst y sus vacas son algo anecdótico'. Pero él fue siempre muy brillante, de mucho talento. Para mí, si el arte no emociona no es arte. En mi sentido del arte, son muy importantes el corazón y la técnica".
Sin embargo, Reviriego reconoce que el arte no puede desarrollarse de forma ajena al tiempo que vive: de alguna manera es el reflejo de la sociedad. Por eso, en la actualidad la subasta de una obra de arte no puede ser ajena a todo un proyecto de marketing.
"El arte también atiende a modas, pero cuando un artista está consagrado, esto quiere decir que está en los principales museos y lo tienen los principales coleccionistas. Hay unas reglas, y un artista que está colgado en los muros de un gran coleccionista o de los grandes museos no va a bajar".
Para los grandes artistas siempre hay listas de espera, y muchas veces no es el dinero el que define cuál será su destino en una subasta, explica la especialista.
El valor de una obra
¿Por qué se llegan a pagar por un perrito naranja (Balloon Dog, del escultor Jeff Koons) 58 millones de dólares?, ¿por qué se alcanzan esas cifras en una subasta? Son preguntas planteadas a Carmen Reviriego.
"El valor que tiene una obra de arte tiene dos componentes: hay uno racional, que se refiere al análisis de obras de ese mismo artista, de ese mismo periodo y los precios que han alcanzado en subasta. Pero también hay un componente que es irracional, que es la reflexión que hace el gran coleccionista: 'Tengo el dinero, la quiero y la compro'".
La especialista asegura que la rotación que tiene una obra de arte es muy pequeña, sobre todo cuando se trata de una obra maestra, pues tarda en salir al mercado hasta 40 años y, por lo general, debido a lo que en el mercado llaman Las tres D (en inglés): Death, por fallecimiento del coleccionista; Debs, por deudas, y Divorce, por un divorcio.
"Cuando una obra maestra sale al mercado, el coleccionista que la quiere sabe que tiene una oportunidad única y que la compra en ese momento o quizás no la vuelva a poder comprar. El componente irracional es la pasión", a decir de Reviriego.
Fuente
http://www.milenio.com/

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