En Buenos Aires, Frida Kahlo es protagonista de Fototeca Latinoamericana (FOLA), pero las muestras con su obra baten récords en el mundo y su cara aparece en zapatillas y cervezas; una moda entre la iconografía y la política
Kahlo en una de las fotografías de Leo Matiz que se exponen en FOLA.
En el mundo, Frida Kahlo es furor hace décadas, pero cada vez hay más muestras con récord de público que recorren su vida a partir de sus pinturas, y también de sus cartas, fotos y vestidos. Los libros que la recuerdan son éxitos de venta. En México se lanzó un billete con su retrato, y la mujer de las cejas juntas se repite en los objetos más disímiles: remeras, zapatos, almohadones, mates y cuadros de imitación u homenaje. La fridamanía sigue sumando adeptos.
En Buenos Aires, la Fototeca Latinoamericana (FOLA) la tiene como protagonista de su primera muestra temporaria (hasta el 6 de marzo, en Godoy Cruz 2620). El fotógrafo colombiano Leo Matiz fue amigo y espectador privilegiado en la Casa Azul de Coyoacán, espacio íntimo de Frida y Diego Rivera. Por eso, sus imágenes muestran a una Frida relajada, retozando al sol en el pasto, tomando tequila directo de la botella, fumando, comprando telas o dando clases. "Consignan situaciones espontáneas y libres, para dar paso a las composiciones más posadas, en los años en que Kahlo era más consciente de su magnetismo y de su leyenda fascinante, la que precede muchas veces a su propia creación artística. Después de los años de la llamada fridamanía, al alcanzar la obra de Kahlo récords insospechados en las subastas internacionales, al ser producidas películas, documentales y exposiciones en todo el mundo, se pensaba que se conocía todo sobre la artista", dice el curador Sergio Uribe en su texto.
Gastón Deleau, director de FOLA, coincide en reconocer su magnetismo poderoso. "Cuando abrí las puertas del espacio busqué dar una representación destacada a la colección que da sustento a la institución, pero también tener un invitado que me permitiera de una forma rápida y cautivante generar conocimiento. Frida es un ícono. Es injusto olvidarnos que Matiz es un gran artista, opacado detrás de su fotografiada", dice. En las salas de FOLA, los visitantes se retratan con las fotos y los carteles de la muestra. Para llevarse, hay productos que se adaptan a todos los bolsillos: catálogo ($ 50), carpeta con cuatro de las fotos de la muestra (US$ 2000), grabados de Vicky Aguirre a partir del retrato de los billetes de 500 pesos mexicanos ($ 4000) y un libro de fotos de la editorial RM ($ 500).
El rostro de la pintora aparece en el billete ?de 500 pesos mexicanos.
La Casa Azul, en México, donde murió Kahlo en 1954, es hoy sitio de peregrinaje para el turismo mundial. Cada año recibe 360.000 visitas. Ahora despliega el guardarropa que la llevó a ser tapa de la Vogue parisiense en 1937 (y otra vez en 2012 en la edición mexicana). Las apariencias engañan muestra parte de los hallazgos de 2004, cuando se encontraron 300 prendas, joyas, accesorios, medicamentos y aparatos ortopédicos que había estado guardados por 50 años en un baño. Sus trajes de tehuana eran un rasgo de identidad y un medio para mostrar su herencia cultural e ideología política, a la vez que escondían flaquezas físicas y emocionales. "Una mujer valiente, independiente y creativa; una mujer de absoluta vanguardia, que se adelantó sin querer a su período histórico", dice Hilda Trujillo, directora del museo. De esos trajes se tomó el color para colorear las imágenes de Matiz que se ven en FOLA.
Las muestras se multiplican por el mundo: en el Heard Museum de Phoenix, Arizona, se exhiben 240 imágenes del archivo de 6500 de Casa Azul, elegidas por el reconocido fotógrafo Pablo Ortiz Monasterio. La exposición Ecos de tinta y papel. De la intimidad de Frida Kahlo tuvo cerca de 18.000 visitantes en el Museo Diego Rivera y Frida Kahlo, en el DF, y ya se prepara una nueva muestra sobre sus enfermedades para 2017. Frida Kahlo: arte, jardín, vida, una recreación del jardín de Casa Azul en el Jardín Botánico de Nueva York, tuvo entre mayo y noviembre más de 500.000 visitantes, batiendo el récord de Claude Monet, con 373.000 visitas en el mismo lugar. Frida Kahlo. Conexiones con mujeres surrealistas en México se presenta desde el 23 de septiembre en el Instituto Tomie Ohtake de San Pablo, y ya anuncia más de 200.000 visitas.
Como la del Che Guerava, la imagen de Kahlo se estampa en remeras y mates.
El mercado editorial también es susceptible a su hechizo. En la mesa de novedades de las librerías nunca faltan libros infantiles, novelas o gruesos tomos de imágenes. Nada más la editorial RM le dedicó en los últimos años doce títulos: publicó sus diarios, un registro del baño por la fotógrafa Graciela Iturbide, otro de sus vestidos por la artista japonesa Miyako Ishiuchi, una selección de cartas, poemas y textos, y Nunca te olvidaré, los retratos de Frida del fotógrafo neoyorquino Nickolas Muray, quien fue, en los años 30 y 40, su amigo y amante. Ahora lanzó un volumen en el que es retratada por once fotógrafos (en FOLA hay a la venta algunos ejemplares). En su tiempo no hubo quién se le resistiera.
Están también Diego y Frida, la historia de amor contada por el premio Nobel J. M. G. Le Clézio (Emecé), y su costado gourmet novelado en Las recetas secretas de Frida, de Alexandra Scheiman (Planeta). Entre las últimas novedades figuran Frida Kahlo para chicas y chicos, de la Colección Antiprincesas (Editorial Sudestada) y La belleza terrible, biografía novelada del escritor francés Gérard de Cortanze (Planeta). "Frida Kahlo es una de las artistas más enigmáticas que existen, una de las más íntimas, como abrasada por sus opciones políticas, su dolor físico, su amor por Diego. Esto es lo que interesa de su pintura. Pero más allá de lo que Carlos Fuentes llama sus «treinta y nueve años de sufrimiento», tenemos a una mujer que crea un universo pictórico vigoroso y colorido, cuyo grito adopta una forma emocional y visible", escribe el autor en la introducción de la obra éxito de ventas.
La sobrina de la artista, Isolda P. Kahlo ostenta el derecho de la marca que es el nombre de su tía, otorga licencias y dona parte de los beneficios a obras solidarias. Ya lanzó con motivos fridamaníacos tres modelos de zapatillas Converse, un Boeing de la línea Aeroméxico, unas libretas tributo y una edición especial de una cerveza. Y, claro, Isolda publicó su propio libro, Frida íntima (Dipon, 2004), con sus recuerdos infantiles. Sin su permiso, el universo está plagado de objetos que llevan a Frida Kahlo como motivo. Basta con poner su nombre en el buscador de los sitios de compraventa online para que aparezcan souvenires, alpargatas, cuadros, almohadones, agendas, macetas, bolsos, cuadernos, carteras, muñecas, remeras, ojotas, billeteras, cajas de té, libros, láminas, percheros, banderines, posavasos, medias, mates, aritos, papel picado, portacosméticos y repasadores. La lista sigue.
La libertad con la que vivió su vida explica el magnetismo de la artista mexicana.
"Veo en Frida un ícono. Nos interpela a las mujeres y nos enseña lo imponente de la belleza genuina. Estoy segura de que muchos de nuestros seguidores comparten esta visión y otros se acercan porque Frida está de moda", dice Valeria Pérez, creadora de Las Fridas, mates, agendas y remeras. La artista Patricia Aparicio Bravo pinta a mano sus propias versiones de Frida en cuadros, cuadernos hechos a mano y muñecas en su tienda La Bladousse. "Su vida fue una gran obra, cincelada con amores, dolores, alegrías y pérdidas. Me inspiró su intensidad y su falta de resignación", dice.
Frida es un buen argumento de venta, tanto en la artesanía como en la industria comercial. Pero más lo es en el mercado del arte: Autorretrato con mono y loro, de 1942, fue adquirida en 1995 por Eduardo Costantini en 3,1 millones de dólares, y hoy es una de las joyas del Malba. En 2006, se cree que fue Madonna aquel comprador anónimo que pagó todavía más: compró Raíces, de 1936, en cerca de 5,6 millones de dólares. En abril pasado, se subastaron por 137.000 dólares 25 cartas inéditas enviadas a su amante Josep Bartolí, un dibujante y pintor español exiliado en la Gran Manzana.
¿Qué tiene Frida Kahlo que despierta tanto deseo? "No hay una razón única, pero su revalorización coincide con la segunda ola del feminismo y con la centralidad que adquiere el cuerpo como campo expresivo. Ella lo representa todo. Es mujer, y tiene una historia de sufrimiento corporal que también despierta un interés morboso, tanto como su bisexualidad. Es la antítesis de Diego Rivera, con sus pequeñas pinturas, en las antípodas de los grandes murales. Fue comunista. Tuvo amoríos famosos, por ejemplo con Trotsky. Representó la violencia, tanto pintando el asesinato de una mujer como su propio aborto. Fue admirada por los surrealistas", enumera la curadora e investigadora Andrea Giunta. "Lo importante es lo que queda detrás de esta amalgama de historias un poco sensacionalistas. Kahlo investigó anticipadamente la representación del cuerpo desde una perspectiva emancipatoria, compactó tradiciones coloniales y populares con las del arte moderno, y abordó el conflicto entre México y Estados Unidos con iconografías complejas e intransigentes, sugerentes y cargadas de una compleja emocionalidad política", explica.
El peligro, como para todo ídolo estampado en una remera, es cuando se olvidan estas cuestiones: volverse moda y que no se recuerde por qué.
Fuente
http://www.lanacion.com.ar
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