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jueves, 13 de octubre de 2016

'La pintura es una necesidad genética del hombre'

Obra del artista Juan Cárdenas.
                           Foto: Archivo particular
                     Obra del artista Juan Cárdenas.


El artista Juan Cárdenas habló con EL TIEMPO sobre su mirada del arte, a propósito de su muestra.



Foto: Archivo particular
Obra del artista Juan Cárdenas.

El reconocido artista bogotano es una persona silenciosa. Prefiere hablar a través de su obra. Su pintura, parece la voz de un sabio, que a lo largo de sus 77 años ha sido, ante todo, un observador de la realidad humana. Esa que no solo ha construido la belleza, sino que se ha encargado de destruirla también. “Todo esto lo comento en mis cuadros y dibujos; comento cómo se está deshilachando la civilización, pero esta vez no habrá vuelta atrás”, anota el artista.

“Cárdenas cuestiona esa realidad, es decir, la penetra, trastoca y vuelve ambigua”, comenta el crítico y curador Álvaro Medina. Archivo particular
A propósito de su reciente muestra, que finaliza este fin de semana, en el Museo de Artes Visuales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Cárdenas aceptó compartirle a las nuevas generaciones algunas de sus percepciones sobre el arte. Sus respuestas a esta conversación con EL TIEMPO son una especie de clase de arte de un maestro en la técnica pictórica. El artista aprovecha para hablar de perspectiva, espacio y hasta de su faceta de caricaturista, que tanto lo divierte.
El crítico y curador Álvaro Medina anota: “Cárdenas cuestiona esa realidad, es decir, la penetra, trastoca y vuelve ambigua”. ¿Cómo siente que se da su acercamiento a la pintura?
La pintura, siendo el arte de colocar marcas sobre una superficie, es, para el hombre (yo diría) una necesidad genética, tan esencial, tan básica, tan arraigada a su condición humana para comentar sus vivencias, como lo es la necesidad de cantar una canción. La hemos ejercido desde épocas prehistóricas, en las cavernas de Altamira, y no va a desaparecer porque algún Duchamp o algún teórico neoyorquino decidieron que había pasado de moda. Cada generación y cada artista comentarán sus experiencias con su arte a su manera según las entiende. Si uno decide que ha de hacerlo con la pintura, ni la sociedad ni el establecimiento ni el historiador de arte tienen el derecho ni la autoridad moral de impedírselo, menos acudiendo a manipulaciones y técnicas de lavado cerebral masivo como se hace hoy. Al desconocer la importancia de la pintura, el establecimiento intenta emascular el arte y volverlo inocuo e inodoro para no incomodar a los poderosos.
Usted es gran experimentador no solo con la técnica pictórica sino con la perspectiva. ¿Hay una especial fascinación por la perspectiva cuando se enfrenta ante el lienzo blanco?
El mundo que habitamos lo percibimos en tres dimensiones y la perspectiva artística es el método para comentar ese fenómeno. No obstante, el movimiento modernista abstracto argumentó que una ilusión tridimensional era ficticia y por lo tanto el arte debía ser plano y abstracto puesto que el plano si era una realidad. Así lo reiteraron Mark Rothko y Barnett Newman, en carta de 1943 al ‘New York Times’ en la que decían: “abogamos por las formas planas porque destruyen lo ilusorio y revelan la verdad”. Pero una superficie plana magnificada en alto grado resulta ser moléculas y aún átomos flotando en el vacío. La superficie plana es tan ficticia e ilusoria como un paisaje pintado e igual de engañosa. La superficie plana solo existe en la geometría euclidiana y no en la naturaleza, luego esa premisa en que se basó el modernismo abstracto es falsa. Puesto que nuestro mundo es ilusorio, yo uso la perspectiva como herramienta para indagar, escarbar y jugar en la mente humana.

Obra del artista bogotano Juan Cárdenas. Archivo particular
¿Cómo se da en usted ese diálogo entre la perspectiva y el espacio, ese otro elemento que es protagónico en su obra?
El espacio en un cuadro, o en la realidad, puede ser tan expresivo física y psicológicamente como un rostro o cualquier otro elemento pictórico. Cuan limitante y esterilizante sería la imposición de un arte que nos prohibiera tener recurso al mundo que habitamos. Mondrian lo intentó cuando dijo: “El arte, como representación pura de la mente humana, se expresará de una manera estéticamente pura… es decir en forma abstracta”. La perspectiva, igual que el espacio o cualquier otro elemento visual, son tan solo herramientas para manipular libremente el intelecto. Cualquier ideología artística que pretenda impedir o limitar su uso es culturalmente criminal e inaceptable. Claro, siempre habrá artistas y curadores que prefieren seguir las modas y que necesitan ser jalados de las narices para para sentirse realizados.
“Juan Cárdenas ha estado patinando raudo sobre la ola de las diferentes tendencias del realismo, pero sin apegarse a ortodoxias historicistas ni autorías”, anota Medina. ¿Cuál es su percepción de esa realidad que plasma a través de la pintura?
La historia del arte es tan solo un preludio, un abrebocas de lo que la humanidad ha pensado y pensará. Yo veo esa historia del arte con una inmensa admiración y respeto. No soy de los que cree que el arte comenzó con Warhol. En cinco mil años no hemos cambiado mucho genéticamente. Seguimos obsesionados con la guerra, el amor, el sexo, el dinero, la belleza, la falsedad, la pretensión, la soberbia, la religión, la corrupción, la sabiduría y la muerte. Esclavizamos al prójimo, engañamos al semejante, mentimos y robamos igual que hicieron nuestros antepasados. Y de paso destruimos el medio ambiente como hicieron ellos, aunque nosotros lo hacemos en gran escala. Todo esto lo comento en mis cuadros y dibujos, comento como se está deshilachando la civilización, pero esta vez no habrá vuelta atrás.
¿Qué tanto siente que ha bebido de ese primer interés por la caricatura que tuvo en sus inicios, para la posterior creación de los personajes de sus obras?
En general no hay mucha diferencia entre la caricatura y la realidad, mucho depende del punto de vista personal. Mis personajes se trasladan del óleo a la tinta china, o viceversa, con gran facilidad. Goya, Tolouse Lautrec, Daumier, da Vinci, Picasso, entre otros, fueron caricaturistas y en ellos me he inspirado. Me interesa la caricatura como obra de arte porque ella perdura, sigue comentando aun después de que el artista muere. Deja constancia de un momento histórico y, si es buen arte, rehúsa morir. El límite que puede diferenciar a la caricatura de la obra de arte se borra con la calidad y maestría del artista. Además, no hay placer más grande y saludable que irrumpir en estruendosas carcajadas con una buena caricatura a costillas de un majadero, un político un zoquete o un bribón.

Autorretrato de Juan Cárdenas. Archivo particular
¿DÓNDE Y CUÁNDO?
Hasta este fin de semana, en el Museo de Artes Visuales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. (Carrera 4 # 22-61 Teléfono: 242-7030, Bogotá).

Fuente
http://www.eltiempo.com

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