La primera vez que Sorolla viajó a París, tenía 22 años. La capital francesa era entonces el hervidero de la cultura europea, el centro del arte del momento y la madre de todos los conflictos entre el academicismo y un nuevo grupo de artistas que pugnaban por deshacerse de todas las reglas clásicas. Entre esa algarabía pictórica y los primeros indicios de la vida moderna, el joven Joaquín Sorolla descubrió el impresionismo y la pintura al aire libre. Todavía imbuido en el clasicismo académico y profundamente influenciado por la solidez compositiva de los grandes maestros, el artista valenciano se impregnó de nuevas técnicas y conceptos que muy pronto iba a plasmar en su propia obra.
Aunque no cayó en las garras del primer impresionismo francés ni jamás perdió de vista la elegancia y el influjo de Velázquez —su modelo, su maestro—, sí comenzó a sentir una intensa atracción por la luz, el color y la pincelada suelta. Pese al impacto parisino, tampoco abandonó su personal naturalismo. Sin embargo, los nuevos conocimientos le empujan a incluir en su pintura nuevas perspectivas inspiradas en la fotografía y la estampa japonesa.
EL MUSEO SOROLLA PRESENTA LA EXPOSICIÓN TEMPORAL 'SOROLLA EN PARÍS'. UN RECORRIDO POR LA HISTORIA DEL RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL DEL ARTISTA Y SU CONSAGRACIÓN COMO EL GRAN PINTOR DE LAS ÉLITES DE SU TIEMPO.
Los retratos también son para Sorolla una de las mejores tarjetas de presentación de cara a su triunfo parisino. Su fervor reverencial por Velázquez, compartido por los integrantes y seguidores del impresionismo, supuso un plus en su ya reconocida maestría. Igual que su tendencia a reflejar su intimidad familiar en su pintura. Y es que el reconocimiento de los sentimientos de la vida privada y el hogar a través del arte, era otro de los grandes temas de la época. Y Sorolla lo hacía como nadie. Disfrutaba retratando a su familia, aportando al tiempo soluciones estéticas arriesgadas.
El Museo Sorolla (Madrid) presenta la exposición temporal Sorolla en París. Un recorrido por la historia de la consagración internacional del artista como el gran pintor de las élites de su tiempo. Comisariada por Blanca Pons-Sorolla y María López Fernández, es la primera muestra internacional de estas dimensiones que acogerá su Casa Taller. Un mosaico del triunfo del pintor en las altas esferas del arte internacional a través de sus hitos pictóricos con París como escenario principal.
Entre las 66 obras expuestas, 35 pertenecen al museo madrileño. Mientras que las restantes proceden de diversas instituciones y colecciones privadas internacionales como el Museo Ca’Pesaro, Venecia (Italia); Bellas Artes de Bilbao (Bilbao); Colección Bancaja y Diputación de Valencia (Valencia); Museo Carmen Thyssen (Málaga); Museo de Pau (Francia); Hispanic Society de Nueva York (EE.UU); Museo de Filadelfia (EE.UU); Museo de Bellas Artes de Cuba (Cuba).
Sorolla en París es una oportunidad única de contemplar de manera conjuntas bellezas como Cosiendo la velay Triste herencia (ambas premiadas en la Exposición Universal de París de 1900). Y rara avis como Elena entre rosas o Clotilde paseando en los jardines de La Granja, procedentes del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
En aquella época también visitó Roma, donde se empapó de arte clásico y renancentista. Pero el influjo de París fue determinante. Tanto que desde aquel primer viaje, sus estancias en la capital gala se sucedían cada año. Y además de centrar su pintura en la experimentación de la luz y el color, comenzó a presentar su obra en los más importantes certámenes: Viena, Munich, Berlín, Venecia y, por supuesto, París. Los grandes formatos y su personal (y única) manera de representar los paisajes mediterráneos le valieron sus primeros reconocimientos internacionales y una lluvia de premios hasta entonces inéditos para un pintor español de comienzos del siglo XX.
En junio de 1906, Joaquín Sorollainauguraba con enorme éxito su primera exposición individual en la galería Georges Petit, la más prestigiosas de París. En 1907, tres muestras monográficas recorrían Berlín, Düsseldorf y Colonia, y Sorolla se presentaba en las Grafton Galleries de Londres en 1908. Un año más tarde, en 1909, conquistaba Nueva York.
En junio de 1906, Joaquín Sorollainauguraba con enorme éxito su primera exposición individual en la galería Georges Petit, la más prestigiosas de París. En 1907, tres muestras monográficas recorrían Berlín, Düsseldorf y Colonia, y Sorolla se presentaba en las Grafton Galleries de Londres en 1908. Un año más tarde, en 1909, conquistaba Nueva York.
Los retratos también son para Sorolla una de las mejores tarjetas de presentación de cara a su triunfo parisino. Su fervor reverencial por Velázquez, compartido por los integrantes y seguidores del impresionismo, supuso un plus en su ya reconocida maestría. Igual que su tendencia a reflejar su intimidad familiar en su pintura. Y es que el reconocimiento de los sentimientos de la vida privada y el hogar a través del arte, era otro de los grandes temas de la época. Y Sorolla lo hacía como nadie. Disfrutaba retratando a su familia, aportando al tiempo soluciones estéticas arriesgadas.
El Museo Sorolla (Madrid) presenta la exposición temporal Sorolla en París. Un recorrido por la historia de la consagración internacional del artista como el gran pintor de las élites de su tiempo. Comisariada por Blanca Pons-Sorolla y María López Fernández, es la primera muestra internacional de estas dimensiones que acogerá su Casa Taller. Un mosaico del triunfo del pintor en las altas esferas del arte internacional a través de sus hitos pictóricos con París como escenario principal.
Entre las 66 obras expuestas, 35 pertenecen al museo madrileño. Mientras que las restantes proceden de diversas instituciones y colecciones privadas internacionales como el Museo Ca’Pesaro, Venecia (Italia); Bellas Artes de Bilbao (Bilbao); Colección Bancaja y Diputación de Valencia (Valencia); Museo Carmen Thyssen (Málaga); Museo de Pau (Francia); Hispanic Society de Nueva York (EE.UU); Museo de Filadelfia (EE.UU); Museo de Bellas Artes de Cuba (Cuba).
Sorolla en París es una oportunidad única de contemplar de manera conjuntas bellezas como Cosiendo la velay Triste herencia (ambas premiadas en la Exposición Universal de París de 1900). Y rara avis como Elena entre rosas o Clotilde paseando en los jardines de La Granja, procedentes del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
Fuente
Sorolla en París. Fechas. del 23 de noviembre 2016 al 19 de marzo 2017.
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