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martes, 27 de diciembre de 2016

El pintor alemán que huía del fascismo


Imagen de la calle que lleva el nombre de Faber ubicada en el barrio de ses Figueres de Vila. Foto: DANI ESPINOSA

26-12-2016

Pintor, ilustrador y diseñador gráfico, Will Faber nació en Alemania en 1901 y fue un artista autodidacta. Empezó a trabajar como herrero pero muy pronto mostró interés por el arte, lo que llevó a Munich a aprender la técnica del grabado en madera.


Fotografía del pintor Will Faber. Foto: EEIF

26-12-2016


En 1926 se trasladó a Berlín donde se casó con Emma Kaiser con quien decidió abandonar Alemania en los años 30, en pleno auge fascista ahogados por la atmósfera políticamente asfixiante que se vivía en su país natal.
La pareja se instaló en Barcelona en 1932, ciudad en la que Faber trabajó durante los primeros años como diseñador gráfico e ilustrador en los que llegó a hacer un cartel anunciador del licor anís del Mono que nunca se llegó a editar.

Imagen de la calle dedicada a Faber. Foto: D. ESPINOSA

26-12-2016


Faber escogió Ibiza en el verano de 1934 para pasar sus vacaciones y, nada más llegar, se sintió fascinado por los paisajes de la isla. El artista se quedó finalmente dos años, durante los que coincidió con otros prestigiosos artistas como Raoul Hausmann y Erwin Broner, junto los que colaboró en la realización de diferentes actividades culturales y artísticas.

Foto: D. E.

26-12-2016


Una vez iniciada la Guerra Civil, Faber volvió a Alemania donde permaneció hasta 1939, año en que regresó primero a Barcelona y luego a Ibiza, donde se quedó a vivir ya de una forma continuada. Su presencia en la isla se hizo notar a través de sus obras, que estuvieron expuestas en varias galerías de arte ibicencas, en el Museu d’Art Contemporani o la Sala Cultural de Sa Nostra de manera continuada, desde los años 60 hasta los 80, poco antes de su muerte en Barcelona en 1987.
Precisamente de esos últimos veinte años de vida del artista data su relación con el escritor y premio Nobel Camilo José Cela, con quien Faber mantuvo una buena amistad durante años. Ambos se conocieron en 1960 cuando el alemán ganó un premio de pintura organizado por la galería El Corsario y que presidía el propio Cela. El escritor gallego visitó varias veces la isla durante las cuales compartió con Faber largas comidas y tertulias en varios restaurantes y cafeterías de Vila.
El reconocimiento a la tarea de Will Faber como artista llegó en forma de numerosos premios, homenajes y exposiciones antológicas, como la Medalla de Oro de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts.
Actualmente, su obra puede encontrarse en diferentes colecciones como las del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, el Museu d’Art Modern de Barcelona o el MACE de Ibiza, entre otros.
Calle de Will Faber
Ibiza, refugio de intelectuales europeos del siglo XX
Durante el siglo pasado, Ibiza fue el paraíso donde se refugiaron prestigiosos intelectuales antifascistas como Will Faber que llegaron atraídos por la belleza atávica de la isla y su arquitectura rural.
En los años 30, el artista dadaísta Raoul Hausmann fue uno de los primeros intelectuales que llegaron a Ibiza huyendo del régimen de Hitler.
Hausmann encontró en Ibiza su Arcadia particular y captó con su objetivo retratos de la vida cotidiana de la isla en algún bar de Sant Josep. Lo mismo le ocurrió al filósofo alemán Walter Benjamin, que vivió en una casa en sa Punta des Molí, en Sant Antoni, más conocida como Can Frasquito, el apodo de su propietario, con el cual iba con frecuencia a pescar en barca y mantuvo una buena relación.
En esa época llegaron también a la isla los arquitectos Erwin Broner y Josep Lluís Sert y ambos quisieron dejar su huella en la isla. El alemán con decenas de casa y su emblemática vivienda de sa Penya y Sert con numerosas construcciones, como la del hotel inacabado de la cala d'en Serra.
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