Fran Recacha es un pintor nacido en Badalona, Barcelona, en 1976. De familia humilde, llegó a Cataluña desde Andalucía con la gran oleada migratoria de los años 60/70, en busca de unas mejores condiciones de vida y un futuro más esperanzador, algo que conseguirían a base de trabajo y sacrificio, adaptándose a sus nuevos lugares de residencia. Tanto Fran como su hermano son Catalanes de 2ª generación, bilingües y alumnos de las primeras escuelas públicas que se hicieron en Cataluña, también fruto de las reivindicaciones de sus padres y compañeros de generación. Desde pequeño ha estado pegado a los lápices, y en casa siempre ha tenido un entorno apropiado… en sus recuerdos se encuentran las ocasiones que pintaban las paredes de su casa con su hermano y el consentimiento de sus padres.
“Recuerdo tres libros de pintura en mi casa -cuenta el propio Fran- uno de Picasso, otro de Velázquez y otro de Dalí. Siempre tuve claro que quería encaminarme haca algo relacionado con el dibujo, así que en cuanto acabé la EGB y la ESO, me matriculé en el colegio de artes y oficios de Badalona, el IES Pau Gargallo en donde coincidí con bastantes buenos profesores y en donde empecé a tomar verdaderamente conciencia de lo que era la dedicación a la actividad artística y creativa. Allí tuve muchas horas de dibujo natural, así como mi primer contacto con la pintura, la escultura y el grabado. También me enseñaron a observar y analizar una obra de arte, a visitar exposiciones y a conocer los materiales y como usarlos correctamente. Luego entré en Bellas Artes, en la Universidad de Barcelona, y para ser sincero allí no aprendí nada que no supiera ya. Aquello fué para mi como un gran taller, donde desarrollar lo que ya había aprendido en artes y oficios.” (Fran Recacha)
Los óleos de Fran Recacha suponen una mirada al pasado y al presente, ya que sus lienzos reinterpretan obras clásicas de temática mitológica, adaptándolas a la época actual. Del mismo modo que los neoclásicos utilizaban los mitos para aleccionar al público en las enseñanzas morales, el artista transmite su particular percepción de la realidad, dotando a su obra de “el doble sentido o el simbolismo que representa algo onírico”. Pero su temática también se desliza por otros caminos como el mismo explica: “Esto va según los estados de ánimo y las cosas que te interesan en cada momento… generalmente me gusta adaptar los temas clásicos de la pintura, como los mitológicos. Pero también me gusta hacer interpretaciones más o menos libres de temas y personajes literarios. También tengo mis propios personajes, pero muchas veces se me ocurren cosas a través de ver las noticias en la TV o leer alguna cosa en un diario. También he descubierto que los viajes largos en coche son buenos momentos para la imaginación y de allí he sacado buenas ideas.”
La obra de Fran Recacha está realizada principalmente en óleo, aunque también trabaja los acrílicos, pero sin duda es el lápiz y el papel su compañero más inseparable y el precursor de todo su arte. Sus iconografías mitológicas son su sello de identidad, pero que duda cabe de que toda su obra está impregnada de la cultura pop y contemporánea de la época que le ha tocado vivir. Fran ha realizado numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas, una de las cuales, la más reciente y que tuve la suerte de visitar, es la expuesta en la Berger Gallerie en Barcelona junto a dos grandes artistas, el también pintor DeÁngel (que ya ha pasado por el blog en esta y esta ocasión) y el escultor José Manuel Belmonte. También en Internet podemos acercarnos más a la obra y al artista, no solo en su web donde además de su trabajo gráfico encontraremos textos y entrevistas (una de las cuales nos ha servido para este post), sino también en Béhance o en su página de Facebook. En la faceta editorial cuenta con dos libros, Mythological y Oh, Wonderland!, que se pueden ver en el enlace a pantalla completa antes de comprarlos y que son una maravilla.
“Arte es una razón de ser, una manera de comunicarse, de expresar ideas, de hacerlas visibles. Pero por supuesto bajo una serie de condicionantes estéticos y formales… Pienso que NO “todo vale”. Desde que Duchamp hiciese sus “ready mades” (el urinario, el botellero…) a principios del siglo pasado, el arte ha ido degenerando hacia la más triste de las decadencias. Ya han pasado muchas décadas desde que enlatara la mierda de artista. Es especialmente grotesco ver como mucha gente se ha tirado de cabeza a la creación plástica bajo la bandera del informalismo y las tendencias post-modernas del mal llamado “arte contemporáneo” y además han recibido, y reciben el apoyo de especialistas e instituciones. Es indignante ver como existen “artistas” que reciben premios por torturar hasta la muerte animales, y preocupante que existan entendidos que lo justifiquen y sobre todo que lo consideren un trabajo de mérito. Hoy existen muchas galerías, fundaciones y museos de arte contemporáneo que hay que llenar de lo que sea con tal de llevarse alguna subvención… Y diría que todo lo que ponga en duda ese negocio hay que ignorarlo y justificarlo.”
“Pienso que estamos en un momento en que para evolucionar, de nuevo hay que mirar atrás. Tenemos que volver a aprender de los grandes maestros, a recibir todo su conocimiento y adaptarlo a nuestro tiempo. Solo de esa manera se puede volver a un arte honesto, interesante y válido por su propia calidad. Como oí decir a una buena artista, una obra de arte no puede ser como un estucado de la pared… Una obra de arte es una ventana abierta a la imaginación, a aquello que nunca pensaste que existiera, o a lo que imaginaste, pero no sabías como expresarlo… Una obra de arte es aquella que no necesita ningún tipo de justificación, que su presencia impacta y te deja sin palabras, que necesita de un tiempo para digerir y analizar, que te conmueve y te inspira, que te sorprende y te sacuda el alma.” (Fran Recacha)
Fran Recacha
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