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domingo, 3 de julio de 2016

Jusepe Leonardo


Este trabajo recopilatorio está dedicado a Jusepe Leonardo, fue un pintor barroco de Calatayud, que tuvo una vida tortuosa, especialmente los últimos años de su vida. Estuvo influido por Velázquez y entre otros maestros, se le considera discípulo de Vicente Carducho. No es demasiado conocido, pero su pequeña obra catalogada es de mérito. Hay pocas imágenes en la red, aún así pienso que es merecedor de tenerlo representado en nuestra galería de arte.

Jusepe Leonardo nació en Calatayud (Zaragoza), en 1601, en el seno de una familia de judíos conversos. Apenas cumplidos los quince años se trasladó a Madrid y allí emprendió su formación artística como pintor, primero en el taller de Pedro de las Cuevas y, posteriormente, junto al renombrado pintor Eugenio Cajés, originario como él del reino de Aragón. Su destreza en el dibujo y su delicadeza en el uso del color le proporcionaron muy pronto fama y prestigio profesional, por lo que llegó a ser pintor de su majestad Felipe IV.

Se trasladó a Madrid donde fue alumno de Eugenio Cajés y de Pedro de las Cuevas. Comenzó a ser conocido gracias a sus pinturas de batallas. Trabajó para la Corte y en 1635 ejecutó obras para el Palacio del Buen Retiro que le dieron gran celebridad. Junto a Félix Castelo trabajó en la decoración del Real Alcázar de Madrid: con Castelo pintó las bóvedas de la sacristía y la capilla. Hacia 1648 su brillante carrera se vio truncada. Incapaz de terminar el relicario de esta capilla, fue sustituido por otro pintor. Aparentemente cayó víctima del alcoholismo y la locura y murió en Zaragoza en 1652. Corrió el rumor de que había sido envenenado por sus enemigos.

Jusepe Leonardo perteneció a la escuela madrileña del siglo XVII y fue contemporáneo de Velázquez, Jusepe o José Leonardo destacó por su capacidad para el dibujo y por la frescura y suavidad de su colorido, que alcanzó cotas de gran refinamiento. De acuerdo con el biógrafo Antonio Palomino, fue un pintor «agudo y estudioso», que supo aprovechar las lecciones de sus maestros —Cuevas y Cajés— y las de otros grandes artistas como Anton Van Dyck, Vicente Carducho y, muy especialmente, Diego Velázquez.

Jusepe se inspiró en Velázquez, para representar la luminosidad, los efectos atmosféricos en los fondos y algunos tipos humanos, tal y como se aprecia en sus cuadros de batallas para el Salón de Reinos. A pesar de su escasez, las obras de Leonardo pueden contemplarse en la Iglesia de Santiago Apóstol de Cebreros (Ávila), en Catedral de la Magdalena de Getafe (Madrid) y en algunos grandes museos de España, Canadá y Estados Unidos. 


Jusepe Leonardo (Calatayud, 1601- Zaragoza, 1652) fue un pintor barroco español. Su nombre completo fue Jusepe Leonardo Chavaciel y Solimón; "Leonardo" es el sobrenombre con el que se conocía en Calatayud a la familia Chavaciel, de ascendencia judía. Este destacadísimo pintor aragonés desarrolló toda su actividad artística en el ámbito de la Corte y en otros lugares de Castilla. 


Obra pictórica

El historiador Enrique Lafuente Ferrari destacaba entre sus obras la Toma de Acqui por el Duque de Feria (hoy en el Museo del Prado), donde se aprecia el gusto de Leonardo por las composiciones movidas y los paisajes amplios. También, según Lafuente Ferrari, son obras notables el Nacimiento de la Virgen (Museo del Prado) y las pinturas de la Catedral de la Magdalena de Getafe (Madrid).

Otras obras importantes son el Martirio de San Lorenzo (c. 1640, Colección de Miguel Granados) o la Cabeza de hombre del Museo de Bellas Artes de Budapest.

En 1612, Jusepe Leonardo abandonó su ciudad natal y se trasladó a Madrid, entrando en 1616 en el taller del pintor Pedro de las Cuevas. Después, fue discípulo de Eugenio Cajés, con quien completó su formación como pintor. 

En 1620 abrió su propio taller, y en 1621 contrajo matrimonio con María de Cuéllar, viuda, de la que no tuvo descendencia. Entre sus primeros encargos figuraron dos versiones de la "Anunciación", una para Casarrubios del Monte (Toledo), influida por Cajés, y otra para Silos. En 1629 están fechados los cuatros del retablo de Cebreros (Ávila). 

En los años de 1630 alcanza Leonardo su plenitud artística: denota su estilo un claro influjo de Velázquez y se va destacando por la gran seguridad en el dibujo, un cromatismo muy cálido y fresco y, ante todo, por su exquisita sensibilidad. 

En esta época será requerido para pintar, junto a los pintores más destacados de la Corte, en el palacio madrileño del Buen Retiro. Para su gran salón realizará sus obras más destacadas, dos grandes lienzos representando "La Rendición de Juliers" y "La toma de Brisach", que hoy se admiran en el Museo del Prado: en ellos demuestra un gran dominio de la composición y de la perspectiva aérea. En 1637 pinta la "Visita del Real Sitio del Buen Retiro". En 1641, en unión de Félix Castelo, pinta en la Capilla del Real Alcázar de Madrid, pinturas perdidas en el incendio de 1734. 

La vida artística de Jusepe Leonardo concluyó hacia 1644 ó 1645, en plena juventud, pues perdió el juicio y fue trasladado al Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza donde debió de morir a causa de la epidemia de peste que asoló la ciudad en 1652. 

Espero con esta pequeña recopilación de información e imágenes contribuir en la divulgación de un artista como Jusepe Leonardo, sin duda fue un gran pintor que vio su carrera truncada por una terrible enfermedad como la locura y murio infectado por la peste en el más terrible de los olvidos. Espero que si siga investigando su obra para poder catalogar más obras, que posiblemente andan olvidadas y descuidadas en colecciones particulares, instituciones o iglesias.






Algunas obras


Jusepe Leonardo en el Museo del Prado

Jusepe Leonardo (Calatayud, Zaragoza, 1601-Zaragoza, 1652). Pintor español. Fue discípulo de Pedro de las Cuevas, viviendo en su casa entre 1616 y 1621, lo que demuestra lo temprano de su llegada a la corte. Además, el tratadista Jusepe Martínez nos informa de su aprendizaje junto al pintor Eugenio Cajés. En 1635 y junto a otros importantes artistas, como Velázquez, Zurbarán, Vicente Carducho y Pereda, participó en la decoración del palacio del Buen Retiro. A Leonardo se le encargaron dos de los cuadros de batallas destinados al llamado Salón de Reinos de dicho palacio, lo que demuestra la estimación de que gozaba en los medios cortesanos. Además colaboró en la serie de los reyes godos con la realización de El rey godo Alarico. A pesar de esta temprana vinculación con la corte, no conseguiría ser pintor del rey, denegándosele su petición a la plaza en 1638. Siguió trabajando en Madrid hasta 1648, en que se le manifestó una enfermedad mental, que le llevaría al internamiento en el Hospital de Zaragoza, donde permanecería hasta su muerte. En sus obras desarrolló un estilo muy personal, de exquisito colorista, dotado de sensibilidad y distinción verdaderamente singulares. Es un pintor de escasa producción conocida, siendo sus lienzos más característicos los que se encuentran en el Prado. Además de los ya referidos, es necesario destacar San Sebastián, que, procedente del palacio de La Granja, constituye un bello desnudo construido a base de finísimas capas de color. Por su parte, El nacimiento de la Virgen fue adquirido en 1864, mientras la Degollación de san Juan Bautista procede del Museo de la Trinidad.

Obras

    - San Sebastián, óleo sobre lienzo, 192 x 58 cm, h. 1634-1640 [P67].
    - La rendición de Juliers, óleo sobre lienzo, 307 x 381 cm, 1635 [P858].
    - Toma de Brisach, óleo sobre lienzo, 304 x 360 cm, 1635 [P859].
    - El nacimiento de la Virgen, óleo sobre lienzo, 180 x 122, h. 1642 [P860].
    - Degollación de san Juan Bautista, óleo sobre lienzo, 110,5 x 100,5 cm, h.1635-1639 [P2229].
    - El rey godo Alarico, óleo sobre lienzo, 205 x 118 cm, h. 1635, firmado (en dep. en el Museo del Ejército, Madrid) [P3391].
    - San Isidro Labrador, aguada sepia rojiza y preparado a lápiz negro sobre papel, 220 x 150 mm [D147].
    - San Isidro Labrador, aguada gris, lápiz y tinta sobre papel, 110 x 92 mm [D6251].
    - La rendición de Juliers, aguada sepia, preparado a lápiz negro y tinta a pluma sobre papel, 260 x 309 mm, posterior a 1634 [D3891].



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San Sebastián. Hacia 1637. Óleo sobre lienzo, 192 x 58 cm. Museo del Prado. Madrid. Obra de Jusepe Leonardo. A diferencia de lo que era habitual en las representaciones de este episodio, el santo todavía no ha sido atado al árbol. Dos sayones lo preparan para el martirio, y la luz divina que cae sobre él permite al artista centrarse en la representación de la expresión de su rostro y en el modelado de su cuerpo.



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El nacimiento de la Virgen. Lienzo. 180 x 122 cm. Museo del Prado. Madrid. Obra de Jusepe Leonardo. El sentido espacial del artsita aproxima la pintura de Leonardo a la obra de Velázquez.



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La rendición de Juliers. 1635. Lienzo, 307 x 381 cm. Museo del Prado. Madrid. Obra de Jusepe Leonardo. Esta obra decoró el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro.

La rendición de la ciudad renana de Juliers (o Jülich), ocupada desde 1610 por las tropas francesas de Mauricio de Nassau, ante el ejército mandado por el general don Ambrosio de Spínola, marqués de los Balbases y futuro triunfador unos años más tarde en Breda, fue uno de los hechos más sobresalientes de los comienzos de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Tuvo lugar tras la reanudación de las hostilidades con los rebeldes holandeses después de una tregua que había durado desde 1609 a 1621. La ciudad, cabeza del ducado renano de su nombre, tenía, al margen de su significación política, una gran importancia estratégica debida a su situación, que la convertía en llave de las comunicaciones entre los holandeses y sus aliados alemanes. El sitio, que duró siete meses, terminó el tres de febrero de 1622 con la rendición de la plaza. Aunque se estipuló, según relató Gonzalo de Céspedes, que el governador Frederico Pithan, sus oficiales y soldados saliessen libres con vanderas, caxas y cuerdas encendidas, balas en boca, hijos, mujeres, armas [y] bagajes, la salida de las tropas holandesas (2.500 soldados de a pie y una compañía de caballería) se produjo sin los honores de banderas desplegadas, mechas encendidas y balas en boca. Leonardo representó el acto de la rendición siguiendo el esquema tradicional, muy alejado del utilizado por Velázquez en La rendición de Breda, mostrando un claro acto de sumisión. En el primer plano, el general Spínola, a caballo, recibe las llaves de la ciudad de manos del gobernador holandés, que se arrodilla ante él. El triunfador aparece acompañado, también a caballo, por don Diego Felipe Mexía de Guzmán, que se convertiría en 1627 en marqués de Leganés y yerno del propio Spinola. Don Diego había desempeñado un papel secundario en las operaciones, pero fue figurado en el lienzo debido a su proximidad familiar con el conde-duque de Olivares y a que el otro protagonista del sitio, el conde valón Enrique de Bergh, se había pasado en 1627 a las filas protestantes, por lo que no podía ya ser representado ni en esta escena ni en la de Breda, en cuyo asedio participó también. Ante Spínola y Leganés asiste a la escena un general español, a pie, acompañado por un escudero que mira hacia el espectador señalando hacia el acto de la rendición, en el que Pytham está asimismo acompañado por varios oficios holandeses. Al fondo se representa la ciudad, con la salida de las tropas protestantes. La composición, basada en una diagonal, está firmemente trabada, y, aunque sigue el esquema de la mayor parte de los cuadros de batallas del Salón de Reinos, muestra una integración mucho más lograda entre el fondo y el primer plano que los cuadros de Carducho, Cajés o Castelo. Por otra parte, está claro que Jusepe Leonardo tuvo que valerse para los retratos de otras representaciones anteriores realizadas por otros artistas. Para el de Spínola que había muerto años antes, el 25 de septiembre de 1630, contaba con abundantes modelos, especialmente de Rubens y Van Dyck; para el del marqués de Leganés, que partió de Madrid el 2 de abril de 1634, cuando el cuadro estaba ya encargado, pero al que es difícil que pudiera haber retratado del natural, parece haber utilizado la efigie plasmada por Van Dyck en un cuadro hoy conservado en la Colección Fundación BSCH, que fue grabado por Paulus Pontius y del que existen varias réplicas. En el Museo del Prado se conserva, procedente del legado Fernández Durán, un dibujo preparatorio (D3891) para este lienzo, que muestra algunas diferencias (la posición del caballo, más rígida en el dibujo, una mayor simplicidad en el grupo de acompañantes del gobernador holandés y el tratamiento del grupo de la izquierda, en el que aparece sólo un soldado español en vez del general y su servidor). Este dibujo lleva la inscripción Joseph Leonardo en el Retiro, que ha sido interpretado alguna vez como firma y, a la vez, como un indicio de que el cuadro habría sido pintado en el Buen Retiro. En realidad, como ha observado Pérez Sánchez, la letra parece ser la del pintor y coleccionista Francisco Solís, por lo que la alusión al Retiro debe interpretarse como una anotación de que la composición correspondía al lienzo del Salón de Reinos (Texto extractado de Álvarez Lopera, J. en: El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Museo Nacional del Prado, 2005, pp. 130-131).



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El socorro de Brisach o Toma de Brisach. 1635. Óleo sobre lienzo, 304 x 360 cm. Museo del Prado. Madrid,. Obra de Jusepe Leonardo. Esta obra decoró el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro.

El lienzo representa la liberación de la ciudad de Brisach, el 16 de octubre de 1633, del sitio a que estaba sometida por el rhingrave protestante Otto Luis. Con esta acción culminó la campaña del duque de Feria de 1633, destinada básicamente, a mantener libres las comunicaciones entre el Milanesado, Alemania y los Países Bajos, en las que Brisach tenía un papel estratégico fundamental. Con todo, fue, como otros éxitos conmemorados en el Salón de Reinos, una victoria efímera: Brisach se perdería cinco años más tarde, el 17 de diciembre de 1638. En el lienzo aparece en primer plano el duque de Feria, don Gómez Suárez de Figueroa, quien, como en los cuadros en los que representó Carducho, está armado con loriga, luce la banda roja de general y lleva el bastón de mano en la derecha. Visto de espaldas, está montando a caballo en posición de corveta (con el anillo levantado sobre sus cuartos traseros) y vuelve la cabeza para atender a lo que le dicen un joven oficial que aparece de pie, a la izquierda, señalando hacia el campo de batalla, y un alabardero que se acerca al caballo. Junto a él, un grupo de caballeros con armadura. En segundo término caminan a pie los arcabuceros, precedidos, más allá, por los alabarderos, que custodian las banderas y los carros de municiones. Entre ellos y la ciudad, un fortín incendiado, y, al fondo, Brisach, en la que penetran las tropas españolas. Aunque el esquema compositivo es el mismo que el de los cuadros de Carducho, en este se hacen patentes las enseñanzas de Velázquez. Las lanzas del primer término traen a la mente las de La rendición de Breda (P1172) y se considera generalmente que la pose del duque de Feria está tomada directamente del retrato del Conde duque de Olivares, a caballo, del sevillano (P1181), aunque la fecha de éste no está claramente establecida y se pueden aducir precedentes que podrían hacer pensar en una fuente común. En cualquier caso, los avances de Leonardo hacia el naturalismo y su absorción de las lecciones velazqueñas quedan firmemente establecidos en la figura del joven oficial del primer plano (Texto extractado de Álvarez Lopera, J. en: El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Museo Nacional del Prado, 2005, p. 140).



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Degollación de San Juan Bautista, c. 1637. Óleo sobre lienzo, 104 x 143 cm. Museo del Prado. Madrid. Obra de Jusepe Leonardo.

San Juan Bautista fue degollado por expreso de deseo de Salomé, quien satisfacía así la venganza de Herodías, su madre. La bella Salomé bailó ante Herodes el Tretarca y tanto agradó al rey que éste prometió, bajo juramento, darle cuanto pidiese; la petición fue la cabeza del Bautista. San Juan fue sacado de la cárcel y degollado, momento que recoge la obra de Leonardo. La composición se divide en tres planos para otorgar efecto de profundidad: un primer plano con el verdugo y el santo -asumiendo éste su destino- ; un segundo plano con la figura de un anciano cautivo que parece seguir la misma suerte que el Bautista; y un tercer plano con dos figuras, identificada la femenina con Herodías portando un recipiente. Un fondo arquitectónico cierra la composición, sirviendo para recortar las figuras. La iluminación es potente, incidiendo sobre los dos protagonistas para modelar sus figuras, adecuadamente dibujadas. El colorido empleado y el efecto atmosférico que Leonardo intenta crear sugieren que la influencia de Velázquez está presente en esta escena, aunque quizá haya pecado de otorgar cierta teatralidad al conjunto. La fluidez en la pincelada y la elegancia de sus personajes le aproximan a Van Dyck, siendo Leonardo uno de los pintores más "modernos" de su tiempo, malogrado desgraciadamente por la locura, teniendo que ser internado en el Hospital de Zaragoza hacia 1648, falleciendo 8 años después.



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El rey godo Alarico, h. 1635, óleo sobre lienzo, 205 x 118 cm. Museo del Prado (en dep. en el Museo del Ejército, Madrid). Obra de Jusepe Leonardo.



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San Isidro Labrador. Primera mitad del siglo XVII, aguada sepia rojiza y preparado a lápiz negro sobre papel, 220 x 150 mm. Museo del Prado. Madrid. Obra de Jusepe Leonardo.

   

Otras obras


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San Mateo, c. 1630. Lienzo, 94.6 x 65.1 cm. San Mateo es representado escribiendo su Evangelio con un ángel por su lado que sostiene una canilla y una escribanía - una alusión barruntar la inspiración. En la verdadera vida, él era un colector fiscal para el gobierno romano en Cafarnaum, una ciudad sobre el Mar de Galilee. Jesús lo pidió ser uno de Sus amigos íntimos y Apóstoles. No saben de nada él después de la muerte de Jesús, pero él contestó el mando(la orden) de Jesús "de enseñar todas las naciones" por escribiendo su cuenta de la vida de Jesús.


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San Juan el Evangelista, c. 1630. Lienzo, 94.6 x 65.1 cm. San Juan el Evangelista es representado escribiendo con el águila, el símbolo de visión de futuro o visión, en su lado. En la verdadera vida él era un pescador Galilian, uno de los doce Apóstoles, y el amigo más cercano de Jesús. John hizo el misionero trabaja en Jerusalén y Samaria. Más tarde en la vida él fue exiliado a la isla de Patmos. Tradicionalmente él murió en Efeso. San Juan es acreditado como el autor de tres cartas a iglesias y el libro de Revelaciones, así como su Evangelio


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San Lucas, c. 1630. Lienzo, 94.6 x 65.1 cm. San Lucas es representado escribiendo, su símbolo, el buey alado, está en su lado. En la verdadera vida él era un médico griego, y un amigo de San Pablo. Él escribió tanto su Evangelio como los Actos de los Apóstoles. Él acompañó a San Pablo sobre dos de sus viajes de Misionero así como a Roma. San Luke es el santo de patrón de doctores, y también de pintores.


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San Marcos, c. 1630. Lienzo, 94.6 x 65.1 cm. La santa Señal indica un libro abierto que descansa sobre el jefe del león alado que lo identifica, y que se hizo el símbolo de Venecia, la ciudad de cual San Marcos es el santo de patrón. En la verdadera vida él era un primo de San Barnabas y un amigo de San Pablo. Él viajó al Asia Menor (Turquía), Chipre y Roma con estos dos hombres, sobre el trabajo de misionero (los Actos de los Apóstoles). Su Evangelio probablemente fue escrito en Roma. Que es reputado para ser su cuerpo es enterrado en la Catedral de la Santa Señal, Venecia.


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El Palacio del Buen Retiro. Atribuido a Jusepe Leonardo. Aspecto del desaparecido Palacio del Buen Retiro en 1637, edificio mandado construir por el Conde Duque de Olivares como lugar de recreo para el rey Felipe IV. El Palacio está ubicado en el extremo oriental de Madrid, el palacio del Buen Retiro tuvo su origen en la ampliación de un pequeño aposento real unido al monasterio de San Jerónimo (Cuarto Real). En un breve espacio de tiempo (1633-1640), el complejo palacial se fue conformando mediante la sucesiva adición de espacios de nueva construcción: cuartos reales, dos plazas abiertas para la celebración de justas y corridas de toros -la Plaza Principal y la Plaza Grande-, el Salón de Reinos, el Patio del Emperador, el Patio de los Oficios, el Casón -destinado a sala de bailes- y el Coliseo, dedicado a la representación de comedias y tramoyas.

Uno de los aspectos más destacados de la residencia -que tan sólo era ocupada unas semanas al año- lo constituían el parque y los jardines. Sobresalía por su belleza el Jardín de la Reina, adornado con la estatua ecuestre de Felipe IV (ahora en la Plaza de Oriente), así como el Estanque Grande, ideado para pasear en barca y escenificar espectáculos acuáticos. La Guerra de la Independencia destruyó el conjunto, salvo el Casón y el ala norte de la Plaza Principal, hoy muy reformada y dedicada a Museo del Ejército. Los jardines sirvieron de precedente al actual parque del Retiro, aunque no pervive prácticamente nada de su trazado primitivo. Conservamos tan solo alguna vista exterior del palacio y, desgraciadamente, ninguna panorámica interior.



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La serpiente de metal. Jusepe Leonardo. 1630- 1640. Óleo sobre lienzo, 132 × 203 cm. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.

La serpiente de metal (también La serpiente de cobre, o La serpiente de bronce) es un cuadro del pintor Jusepe Leonardo, realizado entre los años 1630 y 1640, que se encuentra en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

El pintor aragonés narra el episodio bíblico descrito en el libro de Números.1 En una de las recurrentes protestas de los israelitas contra Dios y Moisés, se les castiga con el envío de serpientes venenosas que causan la muerte de muchos por su mordedura. Arrepentidos, suplican a Moisés que les ayude. Dios ordena a Moisés que haga una escultura de metal (cobre o bronce según la versión) y que los mordidos fijen su vista en ella. Los que lo hacen se curan de la picadura. Moisés, con una túnica roja, indica con su vara la acción salvadora ofrecida a los heridos.

El tema, muy difundido desde la Edad Media en el arte, fue interpretada por teólogos y artistas como la prefiguración de Jesucristo expuesto en la cruz a quién había que mirar como salvador.

Leonardo exhibe en esta obra su dominio del escorzo, con la representación de algunos cuerpos retorcidos de los heridos por los reptiles.

Tintoretto pintó un fresco para la Escuela de San Roque con un tema similar titulado El milagro de la serpiente de bronce.



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Saint John the Baptist in the Wilderness, circa 1635. Painting, Oil on canvas, 195.58 x 118.74 cm. Purchased with funds provided by the William Randolph Hearst Foundation. Los Angeles. USA. Obra de Jusepe Leonardo


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St. John the Baptist, c. 1635-1640 oil on canvas, 152.4 x 112 cm. National Gallery of Canada. Obra de Jusepe Leonardo


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David Before Saul. Obra de Jusepe Leonardo


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La Magdalena despojándose de sus joyas, de Jusepe Leonardo. En el retablo mayor de la Catedral de la Magdalena de Getafe aparecen dos de sus cuadros. Uno de ellos es 'La Magdalena despojándose de sus joyas', obra de 1639. Tal como señala Odile Delenda del Instituto Wildenstein de París, en su estudio "La Magdalena en el arte. Un argumento de la Contrarreforma en la pintura española y Mejicana del siglo XVII", el gesto de despojarse de las joyas acompaña convencionalmente al motivo de la conversión de la Magdalena... Más info



Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado este trabajo dedicado al pintor maño del Siglo XVII Jusepe Leonardo, sin duda fue un gran pintor que vio su carrera truncada por una terrible enfermedad como la locura y murio infectado por una epidemiala de peste, en el más terrible de los olvidos.


Este trabajo me lo ha recomendado un nuevo compañero del foro de xerbar, Banobre al cual tengo el gusto de dedicarle este modesto trabajo.


Fuentes y agradecimientos: es.wikipedia.org, pintura.aut.org, museodelprado.es, artehistoria.jcyl.es, artcyclopedia.com, tarbutsefarad.com y otras de Internet.
Fuente
http://www.foroxerbar.com

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