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lunes, 6 de enero de 2014

RICARDO VERDUGO LANDI



Ricardo Verdugo Landi nace en la ciudad de Málaga en 1871, y después de estudiar el bachillerato ingresa en la Escuela de pintura de Emilio Ocón, a mediados de la década de los ochenta. Ocón, maestro indiscutible de Verdugo Landi, fue un marinista reconocido en el siglo XIX y en su escuela malagueña se educaron muchos pintores que se dedicaron a representar las aguas mediterráneas. Landi fue un discípulo aventajado, e incluso se llega a decir que fue el predilecto del maestro. Sin duda, pronto aprendió a captar, de manera sutil, las emociones que producen el mar y el horizonte, además de las atmósferas y tonos suscitados. Como se puede observar a partir de toda la trayectoria pictórica de Verdugo Landi, el mar es el protagonista absoluto de todos sus lienzos, con lo que se puede suponer que estos años de formación malagueña fueron de vital importancia para la consolidación de su estilo. Ya en 1887 encontramos en Málaga la circulación de obras suyas en pequeño formato, por lo que es evidente que su figura como pintor de marinas empieza a ser reconocida en los círculos artísticos de la ciudad. 




La constante voluntad de difusión de su obra se puede observar en su ininterrumpida presencia en los certámenes y exposiciones nacionales e internacionales. En 1892 presenta su cuadro Desembarcando en la Exposición Internacional de Madrid, que conmemoraba el IV Centenario del Descubrimiento de América, y en ella obtiene la Mención Honorífica. En la Exposición Nacional de 1899 es galardonado con la tercera medalla por su cuadro Oleaje, y en 1906 obtiene, también en la Nacional, el mismo premio con Altamar. En las exposiciones internacionales también es destacado, como por ejemplo la segunda medalla obtenida en la Exposición Internacional de Panamá en 1916, o el Gran Diploma de Honor que le es concedido en la Exposición Hispano Francesa de 1919, celebrada en Zaragoza. Tanto en la Nacional de 1920 como en la Internacional de 1929, celebrada en Barcelona, obtiene la segunda medalla, con los cuadros Marina y Ría de Bilbao respectivamente. Este segundo lienzo fue adquirido por el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Barcelona.



De la misma manera se organizan múltiples exposiciones individuales con su obra, como en 1921 en el Majestic Hall de Bilbao y ese mismo año en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. También en los Salones de “El Siglo” de Barcelona en 1923, el Salón Vilches de Madrid en 1928 y después de su muerte en las Galerías Layetanas o la Sala Parés. Expone en 1924 en ciudad natal, mismo año en que es acogido en la Academia de Bellas Artes de San Telmo.



Además de su faceta como consolidado pintor de marinas hay que destacar de sobremanera su labor como periodista gráfico y editor, de gran importancia en un momento de auge y asentamiento de la prensa gráfica española. A principios de la década de los noventa marcha a Madrid contratado por el Diario ABC para trabajar de “retocador”, figura muy importante en aquellos años, a caballo entre el pintor y el fotógrafo. Verdugo Landi demuestra imaginación y talento en el puesto, y a partir de un montaje fotográfico que realiza con motivo del nacimiento del Príncipe de Asturias, es ascendido por Luca de Tena a director artístico de todas las publicaciones de ABC.



Funda con su hermano Francisco las revistas La Esfera y Nuevo Mundo. La primera revista reseñada fue importantísima en su labor de ilustración en el ámbito español, publicando con altas calidades reproducciones de fotografías, carteles, cuadros y dibujos; siempre atendiendo y difundiendo preocupaciones artísticas. En su labor como periodista y editor en este campo del diseño gráfico también mostró sobrado talento, convirtiéndose en una figura muy importante que adelanta características propias del diseñador actual. También participó con originales en las publicaciones Blanco y Negro y La Vida Moderna. Estas revistas son, de igual manera, una vía para difundir y dar a conocer sus pinturas; especialmente las revistas que él mismo dirigía, que fueron una importante plataforma para la popularidad de sus marinas.

Durante un lapso de tiempo vuelve a instalar su residencia en Málaga, donde en 1894 es nombrado conservador de Museo de dicha ciudad, cargo del que dimite en 1897. Este hombre polifacético y completo, que supo adaptar su sensibilidad artística a las necesidades de su época, muere en Madrid en 1930, con sólo cincuenta y nueve años de edad.


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Buscando conchas en la playa. Obra de Ricardo Verdugo Landi, s.f. Óleo sobre lienzo, 50 x 80 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga. 

En Málaga, la marina fue una categoría temática que alcanzó la determinación de escuela gracias al magisterio de Emilio Ocón y, hoy día, se habla de la Escuela de marinistas malagueños con propiedad al haber conseguido sus miembros aglutinar una serie de características comunes que unifican sus estilos. 

De entre todos ellos, y después de Emilio Ocón, los que más se comprometieron con los intereses de la pintura moderna de su tiempo fueron José Gartner y Ricardo Verdugo Landi. Sin duda, este último entendió mejor las inquietudes de la modernidad intelectual de su momento y buceó en los principios de la tragedia paisajística española a partir de los recursos que le facilitaba el mar y los litorales, especialmente los españoles. 

Las marinas de Verdugo Landi suelen estar centradas en el mar y sus accidentes costeros, cuanto más agresivos y dramáticos mejor, pero no desestimó relatar a través de este medio físico otras historias más amables, en las que las embarcaciones o las actividades marineras estuvieran presentes. 

En esta segunda línea se encuentra la obra que comentamos, delicioso apunte de una playa en la que la población vecina se vuelca casi en estrecha fusión con ella y testimonia su dependencia al medio por los recios muros de la fortaleza, que la convierte en punto de estrategia defensiva de la costa. 
Lo que en otras ocasiones es recurso de dramatización, ahora se convierte en plataforma de una narrativa festiva que alude al ocio y al descanso. Me estoy refiriendo a esa jerarquizada mancha de roquero sobre la playa, que no está elegida para contar la agresividad de un paisaje rocoso sino para permitir desarrollar actividades cotidianas como el marisqueo o juegos de niños. 
Los personajes apuntados sobre la arena nos relatan, igualmente, una actividad social que se va imponiendo en el país desde principios del siglo XX, como es la de ir a la playa, o la del veraneo, haciendo que la obra se convierta en testimonio de una situación social y unas circunstancias culturales en las que el ocio y la salud se ponían en práctica como ejercicio de progreso y modernidad. 
Técnicamente, el pintor se muestra en esta ocasión muy ligero, actuando con mucha espontaneidad y frescura, evidenciándonos una observación directa y un trabajo de inmediatez interpretativa. 

Si no fuera por el tamaño del lienzo, podríamos pensar que estamos ante un apunte del natural, sin mayores pretensiones que el ejercicio de pintor, sin embargo, las dimensiones hacen pensar en otra intención: la de incluirse en esa línea pictórica moderna que no atiende a demasiadas normas y que busca los intereses del cuadro en los efectos lumínicos y las posibilidades que le ofrece el uso de gruesos empastes. Éstos están conseguidos a partir de una técnica basada en pequeños y robustos toques de pincel que aplican abundante pasta y consiguen descripciones certeras. 

El discurso del cuadro es en realidad el de la atmósfera y la luz, el de la inmediatez de lo registrado, el de la fuerza del color y de las manchas constructivas, dejando en un segundo plano las anécdotas que se desarrollan en ese espacio, desde las protagonizadas por los personajes que ocupan el lugar a las puramente físicas que determinan la personalidad del territorio. 

Dada la temática y las características técnicas de la obra, se puede pensar en una dependencia de modelos valencianos o catalanes, más de los primeros, por parte de Ricardo Verdugo Landi, que se mueve en este cuadro de una forma menos localista y sí muy influenciado por una corriente paisajística que a principios del siglo XX practicaron pintores adscritos a la mediterraneidad; pero más bien a la que se acerca a posiciones comerciales y ligeras, aunque no exentas de compromiso con la modernidad. 
Fuente
Un gran aporte....

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