El reo asegura que se violan sus principios constitucionales de acceso a la cultura
No es la más original de las demandas que un detenido puede hacer a sus carceleros. Pero es, en lo mínimo, bastante inusual. Un hombre condenado a 50 años de cárcel por homicidio en Connecticut, ha entablado una querella contra el estado porque no le dejan tener obras pornografía en la celda. Argumenta Dwight Pink Jr, de 44 años, que la prohibición viola sus principios constitucionales de acceso a la cultura.
Todo comenzó cuando el director de la cárcel no autorizó que recibiera un libro titulado 'The Atlas of Foreshortening',un manual de bocetos del cuerpo humano muy popular entre retratistas y pintores, preparado por el crítico John Cody.
Como la mayoría de las imágenes, sino su totalidad, constituyen cuerpos desnudos, de hombres y mujeres, el director de la cárcel vio en ello un ejemplo claro de pornografía y decidió prohibirlo, teniendo en cuenta que en las cárceles normalmente no se permiten materiales u objetos eróticos.
No está claro si Pink se ha vuelto un admirador de las bellas artes o un adicto al erotismo, pero lo cierto es que el fiscal de Connecticut ha dicho que la negativa de manera ninguna viola sus derechos constitucionales. Es más, ha enfatizado Steve Storm, "cualquier perjuicio o daño, si es que hay alguno, derivó solamente de los propios actos, omisiones o conductas del quejoso, y no de un proceder indebido de los acusados", o sea, el director de la cárcel y sus ayudantes.
El fiscal se ha amparado además en un resolución administrativa del 2011 que prohíbe el ingreso en prisión de cualquier material que contenga descripciones, imágenes o texto, de actividades sexuales o desnudez. No queda claro si eso incluye los 'piropos' que algunos detenidos suelen escribir en las paredes de los baños carcelarios.
De todos modos, para la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) la resolución administrativa tiene toda la pinta de ser una herramienta para suprimir todo tipo de libertad de creación. Es por ello, que los tribunales de Connecticut todavía están estudiando otra demanda que entregó el 2011 exigiendo el acceso de los presos a libros de arte.
Según el profesor de derecho de la Universidad de Quinnipiac (en Connecticut), William Dunlap, por lo general los tribunales suelen fallar a favor de las autoridades carcelarias, si éstas pueden probar que la prohibición tiene un objetivo legítimo aparte de simplemente suprimir material que alguien pudiera considerar objetable, como mantener la seguridad en las prisiones.
De todos modos, Pink no parece tener intenciones de detenerse por aquí y se ha unido a una campaña de otros presos en varias cárceles de Estados Unidos que, súbita y sorprendentemente, manifiestan sumo interés por el arte y han inundado varias fiscalías con cartas pidiendo tener acceso a manuales de dibujo. De preferencia, con desnudos.
Fuente
http://www.elmundo.es
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