Obra: Triptico del Juicio de Viena: El pecado original, el Juicio Final y el Infierno
Fecha: 1482 o posterior
Ubicación: Academia de Bellas Artes, de Viena.
Características: 163,7centímetros de alto por 242 cm. de ancho.
Estilo: Manierista
Material: Oleo sobre tabla
El Tríptico del Juicio Final” es una de las obras que realizó probablemente en una etapa intermedia de su carrera.. La escena a sus pies se desarrolla en el Valle de Josafat, tal y como narra el Antiguo Testamento, y con la ciudad terrena de Jerusalén en llamas al fondo. Como el resto de cuadros del Bosco, carece de una datación unánime entre los especialistas. Se observa una gama de verdes y marrones. En el panel central vemos el Juicio Final según la visión del Apocalipsis de san Juan.
La paleta, basada en marrones con contrastes de verdes, rojos y azules , se va oscureciendo hacía el fondo , iluminado por las llamas , que continúan en el infierno, representado en el postigo de la derecha , Hay una perfecta continuidad de tonos y escenas entre ambos compartimentos , ya que, en la visión del Bosco, " el Infierno no es más que una extensión del Juicio Universal: el príncipe de las tinieblas, al cual rinden homenaje seguidores y acólitos, ocupa el proscenio , mientras que las ánimas humanas condenadas, a las que se muestra en su desnudez, son expuestas a los más increíbles tormentos y suplicios”. En este cuadro, el Bosco no pronuncia una homilía: en su concepción. Dios y su Hijo no encarnan el amor sino que son los ejecutores de una justicia severa.
Podríamos considerarlo como la tercera y última obra de una trilogía cuyo tema sería La Humanidad y el Pecado; las dos primeras partes de dicha trilogía serían, en orden cronológico y temático, el Jardín de las Delicias y el Carro de Heno; la secuencia se leería de la siguiente forma: Origen del Pecado en la Primigenia Edad Dorada, el Edén (… el Jardín de las Delicias), su constante presencia en el contexto humano y social de su época (Carro de Heno) y el desenlace con el exterminio del Pecado y el Premio prometido a los Virtuosos (El Juicio Final). Esta hipótesis se desmoronaría en parte si se confirman los últimos análisis dendrocronológicos que sitúan la fecha de ejecución del Carro de Heno en 1516, años más tarde, por tanto, al Juicio Final que nos ocupa, y no en 1502, como se había creído hasta ahora.
Al igual que ocurre en la Divina Comedia de Dante, los condenados, que en el Panel Central del tríptico cobran un protagonismo insólito en la época, sufren castigos que se corresponden con los pecados que cometieron. Así, la mujer lujuriosa, desnuda sobre una cama roja, es asediada por una extraña lagartija, un ser mitad orgánico mitad instrumento musical (la música era un equivalente de la lujuria en el acervo cultural medieval) y otros entes indescriptibles sobre el tejado del edificio de la izquierda; en la base de ese mismo edificio, el glotón está siendo obligado a ingerir el líquido que sale a chorro de un barril.
Tríptico del Juicio Final” una de las obras que realizó probablemente en una etapa intermedia de su carrera.. La escena a sus pies se desarrolla en el Valle de Josafat, tal y como narra el Antiguo Testamento, y con la ciudad terrena de Jerusalén en llamas al fondo.
TRIPTICO CERRADO
Cuando el tríptico está cerrado, se ven las figuras de dos santos: a la izquierda, Santiago el Mayor, con 167,7 centímetros de alto por 60 cm. de ancho; a la derecha, Can Bavón.
Están pintados con grisalla sobre tabla. Abajo hay dos escudos vacíos. Las figuras están ejecutadas con firmeza, ajena a la vibrante pincelada de las grisallas del Bosco, por lo que se cree que las ejecutó un copista sobre dibujo del pintor.
Santiago está representado como un peregrino o caminante por un mundo lleno de maldad.
En el panel exterior derecho del tríptico esta representado San Bavón, famoso por sus obras de misericordia: es por ello que se le representa rodeado de seres marginales, mendigos y tullidos, de quienes se considera protector.
TRIPTICO ABIERTO
Cuando se abre el tríptico se ve, de izquierda a derecha: el pecado original, el Juicio Final y el Infierno. Las escenas interiores están realizadas al óleo sobre tabla. Los paneles izquierdo y derecho miden 167.7 x 60 cm mientras que el panel central mide 164 x 127 cm.
Postigo izquierdo: El Pecado original
A diferencia del postigo izquierdo del Jardín de las Delicias, en el que aparece Adán despierto, con Dios presentándole a Eva, aquí se le ve dormido, con la creación de Eva que se desprende de su costado y, en un segundo plano, la tentación, con Eva cogiendo el fruto que le tiende el demonio. Detrás se observa la expulsión del Paraíso con un ángel que lleva una espada. Predominan los tonos verdosos en el paisaje, formado por pocos árboles, matojos y algunas rocas. En lo alto, se ve a Dios creador.
Tabla central: El Juicio Final
La fuente para esta representación del Juicio Final es el Apocalipsis de Juan. En la parte central, en lo alto, casi separado del resto de la composición, aparece Jesucristo juez, que está apoyado sobre un arcoíris mientras a los lados, sobre nubes, están la Virgen María y san Juan Bautista con un exiguo número de elegidos; en el resto de la composición se ha representado el mundo del pecado y las penas impuestas a los pecadores, cada uno de ellos torturado por diablos-grillos y figuras monstruosas, debido a sus propios vicios: abrasados, asados, ensartados, empalados, colgados de ganchos de carniceros, obligados a beber, insertados en extrañas máquinas, etc.
A diferencia de otras representaciones del Juicio Final, en que justos y pecadores están más igualados, aquí predomina el número de los condenados, que sufren diversos castigos, sin dejar casi espacio para los bienaventurados.
Predominan los tonos marronáceos, cada vez más oscuros conforme se acercan al horizonte, donde se ven construcciones en llamas. Sólo en lo alto hay un intenso azul.
Postigo derecho: El Infierno
Se repiten aquí los incendios de estructuras, tan típicos de la obra del Bosco,. Son edificios incendiados en los que se ve que el fuego viene desde abajo, como inspirándose en las entonces modernas armas de pólvora o explosiones, con lo que los infiernos que pinta el Bosco acaban pareciendo lugares de confrontación militar.
Este postigo presenta perfecta continuidad con el panel central, tanto en cromatismo como en contenido.
EL BOSCO
Pese a ser casi coetáneo de Jan Van Eyck, sus figuraciones y técnicas son notablemente diferentes. Técnicamente pintaba alla prima, es decir, con la primera pincelada de óleo, sin demasiados retoques ni pinceladas. Sin embargo, el análisis de cada una de sus obras demuestra que hacía un concienzudo y detallado proyecto antes de la ejecución; innova, asimismo, en la gama de colores, con tonalidades más contrastadas y atrevidas.
En cuanto a la figuración, El Bosco se destaca por representar a personajes santos como sujetos comunes y vulnerables. Es tan patética la vulnerabilidad de los personajes santos representados que les hace queridos por empatía. Prácticamente todos los personajes que representa tienen algo de caricatura.
Lo que quizás primero llama la atención de todo aquel que observa una obra de 'El Bosco' es su "surrealismo". En sus obras abunda el sarcasmo, lo grotesco y una imaginería onírica. Una de las explicaciones para esto es que 'El Bosco' aún se encuentra imbuido por la cosmovisión medieval repleta de la creencia en hechiceras, la alquimia, la magia, ect. Además, en el 1500 abundaron los rumores apocalípticos. Esto influye para que 'El Bosco' intente desde sus pinturas dar un mensaje moralista, un moralismo, satírico; nos anticipa al humanismo de la Edad Moderna.
Tanto en las pinturas de asunto religioso como en las de tema profano introdujo todo un mundo de seres, mitad normales, mitad monstruosos, presentados en actitudes expresivas. La complejidad de los símbolos que utiliza dificulta a menudo la comprensión cabal de sus obras. Es un minucioso observador de la realidad, con gran talento de dibujante, y su irrealismo se emparenta en último término con el espíritu sarcástico ridiculizador de los vicios.
Se conocen dibujos del Bosco, en los que se da la misma vivacidad de anotación que muestran sus pinturas y dejan traslucir aún más su agudo sentido de la observación de la naturaleza.
Ha influido en pintores casi contemporáneos suyos, tales como Pieter Brueghel el Viejo, y Pieter Huys. En el siglo XX es notorio su influjo en expresionistas como James Ensor, o surrealistas como Max Ernst y Dalí.
En pintura uno de sus grandes seguidores será Peter Bruegel el Viejo, aunque no llega al mismo nivel de genialidad de El Bosco.
Su técnica era maestra, siendo un gran dibujante, así como maestra era el uso que hacía del color, con gran gusto por los tonos pastel. Fue gran pintor de paisajes con los que estudia el espacio, gran retratista siendo pionero en Flandes del retrato psicológico y maestro en la composición. Gusta de representar lo monstruoso, teniendo gran imaginación a la hora de realizar figuras simbióticas entre hombre y animal, siempre al servicio de un mensaje moralista. Su obra la realiza al óleo sobre tabla, aunque a veces usa también la témpera, de las que nos han llegado gran cantidad de bocetos previos.
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