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viernes, 12 de febrero de 2016

El Mosaico romano de Lod, del siglo III, deslumbra en Miami


Coloridas alfombras, plantas y animales depredadores y sus presas configuran el bellísimo y depurado mosaico romano de Lod (Israel), del siglo III, que se exhibe a partir de hoy en el Museo de Arte Patricia & Phillip Frost, de la Universidad Internacional de Florida (FIU), en Miami.
lod-mosaic
Mosaico de Lod. Foto: Patricia & Phillip Frost Art Museum

Miami, 10 feb.- Se trata, sin duda, de uno de los más bellos y grandes mosaicos jamás descubiertos -tiene 180 metros cuadrados-, una imponente pieza arqueológica que permanecerá expuesta en Miami hasta el 15 de mayo, gracias al acuerdo alcanzado entre la FIU y la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).
Destaca, en primer lugar, el increíble estado de conservación de esta obra maestra de 1.700 años de antigüedad denominada por algunos críticos la “estrella del rock romano” por el uso de piedras calizas y rocas para su primorosa elaboración.
El mosaico fue descubierto en 1966 en una obra de ensanchamiento de una autopista en Lod, al sureste del actual Tel Aviv, una población que en el siglo III después de Cristo formaba parte del Imperio Romano.
“Es una obra única en el mundo, tanto por sus grandes dimensiones como por lo complicado de su traceado y el buen estado en que se conserva”, dijo hoy a Efe la directora del Patricia & Philipp Frost Art Museum del FIU, Jordana Pomeroy.
Además, la exposición en Miami incluye una serie de piezas que nunca antes han salido de Israel.
Para la experta e historiadora del arte, se trata de un “mosaico extraordinario, una obra artística incomparablemente preservada, la más famosa del mundo”.
Los paneles agregados a la muestra representan una crátera de oro usada para beber vino y numerosas aves, como pavos reales, a los lados de un enorme medallón en el cuadro central.
Se cree que los mosaicos estaban instalado en el piso del comedor o “triclinium” de una lujosa villa propiedad de un opulento mercader romano que comerciaba con Jerusalén y ciudades del Mediterráneo.
El título de esta exposición itinerante, “Depredadores y sus presas”, expresa a la maravillosa variedad de animales exóticos representados en el mosaico.
Se estima que el brillante maestro artesano y su equipo de obreros emplearon dos millones de teselas para la composición del exquisito mosaico, embellecido con criaturas salvajes como leones y tigres, un elefante, una jirafa, un búfalo asiático, además de monstruos marinos y barcos.
Gravita sobre el mosaico un extraño interrogante, un misterio que esconde la pieza y que contribuye, sin duda, a su atractivo: ¿Por qué no aparecen en la composición dioses ni hombres?
Una de las teorías que intenta dar respuesta a este enigma es la que apunta a que el rico comerciante era, quizá, un vendedor de animales exóticos para la lucha de gladiadores con fieras en los estadios o anfiteatros del imperio romano.
Para Pomeroy, la observación de los mosaicos permite columbrar cómo era la vida cotidiana en aquellos tiempos, al menos en lo que atañe a la vida de un “rico comerciante dedicado con toda probabilidad a la importación y exportación de animales exóticos”.
“Depredadores y sus presas” ha cosechado un gran éxito de público en sus anteriores exhibiciones en los principales museos del mundo, entre otros el Louvre, el Metropolitan de Nueva York o el Hermitage de San Petersburgo.
El pueblo israelí de Lod descansa sobre la antigua ciudad de Lydda, enclavada en una ruta importante de comercio, la conocida entonces como Vía Maris, que conducía entonces de Egipto a Siria y Mesopotamia.
Coloridas alfombras, plantas y animales depredadores y sus presas configuran el bellísimo y depurado mosaico romano de Lod (Israel), del siglo III, que se exhibe a partir de hoy en el Museo de Arte Patricia & Phillip Frost, de la Universidad Internacional de Florida (FIU), en Miami.
Se trata, sin duda, de uno de los más bellos y grandes mosaicos jamás descubiertos -tiene 180 metros cuadrados-, una imponente pieza arqueológica que permanecerá expuesta en Miami hasta el 15 de mayo, gracias al acuerdo alcanzado entre la FIU y la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).
Destaca, en primer lugar, el increíble estado de conservación de esta obra maestra de 1.700 años de antigüedad denominada por algunos críticos la “estrella del rock romano” por el uso de piedras calizas y rocas para su primorosa elaboración.
El mosaico fue descubierto en 1966 en una obra de ensanchamiento de una autopista en Lod, al sureste del actual Tel Aviv, una población que en el siglo III después de Cristo formaba parte del Imperio Romano.
“Es una obra única en el mundo, tanto por sus grandes dimensiones como por lo complicado de su traceado y el buen estado en que se conserva”, dijo hoy a Efe la directora del Patricia & Philipp Frost Art Museum del FIU, Jordana Pomeroy.
Además, la exposición en Miami incluye una serie de piezas que nunca antes han salido de Israel.
Para la experta e historiadora del arte, se trata de un “mosaico extraordinario, una obra artística incomparablemente preservada, la más famosa del mundo”.
Los paneles agregados a la muestra representan una crátera de oro usada para beber vino y numerosas aves, como pavos reales, a los lados de un enorme medallón en el cuadro central.
Se cree que los mosaicos estaban instalado en el piso del comedor o “triclinium” de una lujosa villa propiedad de un opulento mercader romano que comerciaba con Jerusalén y ciudades del Mediterráneo.
El título de esta exposición itinerante, “Depredadores y sus presas”, expresa a la maravillosa variedad de animales exóticos representados en el mosaico.
Se estima que el brillante maestro artesano y su equipo de obreros emplearon dos millones de teselas para la composición del exquisito mosaico, embellecido con criaturas salvajes como leones y tigres, un elefante, una jirafa, un búfalo asiático, además de monstruos marinos y barcos.
Gravita sobre el mosaico un extraño interrogante, un misterio que esconde la pieza y que contribuye, sin duda, a su atractivo: ¿Por qué no aparecen en la composición dioses ni hombres?
Una de las teorías que intenta dar respuesta a este enigma es la que apunta a que el rico comerciante era, quizá, un vendedor de animales exóticos para la lucha de gladiadores con fieras en los estadios o anfiteatros del imperio romano.
Para Pomeroy, la observación de los mosaicos permite columbrar cómo era la vida cotidiana en aquellos tiempos, al menos en lo que atañe a la vida de un “rico comerciante dedicado con toda probabilidad a la importación y exportación de animales exóticos”.
“Depredadores y sus presas” ha cosechado un gran éxito de público en sus anteriores exhibiciones en los principales museos del mundo, entre otros el Louvre, el Metropolitan de Nueva York o el Hermitage de San Petersburgo.
El pueblo israelí de Lod descansa sobre la antigua ciudad de Lydda, enclavada en una ruta importante de comercio, la conocida entonces como Vía Maris, que conducía entonces de Egipto a Siria y Mesopotamia.
Fuente: Emilio J. López – EFE  |  LA VANGUARDIA



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