La muestra "Pinta la Revolución 1910-1950", que se puede visitar en el Palacio de Bellas Artes de México desde hoy y hasta el 7 de mayo, expone los puentes artísticos del país latinoamericano con EE.UU. y Europa a partir de más de 220 obras que reinterpretan el canon del arte moderno mexicano.
Catalogada como una de las mejores exposiciones del año por The New York Times, la muestra llegó este jueves al Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA), en Ciudad de México, después de ser expuesta en el Philadelphia Museum of Art.
El gestor de exposiciones del MPBA, Julio Pérez, afirmó a Efe que el periodo entre 1910 y 1950 "es muy importante en la historia del arte mexicano porque retrata una serie de perspectivas artísticas que nutren la ideología nacional y que forjan lo que somos hoy como mexicanos".
Una de las intenciones de la exposición es demostrar el vínculo artístico entre México y Estados Unidos después de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, con su obsesión por construir un muro entre las dos naciones.
"Estos muros no son más que barreras que no son útiles para la sociedad. La colaboración de estas dos naciones hermanas puede dar resultados tan completos y precisos como los que tenemos en la exposición", afirmó Pérez.
Una de las comisarias de la exhibición multidisciplinar, Dafne Cruz Porchini, explicó a Efe que la muestra "recuerda que el contacto internacional con Europa y Estados Unidos enriqueció ese periodo de la historia del arte mexicano".
"Generalmente se piensa que el arte mexicano se produjo de forma muy aislada, pero la exposición muestra que la zona de contacto entre artistas mexicanos en Estados Unidos y en Europa fue muy importante", subrayó.
La muestra, dividida en cinco secciones temáticas (Modernismo y mexicanidad, Pinta la Revolución, En la Ciudad, Pinta los Estados Unidos y Alegorías oscuras), cuenta con obras nunca antes vistas en México de artistas como Diego Rivera (1886-1957) y David Alfaro Siqueiros (1886-1974).
El estadounidense que dio nombre a esta exposición fue el periodista John Dos Pasos, quien llegó a México en 1923 y quedó fascinado por la Revolución Mexicana iniciada en 1910 y el arte muralista. Fruto de esta inspiración escribió el artículo "Pinta la Revolución".
Otros artistas de EE.UU., como los fotógrafos Tina Modotti, Edward Weston, Henri Cartier-Bresson, cuyas obras están incluidas en la exhibición, viajaron al país latinoamericano debido a su inspiración en la Revolución Mexicana, la cual homologaban a la Revolución Rusa (1917).
La comisaria Cruz explicó que el muralismo es considerado la gran aportación mexicana al ámbito artístico internacional, disciplina que fue patrocinada como arte de Estado y que desde los inicios de la década de 1920 "trató de comprometer a la sociedad".
Uno de los muralistas mexicanos más importantes, Diego Rivera, viajó y estudió en Europa, donde asimiló la influencia del cubismo y fortaleció su simpatía con el comunismo ruso a partir del movimiento de vanguardia de ese país, experiencia que se refleja en los elementos visuales de sus obras.
Asimismo, Pérez recordó que David Alfaro Siqueiros combatió en la Guerra Civil Española (1936-1939) y "a partir de ese contacto que tiene con la violencia del fascismo español genera una muy marcada tendencia a manifestarse en contra de todo este tipo de pensamientos".
Siqueiros también viajó mucho por Europa, y precisamente su primer manifiesto, titulado "Manifiesto a los artistas de América Latina", lo realizó en Barcelona en 1921, añadió Cruz.
La exposición no solamente congregan muralistas, sino también grabadores, pintores de caballete, fotógrafos y escritores, ya que uno de los principales objetivos es ampliar el punto de vista del arte moderno mexicano más allá del muralismo, apuntó por su parte Pérez.
A partir de la tecnología se pudo reproducir el "Retrato a la Burguesía", de Siqueiros, situada en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas (Ciudad de México), reproducción que "emula la experiencia de estar en ese cubo de esa escalera con la misma perspectiva que generaron los artistas", dijo el historiador.
Pese a que la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la Guerra Civil Española ejercieron una influencia en los artistas mexicanos, que tienen una tendencia política marcada, también hay grupos de artistas que se deslindan por completo de ello, aseguró Pérez.
Entre estos están los estridentistas, quienes renegaban de esta iconografía rural marcada por los muralistas, y los contemporáneos, que abogaban por una estética que estuviera deslindada de cualquier ideología política y cuyo elemento fundamental fuera la apreciación estética de la propia obra.
Fuente
http://www.hoylosangeles.com
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