Adriano Villegas es un fotógrafo nacido en Madrid en 1986 y con el que hoy volvemos a lo que ha sido una de las marcas de identidad de este vuestro blog, el arte inquietante de la fotografía digital que nos sumerge en extraños mundos del subconsciente donde la belleza ha perdido sus estereotipos más comunes, para ampliar su propia percepción. Adriano nos invita a un viaje donde la oscuridad es la luz que no podemos (o no queremos) ver, donde la realidad se esconde tras un juego de máscaras y situaciones teatrales que llevan implícitas una verdad común. Nada es lo que parece, pero todo es lo que uno quiere ver. Sus fotografías componen una melodía en la que el espectador pondrá su propia letra.
Adriano Villegas es un artista al que no le gusta demasiado hablar sobre él o su trabajo, y no por falta de personalidad y calidad, sino porque como tantos otros, prefiere que su obra hable por él, dejando así al espectador la libertad de decidir si le acompaña en este viaje. Nosotros decidimos que era un buen compañero de viaje, así que le arrancamos algunas reflexiones: “Como preludio, pese a que yo lo considero irrelevante, diré que estudié Publicidad y que, posteriormente, decidí abandonar ese mundo de un modo absoluto. Ahora tan solo trabajo en lugares que me permitan dedicar mi tiempo mental a lo que a mí me gusta. Me siento más cómodo descargando cajas o cobrando manteles que diseñando logos o charlando en una galería. Y adoro viajar, hasta el punto de que estuve viviendo varios meses en Camboya”
“Aprendí fotografía, fotomanipulación y dirección de arte de modo autodidacta, basándome en el concepto de “me gustaría plasmar esto, ¿cómo consigo hacerlo?”. Ensayo y error. Horas y horas. Obsesionado con el tenebrismo barroco – Ribera, Caravaggio, Rembrant…, así como con toda una galería de temas fetiche que van desde la mitología de Silent Hill hasta la Cábala judia, plasmo con mis fotos mi cosmogonía personal a base de personajes que, tanto en grupos cohesionados como a en forma de retazos sueltos, cumplen determinados papeles dentro mi ciudad mental personal. Todo es una gran obra de teatro.”
“Si bien no existe una coherencia geográfica y temporal concreta (no existe nada, más allá de un mismo estilo artístico, que los unifique), he ido profundizando en la idea de las series fotográficas y la reinterpretación. Cada nuevo proyecto, cada nueva serie, supone una implicación con un tema determinado; bien sean los yokai japoneses, el chamanismo prehistórico o las nueve musas griegas, me dedico a bucear entre libros, artículos y piezas artísticas relacionadas con el tema fetiche que me obsesiona en un determinado momento hasta hacerlo parte de mi y poder, de esa forma, reinterpretarlo bajo mi visión.”
Viendo su trabajo, lo que queda más claro a primera vista es la importancia de la luz, incluso por encima de la propia imagen, siendo esta el hilo conductor de las historias que nos quiere contar, unas historias muy trabajadas por otro lado en cuanto a las caracterizaciones teatrales que incluyen vestuarios, maquillajes, elementos puntuales como máscaras, velas (otro gran juego lumínico), etc. “Por supuesto, tengo una enfermiza fijación con la luz (me resulta frustrante realizar una fotografía que esté iluminada de un modo plano), lo grotesco, lo onírico y lo simbólico.”
“Para mi el arte es una constante metáfora plagada de simbolismo que se puede leer de una manera distinta en cada ocasión, de forma que siempre te puedo explicar lo que yo buscaba al hacer la foto, lo que yo veo, pero no lo que es. Eso depende de cada persona. Así mismo, existen multitud de temas – cyberpunk, misticismo oriental, santos y mártires, cuentos infantiles, psicología y trastornos de la personalidad, traumas, el uso constante de máscaras, la identidad, el lado turbio del surrealismo, monstruos y leyendas, mitos eslavos, etc… que anidan en mi cabeza cada vez que me comienzo a plantear un proyecto. Quizás por eso puedo estar largas temporadas sin realizar fotografías, pese a que en mi cabeza el trabajo haya comenzado mucho tiempo atrás.”
Es este viaje con Adriano Villegas hacia mundos oscuros lo que curiosamente nos permite ver algo de luz. No hay nada como adentrarse en lo imposible para ver que la realidad que vivimos tiene formas que muchas veces no sabemos ver, y el propio artista nos lo resume con un perfecto final para esta función: “Para finalizar diré que, más que un fotógrafo, me podría llegar a considerar un pintor que utiliza la cámara. Pero no lo digo por el uso de algún tipo de retoque artificioso que finja pintar la imagen, si no por una manera de componer la imagen a través de la dirección artística, la iluminación y la edición.”
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