Angustia, soledad, violencia, sexo... Licenciarse en la vida requiere asimilar estos conceptos. Estas pinturas ayudarán a los jóvenes a comprenderos
¿Protegemos mucho a nuestros hijos? Los especialistas aseguran que, en general, sí. El mundo está lleno de celebraciones. Pero también de miserias, miedos y tabúes. Y en el arte están todos representados. Guerras, sexo, crímenes atroces, adicciones, injusticias... Especialistas, madres y profesores nos dicen por qué es importante para una generación nacida entre montañas de cómics manga y videojuegos descubrir los mensajes (aunque sean desasosegantes) que nos lanzan las obras maestras de la pintura.
'Columna', de Frida Kahlo (1944) ¿Qué sentirías si desaparecieran tus amigos o tu familia? Para una persona, más si es joven, no puede haber un escenario más terrible. Es parte del mensaje que transmite esta obra de Frida Kahlo y que hará valorar más al adolescente lo que tiene. La salud de Khalo no se encontraba en su mejor momento a mediados de la década de los cuarenta. Su dolor emocional (el romance con Diego Rivera había acabado hacía pocos años) y físico (las interminables secuelas de un accidente de autobús en 1925) la empujó a retratarse sola. Mirada fría y una columna jónica rota en forma de médula espinal completan la angustia que expele. "Es la expresión de la vida rota, de la posibilidad del dolor y de los soportes de nuestra existencia", señala Carmen Bernárdez Sanchís, profesora de Arte Contemporáneo de la Universidad Complutense de Madrid.
'El origen del mundo', de Gustave Courbet (1866) No importa la edad que tengas: pararse a mirar 'El origen del mundo' rodeado de gente provoca la misma sensación incómoda que suscita una secuencia erótica en películas de sobremesa con tus padres. El cuadro de Gustave Courbet es una realista y cercanísima entrepierna femenina al desnudo. De ahí el título, tan sencillo en su construcción como controvertido en su contenido, y la necesidad de balbucear alguna opinión al respecto para airear el mareo. "Más allá de la sexualidad, es una cuestión de perspectiva. Se debería apreciar desde pequeño, llegando a la adolescencia, para aprender cómo se ha representado a la mujer y cómo se trata aquí, en este inusitado punto de vista -de ginecólogo, casi- y se piense en las posibilidades de la pintura para expresar el mundo", cuenta Carmen Bernárdez Sanchís, profesora de Arte Contemporáneo de la Universidad Complutense de Madrid.
3'Cabeza de Medusa', de Caravaggio (1597) Dramatismo, angustia, conmoción. Son sentimientos a los que el ser humano se enfrenta durante su vida. Y en el cuadro de Caravaggio están muy bien representados. En una tabla redonda, donde destacan las serpientes, la sangre y el espanto de los ojos, Caravaggio representó la cabeza de Medusa, el monstruo femenino que convertía en piedra a quien la miraba fijamente como un reflejo del espanto. "La obra del pintor italiano, terminada por 1597, inquieta, crea ansiedad y es una de las más representativas y reconocibles de la historia del arte", argumenta el historiador de arte Julio Pérez. "Su visión es necesaria para entender el dramatismo, la tensión, la conmoción que sucede a la violencia, a los imprevistos".
5'Lanzador de flores', de Banksy "Con los jóvenes, necesitamos contrarrestar la violencia existente con un gesto de gran significado", enuncia Bernárdez, "y dejarles identificarse con ese soñador que cree que aún se pueden cambiar las cosas". "El mensaje es: en este mundo loco, ¿por qué no tiramos flores en lugar de balas?", señala Pérez Manzanares. El grafitero inglés Banksy ha derribado la frontera entre arte urbano y obra maestra, entre lo público y lo privado, y entre lo eterno y lo efímero. Sus creaciones son más que una pintada o una obra física: es un diálogo de entendimiento y carne de afiche. En el caso de este manifestante lanzando flores combina lo real con lo utópico como "alegato de democracia, como un verdadero asalto y, a menudo, un potente e icónico motivo de reflexión política y social", sentencia Pérez Manzanares.
6'Guernica', de Picasso (1937) "Puede ser que lo que impacte a un adolescencia sea el horror que transmite esta obra maestra de Picasso. Pero entre los gritos y llantos de los personajes y la desesperación que respira tanto por su composición como por los colores, aparecen símbolos de esperanza", comenta Julio Pérez Manzanares, historiador del arte. Más que una referencia a un ataque salvaje, 'Guernica' es un alegato contra la crueldad de las guerras, contra la ignominia. Por eso no importa que trate la contienda española del 36 o el actual cerco de Alepo. El efecto y la denuncia perduran, lamentablemente, lo contemple quien lo contemple.
'El gran masturbador', de Salvador Dalí (1929) No falla: el título ('El gran masturbador') provoca risitas traviesas entre los jóvenes que se enfrentan a este cuadro. Una vez superadas, llega el análisis, muy profundo y universal: los misterios de sexo y sus tabúes. "Pieza clave del método 'paranoico-crítico' creado por Dalí en el que está expuesto casi todo su recorrido iconográfico, especialmente lo 'podrido' y las indudables connotaciones sexuales", anota Julio Pérez, que lo vincula a uno de los grandes temores de Salvador Dalí en aquellos años de la Residencia de Estudiantes, el sexo, y a una de sus grandes influencias, El Bosco. "Es un muy buen ejemplo para educar en la espera y la atención: 'Párate y mira los detalles, la cantidad de escenarios propuestos en el lienzo, no tengas prisa", recomienda, por su parte, la titular del departamento de Historia del Arte.
'Saturno devorando a sus hijos', de Goya (1820-1823) "El Saturno de Goya es como el Freddy Krueger de la modernidad", apunta Bernárdez. Y añade: "Es preferible que el joven haga un acercamiento desde lo visceral antes que desde la leyenda del dios Crono –o Saturno-, condenado a comerse a sus hijos con tal de reinar". Esta obra maestra de Goya es mitología, es desasosiego y es terror. El Saturno que dibujó Goya entre 1820 y 1823 con ojos desorbitados y un cuerpo menudo, pero musculoso, se sitúa en el limbo entre la fascinación y el rechazo. Cualquiera que se posicione frente a él (más si es en la sala donde le rodean las demás 'Pinturas Negras de la Quinta del Sordo') notará cómo un latigazo sacude su cuerpo. Desde el talón hasta la nuca. Y eso es lo que siente un primerizo.
'Los Borrachos', de Velázquez (1628-1629) Qué lección puede sacar un joven de este cuadro de Velázquez. Se puede interpretar como una representación de los oscuros rincones de las ciudades: estancias decadentes, guaridas de penas, risas, lamentos y vicios. "Pocos artistas han sabido pintar temas mitológicos de la forma que lo hacía Velázquez", comenta el historiador Julio Pérez. El costumbrismo de sus telas se muta aquí en representación terrenal del Dioniso, el dios del vino, acompañado perpetuamente de su copa y sus uvas, manantial de su alegría. La borrachera "se palpa, se huele", en palabras del historiador.
13'Las tres gracias', de Rubens (1630-1635) "Este cuadro hace reflexionar sobre la tiranía de la belleza y sobre la salud por encima de las partes erógenas. Aquí, los cuerpos femeninos se salen de los cánones de belleza actuales. Es ideal para que los jóvenes vean cómo es recomendable valorar otras cualidades del cuerpo femenino", señala la profesora de arte en la Universidad Complutense Carmen Bernárdez. El mito de las tres gracias cuenta que estas tres diosas del hechizo, la alegría y la belleza presidían los banquetes y los bailes. Aquel que fuera bendecido por una de ellas se convertiría en un gran filósofo, orador o deportista. El pintor flamenco Pedro Pablo Rubens lo ilustró "como nunca se había hecho antes, que incluso parece posible sentirse el tacto de la piel", según el especialista Pérez Manzanares.
14'Susana y los viejos', de Tintoretto (1555) Si el talibanismo de la corrección política hubiera existido en el siglo XVI, el pintor italiano Tintoretto no habría podido exhibir 'Susana y los viejos' en ninguna galería. ¿Por qué? Porque dibuja a un señor mayor espiando a una joven desnuda. La historia habla de una mujer "bella y temerosa de Dios" a la que dos viejos se insinúan para obtener servicios sexuales a cambio de no delatarla por adulterio. Tintoretto no se centró en la lascivia ni la pedofilia, sino en la vanidad de mirarse al espejo. "A un chaval de ahora, acostumbrado a las fotos del móvil y las redes sociales, le impresionará encontrarse con el tan vigente tema de la vanidad, de los 'mirones' y del exhibicionismo", afirma el historiador Julio Pérez.
15'Judith decapitando a Holofernes', de Artemisia Gentileschi (1613) "Por una parte, es una pintura que produce mucha desazón. Es violento y sirve para debatir sobre la agresividad, de la que estamos rodeados. Y, por otra, es una reflexión sobre la figura femenina: se da por hecho que los cuadros más violentos están pintados por hombres, y este está realizado por una mujer", señala la profesora Bernárdez. Esta obra reinterpreta el tema bíblico de la decapitación de la viuda hebrea Judith a Holofernes, un general del ejército invasor de Israel, para mantener a salvo su tierra. "Ha servido para interesantes relecturas feministas de la autora, dada la 'complicidad' femenina que parece establecerse entre las protagonistas", describe Pérez Manzanares.
13'Las tres gracias', de Rubens (1630-1635) "Este cuadro hace reflexionar sobre la tiranía de la belleza y sobre la salud por encima de las partes erógenas. Aquí, los cuerpos femeninos se salen de los cánones de belleza actuales. Es ideal para que los jóvenes vean cómo es recomendable valorar otras cualidades del cuerpo femenino", señala la profesora de arte en la Universidad Complutense Carmen Bernárdez. El mito de las tres gracias cuenta que estas tres diosas del hechizo, la alegría y la belleza presidían los banquetes y los bailes. Aquel que fuera bendecido por una de ellas se convertiría en un gran filósofo, orador o deportista. El pintor flamenco Pedro Pablo Rubens lo ilustró "como nunca se había hecho antes, que incluso parece posible sentirse el tacto de la piel", según el especialista Pérez Manzanares.
14'Susana y los viejos', de Tintoretto (1555) Si el talibanismo de la corrección política hubiera existido en el siglo XVI, el pintor italiano Tintoretto no habría podido exhibir 'Susana y los viejos' en ninguna galería. ¿Por qué? Porque dibuja a un señor mayor espiando a una joven desnuda. La historia habla de una mujer "bella y temerosa de Dios" a la que dos viejos se insinúan para obtener servicios sexuales a cambio de no delatarla por adulterio. Tintoretto no se centró en la lascivia ni la pedofilia, sino en la vanidad de mirarse al espejo. "A un chaval de ahora, acostumbrado a las fotos del móvil y las redes sociales, le impresionará encontrarse con el tan vigente tema de la vanidad, de los 'mirones' y del exhibicionismo", afirma el historiador Julio Pérez.
15'Judith decapitando a Holofernes', de Artemisia Gentileschi (1613) "Por una parte, es una pintura que produce mucha desazón. Es violento y sirve para debatir sobre la agresividad, de la que estamos rodeados. Y, por otra, es una reflexión sobre la figura femenina: se da por hecho que los cuadros más violentos están pintados por hombres, y este está realizado por una mujer", señala la profesora Bernárdez. Esta obra reinterpreta el tema bíblico de la decapitación de la viuda hebrea Judith a Holofernes, un general del ejército invasor de Israel, para mantener a salvo su tierra. "Ha servido para interesantes relecturas feministas de la autora, dada la 'complicidad' femenina que parece establecerse entre las protagonistas", describe Pérez Manzanares.
Fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario