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Sandra Ferrer - publicado el 27/12/20
Descubre algunas de las más bellas recreaciones de la Sagrada Familia realizadas por pintoras y escultoras
La historia del arte está repleta de magníficas obras de arte sacro. Muchas representando lo que celebramos estos días de Navidad. Grandes pintores como Giotto, Miguel Ángel, Boticcelli, Van der Goes, Corregio, Murillo… han regalado a creyentes y amantes del arte, sublimes recreaciones del nacimiento de Jesús.
También mujeres artistas pusieron al servicio de la religión y el arte su inmortal talento. Repasamos aquí algunas de las representaciones de la Navidad más bonitas creadas por artistas femeninas de todos los tiempos y estilos.
Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Isaías 7:14
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Mateo 2:1-2
Sofonisba Anguissola (1532-1625)
Posiblemente una de las pocas pintoras cuyo nombre es mundialmente conocido, Sofonisba Anguissola es una de las artistas italianas más importantes del Renacimiento. Tal fue su talento, que algunas de sus obras llegaron a ser atribuidas a otros pintores, pues pocos quisieron reconocer su alta valía con el pincel. Sofonisba aprendió de su padre los entresijos de la pintura y pronto empezó a destacar en la Italia renacentista.
Su fama llegó hasta la corte española donde Felipe II la nombraría pintora de corte y dama de compañía de su esposa, la reina Isabel de Valois. Además de una gran cantidad de retratos de la familia real, de Sofonisba nos han llegado lienzos de temática religiosa de hermosa valía.
Sagrada Familia
Academia de Carrara (Italia)
1559
En Carrara se encuentra un pequeño cuadro de apenas treinta centímetros de alto en el que se recrea a la Virgen con Jesús y San José y que, en un origen, fue titulada como Huida a Egipto. Esta Sagrada Familia es una reproducción de otra firmada por el pintor Boccaccino, cuya influencia le llegó en sus años de aprendizaje.
Sagrada Familia con Santa Ana y San Juanito
Lowe Art Museum (Miami)
1592
En esta tierna imagen, el pequeño San Juan asoma la cabecita por una mesa para contemplar al Niño Jesús, apoyado en el regazo de su madre. Este fue el último cuadro que Sofonisba firmó.
Lavinia Fontana (1552-1614)
Considerada como una de las pintoras clave en la época de la Contrarreforma, Lavinia Fontana fue una artista piadosa cuya vida personal rompió con los moldes establecidos por la sociedad. Fue ella la que se ganó la vida como pintora profesional mientras su marido no tuvo ningún problema en hacerse cargo de un hogar en el que nacerían once hijos de los cuales, solamente sobrevivirían tres.
Lavinia puso su talento al servicio de la Iglesia plasmando en sus obras su propia fe. Su padre, un pintor reconocido en su tiempo, transmitió a su hija no solo el amor por el arte sino también los entresijos de la pintura para hacer de ella una artista excepcional. La fama de Lavinia llegó a muchos rincones de Europa y terminó trabajando intensamente. Entre sus muchos clientes, el papa y cardenales llamaron constantemente a su puerta para que embelleciera con su talento las estancias vaticanas y las paredes de las iglesias.
La Sagrada Familia con santos
Wellesley College (Massachusetts)
1578
En esta Natividad, a la Sagrada Familia acompañan Santa Margarita y San Francisco. María está recostando al Niño mientras José observa detrás de ella como los santos adoran a Jesús. Lavinia pintó esta hermosa escena en los primeros años de su carrera, cuando su nombre empezaba a ser reconocido en los círculos artísticos.
La Sagrada Familia con Santa Catalina de Alejandría
Los Angeles County Museum of Art
1581
Esta hermosa “Sacra Conversazione” incorpora la figura de Santa Catalina a la escena en la que el Niño la bendice con sus pequeños dedos ante la atenta mirada de sus padres.
Artemisia Gentileschi (1593-1004)
Una de las pintoras más importantes del barroco, Artemisia Gentileschi hizo del arte un modo de canalizar sus propios sentimientos. La vida de Artemisia estuvo marcada por un dramático episodio, fue violada por su propio maestro.
Mancillada para siempre, lejos de recluirse en sí misma, el pincel se convirtió en su mayor aliado. La obra de Artemisia se confunde a menudo con la de su propio padre, el también pintor Orazio Gentileschi, cuyas pinceladas a veces se han llegado a confundir.
Adoración de los Reyes
Catedral de Pozzuoli (Italia)
Hacia 1636
La llegada desde Oriente de los Tres Reyes Magos para adorar al Niño es una de las escenas más recreadas del nacimiento de Jesús. En este lienzo de Artemisa, la Sagrada Familia se sitúa a la derecha del cuadro para dejar todo el protagonismo a las tres figuras reales que dominan la pintura. Todos ellos vestidos con ricos y coloridos trajes que Artemisia pintó con gran detalle y expresividad en una escena digna del barroco.
Josefa de Óbidos (1630-1684)
Esta pintora española de origen portugués es una de las artistas más importantes de la época del barroco. Su historia es del todo original puesto que terminó siendo una mujer independiente que consiguió vivir de su arte. Un arte inspirado en su paso por el convento de Santa Ana de Coimbra donde conoció la mística de Santa Teresa de Ávila.
Formada en el taller de Francisco de Herrera el Viejo, además de pintar naturalezas muertas, muchos de sus lienzos fueron encargados para decorar iglesias portuguesas.
Natividad
Museo Nacional de Arte Antiguo (Lisboa)
Hacia 1669
Josefa de Óbidos representó en varias ocasiones el nacimiento de Jesús. Esta es probablemente una de las más representativas de su carrera como pintora. Al más puro estilo tenebrista, la luz parece brotar de la figura del Niño Jesús para iluminar a la Virgen y San José, que lo miran con ternura. Dos pastores a un lado y dos pequeños querubines arriba, completan esta hermosa e intimista escena.
Luisa Roldán (1652-1706)
No solo pintoras, también escultoras pusieron su genio artístico al servicio de la imaginería religiosa. Es el caso de una de las pocas escultoras conocidas, Luisa Roldán. Su vida y su obra están ligadas a la España de la Contrarreforma en la que ella fue una de las artistas más destacadas.
Conocida como La Roldana, Luisa aprendió en el taller de su padre, el también escultor Luis Roldán, donde pronto destacó por su gran dominio de la técnica escultórica. Su padre la convirtió en una de sus principales ayudantes. Luisa terminó alcanzando su sueño de convertirse en escultora de cámara en la corte de Madrid, aunque su deseo no le reportó una estabilidad económica y terminó muriendo en la pobreza.
Nacimiento
Convento Carmelitas Descalzas de Santa Teresa (Madrid)
La Roldana utilizó terracota policromada para dar vida a este tradicional nacimiento donde, junto a las figuras típicas de cualquier pesebre que se precie, esculpió también un misterioso personaje que podría ser el donante de la pieza o la representación de un santo.
Luisa Roldán demuestra en esta obra su genio a la hora de esculpir el más mínimo detalle y modelar figuras de gran expresividad y dulzura. Figuras que parecen capaces de cobrar vida en cualquier momento.
Angelica Kauffmann (1741-1807)
De la etapa pictórica neoclásica, nos llega esta pintora que recorrió Europa para impregnarse de arte y aprendió en el taller de su padre. Sus primeras obras se centraron en el retrato, género con el que empezó a ganarse la vida desde muy joven, gracias a los muchos encargos que le llegaron desde las clases altas.
Angelica Kauffmann se instaló en Londres donde realizó varios lienzos para la familia real y se convirtió en la protegida del gran pintor neoclásico Sir Joshua Reynolds. Junto a sus dulces retratos y bellos paisajes, Kauffmann también puso su paleta al servicio del arte sacro.
Sagrada Familia con un ángel
Museo de Juan Pablo II (Varsovia)
En este lienzo, Angelica Kauffmann plasmó la belleza del amor de la Virgen hacia su hijo, pintado como si fuera un querubín que juega con las flores que le ofrece un ángel pintado con gran maestría. Las tres figuras aparecen iluminadas en primer planos mientras que San José queda medio escondido al fondo de la escena. El Victoria & Albert Museum de Londres custodia un grabado de la misma obra.
Marianne Stockes (1855-1927)
En la Inglaterra victoriana, las mujeres aprendieron a pintar para deleite privado, para embellecer su propia personalidad y convertirse así en esposas cultas y refinadas. Pero fueron muy pocas las que hicieron de su arte algo más que un entretenimiento. Marianne Stokes fue una excepción. De origen austriaco, Marianne sintió una especial atracción por el movimiento prerrafaelita que hizo suyo.
Ángeles entreteniendo al Niño
1893
Colección privada
Esta deliciosa imagen nos muestra a María que se ha quedado dormida sobre unos fardos de heno en el portal de Belén. Jesús, en su regazo y con los ojos muy abiertos, está custodiado por dos jóvenes ángeles que tocan para él para que permanezca tranquilo mientras su madre descansa.
Marianne Stokes consigue con esta personal recreación de la Natividad acercarnos al lado más humano de la Sagrada Familia.
Natalia Goncharova (1881-1962)
También en las vanguardias, algunos artistas no se olvidaron de la magnificencia del arte religioso. La pintora rusa Natalia Goncharova destacó con sus pinturas cubistas de principios del siglo XX. Miembro de grupos avant-garde, Natalia se inspiró en el folclore ruso y en la estética de los iconos ortodoxos para crear su propio estilo artístico.
Pintora de éxito, ya en 1913 protagonizó una gran exposición en Moscú, consagrándose como una de las más importantes pintoras de su tiempo. Junto a Mijaíl Lariónov creó el rayonismo, una de las primeras vanguardias surgidas en Rusia. Su arte evolucionó hacia un estilo futurista y se dedicó también al diseño gráfico y el diseño de decorados.
La Natividad
1910
El rojo y el azul dominan esta recreación del nacimiento de Jesús siguiendo el estilo creado por la propia autora. Conocido como rayonismo, se basaba en la creación de escenas a base de rayos de colores. En esta obra, Goncharova mezcla la tradición iconográfica de la Rusia tradicional con un estilo de vanguardia.
Fuente
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