© Foto : Potanin Charitable Fund
Entre compras y donaciones, en 2020 el Museo Reina Sofía adquirió 38 obras de artistas rusos conceptualistas. Se ha primado el trabajo colectivo de artistas y proyectos de colaboración. Se busca expandir la visión de la práctica conceptual más allá del enfoque occidental y llenar un vacío que desde 2008 la dirección del museo busca complementar.
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, con sede en Madrid y especializado en arte del siglo XX y contemporáneo, tiene previsto en 2021 ampliar su muestra de arte conceptual. A tal fin ha ido adquiriendo a lo largo del año anterior diversas obras y proyectos de artistas rusos contemporáneos, con cuya visión se busca complementar los planteamientos de los trabajos ya presentes en su catálogo de artistas occidentales y de otros países del este de Europa.
Entre las obras compradas y recibidas en donación, figuran trabajos de autoría individual y colectiva, y en diversos soportes. Estas prácticas multimedia incluyen instalaciones y performances que, ayudadas del vídeo o la fotografía, representan movimientos de enfoque conceptual y de carácter inconformista, una superación de la modernidad que también da pie a la contracultura. Se trata de instalaciones de Vitali Komar, Irina Nakhova, o las planteadas al aire libre por el hispanosoviético Francisco Infante y Nonna Goriunova, entre otras.
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© Foto : Cortesía de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Irina Nakhova
Room nº. 2 (1985). Obra de Irina Nakhova. Instalación con una conversación entre Irina Nakhova, Andréi Monastyrsky y el crítico Joseph Bakshtein, en Moscú. Vídeo, 3 min. 50 ss. Cámara: Sabine Hänsgen.
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© Foto : Cortesía de Museo Reina Sofía / V. Komar y A. Melamid
Music writing: Passport (1974). Obra de Vitaly Komar y Aleksandr Melamid, de la serie “Codes”, 1974. Autorretrato doble, collage fotográfico, 89 x 58 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Mijail Chernyshov
Red Star (performance). Obra de Mijail Chernyshov. Año: 1975. Técnica: Impresión digital (copia de 2008) Medidas: 20 x 30 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Nikita Alekseev
Noise (1978). Obra de Nikita Alekseev. Técnica: impresión digital (copia de 2009). Medidas: 20 x 30 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Mijail Chernyshov
Red Star (performance). Obra de Mijail Chernyshov. Año: 1975. Técnica: Impresión digital (copia de 2008) Medidas: 21,5 x 30 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Nikita Alekseev
Start (1978). Obra de Nikita Alekseev. Técnica: impresión digital (copia de 2009). Medidas: 30 x 19,5 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Reina Sofía / F. Infante y N. Gurionova
Snow ritual (1968). Obra de Francisco Infante y Nonna Goriunova, en las afueras de Moscú Impresión en gelatina de plata, 50 x 65 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Reina Sofía / F. Infante y N. Gurionova
Snow ritual (1968). Obra de Francisco Infante y Nonna Goriunova, en las afueras de Moscú Impresión en gelatina de plata, 50 x 65 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Irina Nakhova
Room nº. 2 (1985). Obra de Irina Nakhova. Instalación con una conversación entre Irina Nakhova, Andréi Monastyrsky y el crítico Joseph Bakshtein, en Moscú. Vídeo, 3 min. 50 ss. Cámara: Sabine Hänsgen.
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© Foto : Cortesía de Museo Reina Sofía / V. Komar y A. Melamid
Music writing: Passport (1974). Obra de Vitaly Komar y Aleksandr Melamid, de la serie “Codes”, 1974. Autorretrato doble, collage fotográfico, 89 x 58 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Mijail Chernyshov
Red Star (performance). Obra de Mijail Chernyshov. Año: 1975. Técnica: Impresión digital (copia de 2008) Medidas: 20 x 30 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Nikita Alekseev
Noise (1978). Obra de Nikita Alekseev. Técnica: impresión digital (copia de 2009). Medidas: 20 x 30 cm.
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© Foto : Cortesía de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Mijail Chernyshov
Red Star (performance). Obra de Mijail Chernyshov. Año: 1975. Técnica: Impresión digital (copia de 2008) Medidas: 21,5 x 30 cm.
El museo Reina Sofía cuenta desde hace tiempo con obras de artistas rusos de vanguardia, como varios lienzos de Vasili Kandinski y Serge Poliakoff, dibujos de Natalia Goncharova, fotografías de Aleksandr Rodchenko y Gueorgui Pinkhassov e incluso un dibujo de Kezimir Malevich (Lápices, 1917). "Luego tenemos la instalación de Andrei Monastyrski que compramos en la feria ARCO de 2008, que de algún modo introdujo nuestro interés por la práctica conceptualista rusa", explica a Sputnik Salvador Nadales, conservador del área de colecciones del Museo Reina Sofía, que arroja luz sobre cómo ha transcurrido este proceso de ampliación de su fondo artístico.
"El fenómeno por las prácticas conceptuales rusas es más bien general, no solo del Museo Reina Sofía. Y apostamos por autores que priman la producción colectiva, muy vinculado al concepto de lo rural y lo primitivo".
Salvador NadalesConservador del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
"Hasta ahora el museo albergaba solo 25 obras, sin contar autores ucranianos nacidos en el Imperio Ruso o en la URSS. Son trabajos datados entre 1915 y 1916, como los dibujos de Natalia Goncharova, y entre 2009 y 2010, como Drawing Lessons de Viktoria Lomashko, sobre un internado de menores en Mozhaisk. También tenemos fotos del fotógrafo Weegee, que en realidad era ucraniano, aunque su obra la ubicamos dentro de la fotografía estadounidense. Pero en 2020 hemos adquirido un conjunto de obras muy interesantes."
‒ Salvador, ¿en qué radica la importancia de las nuevas obras adquiridas? Es decir, ¿por qué se decidió su adquisición?
‒ Cada año se establecen unas directrices, y en 2020 atañeron a Rusia porque ya llevábamos varios años estudiando qué obras podían ser de interés. Fruto del contacto con artistas y de la confirmación de la existencia de determinados materiales, buscamos proyectos concretos que puedan nutrir los discursos que el museo trabaja. En 2020 tuvimos un corpus de trabajo que permitió abordar estas adquisiciones y que cubre la laguna que teníamos. Con la llegada en 2008 del actual director, Manuel Borja-Villel, se asentaron una serie de líneas de actuación y política de compras encaminada a cubrir gran parte del arte conceptual.
Pero no se trata de enriquecer el patrimonio del museo o de complementar vacíos existentes. Estas obras poseen, por así decirlo, elocuencia suficiente para que un futuro puedan nutrir los relatos de la colección que vamos a inaugurar a finales de año. Seguimos buscando en otros fondos documentales autores de esta misma línea. Estas obras son importantes porque integran movimientos que, al igual que ocurrió en Europa occidental, tuvieron una gran repercusión en la génesis de la contracultura, contra el discurso canónico que impera en muchas instituciones y museos de contar la historia oficial. El nuestro tiene el propósito desde 2008 de abordar la contracultura o arte de artistas disidentes a los que la historiografía artística no les ha dado esa oportunidad.
"Y no queríamos limitar estas prácticas conceptuales a la visión española, europea y occidental, sino expandirlas con artistas procedentes de las antiguas URSS y Yugoslavia".
Salvador Nadalesconservador del área de colecciones del Museo Reina Sofía
‒ ¿Cuántas adquisiciones son y en qué consisten exactamente?
‒ Entre compras y donaciones, en 2020 entraron en el museo 38 obras. Todas proceden de las prácticas conceptuales rusas de los años 60, 70 y 80. De ellas, 34 son compradas y 4 provienen de donaciones. Son prácticas multimedia, photoperformances, fotografía y vídeo documental, y vídeoinstalaciones. Corresponden a movimientos conceptuales que podríamos llamar disidentes o inconformistas. Para nosotros son muy importantes, porque los materiales disponibles son muy pocos hoy en día. Fueron prácticas muy escasas, están poco documentadas, no se conservan los materiales de photoperformance o videoperformance. El valor de las nuevas adquisiciones está ahí: en la escasez de su documentación conservada sobre estas acciones.
Esta selección de arte conceptual de Moscú se puede relacionar con otras obras de la colección del Museo, agrupadas bajo la rúbrica De la revuelta a la posmodernidad (desde la década de 1960 a la de 1980), y se centra sobre todo en las prácticas multimedia, en los nuevos espacios de producción y en los discursos políticos. Al igual que ocurrió en Europa en 1968, es interesante ver cómo estos artistas llegan a traspasar los límites de la modernidad y llegan a conceptos postmodernos no oficiales. Así estamos cubriendo el hueco que teníamos sobre conceptualismo ruso.
‒ ¿Qué es lo más destacable de estas obras?
‒ El conjunto. Es difícil destacar alguna, porque todas constituyen un conjunto y en diálogo unas con otras permiten abordar el tema de lo conceptual ruso en línea con otras piezas conceptuales de la colección, como lo conceptual del Este o lo conceptual europeo. Por un lado nos interesa lo colectivo, el trabajo de artistas y proyectos de colaboración. Pero, por ejemplo, hay una obra magnífica de Vitali Komar y Alexandr Melamid, una obra cumbre: Music Rising Passport (1974). Es una instalación sonora magnífica, con mobiliario. Es como una respuesta a los efectos del Telón de Acero, en el sentido de la frontera que impidió durante décadas el diálogo entre artistas rusos y occidentales. Esta obra se ha comprado directamente a uno de los autores, Komar.
También hay otra muy interesante de Irina Nakhova. Es una videoinstalación que refleja una conversación entre ella misma y el artista Andrei Monastirski (del que ya teníamos obra aquí desde hace 10 ó 12 años) y el crítico Joseph Backstein en Moscú en 1985. Nakhova es una pintora surrealista que en los 80 empezó a hacer instalaciones, las más célebres son las Rooms y el museo ha adquirido la Room n.º 2. Son interesantes porque atrajeron la atención de los principales artistas conceptuales de la talla de Ilya Kabakov. Es un documento único, tanto desde el punto de vista visual como crítico, sobre todo porque prácticamente no existen filmaciones de este tipo de arte anteriores a la perestroika.
Pero el museo sigue interesado en ampliar la colección mediante la compra de otros materiales. Por ejemplo, Igor Makarevich, que tiene un trabajo tanto individual como colectivo. Tiene autorretratos fotográficos que hablan sobre el proceso de creación con una carga crítica. En general hay interés en las instituciones internacionales sobre estas prácticas rusas, en los años 90 fue en Nueva York y París, y en 2016 el centro Georges Pompidou de París alojó una exposición sobre arte contemporáneo en la URSS y Rusia entre 1950-2000.
‒ ¿Ha pagado mucho el museo por estas obras?
‒ Dentro del conjunto de obras, se ha llegado a un valor de descuento, porque a los artistas también les interesa que museos con vocación internacional como el Reina Sofía cuenten con obras que quedaron fuera del arte oficial ruso. En este sentido, para el artista es más interesante formar parte de una colección antes que un beneficio económico. En algunos casos tampoco ha mediado un intermediario galerístico, por lo que el precio ha sido bastante ventajoso. Estamos hablando de un descuento que puede haber llegado en torno al 50-60% respecto al precio de mercado.
‒ ¿Y cuáles han sido las donaciones? ¿Cómo se ha llegado a ellas?
‒ Yo destacaría una realizada por una coleccionista particular residente en Nueva York. Son photoperformances sobre dos artistas fundamentales, Mijail Chernyshov y Nikita Alekseev, dos integrantes de la contracultura de Moscú. Hay dos instalaciones de cada uno. Como de la documentación de los happenings se conserva muy poco material, cualquier material es de mucho interés. Querían trabajar de forma colectiva y experimentan en el entorno rural. Es una crítica en sí misma, pues tuvieron que abandonar el entorno urbano por la censura, dado que no podían asegurarse espacios oficiales. Decían que ya que sus actuaciones se iban a perder en la ciudad, mejor que se perdieran en el bosque. Es un modo poético, metafórico, de hacer una crítica al hecho de no tener cabida en un espacio urbano.
‒ ¿Cuándo se expondrán las obras al público?
‒ Todavía no se pueden contemplar, algunas están aún en proceso de registro. Tampoco figuran por el momento en la base de datos o en la web, pero se verán próximamente, porque muchas de ellas formarán parte de la colección permanente del museo y otras se divulgarán a través de la web mientras aguardan su turno para salir a sala. Pero antes hay que culminar el proceso de registro (inventariado, fotografiado, investigación, catalogación, etcétera). Se podrán ver a lo largo de este año.
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