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lunes, 28 de junio de 2021

El futuro de los museos, ¿en manos de Netflix?

 

Foto: 'The Queen and the Crown', exposición virtual en el Museo de Brooklyn
'The Queen and the Crown', exposición virtual en el Museo de Brooklyn

Las pinacotecas ya utilizan medidores para conocer qué exposiciones gustan más y cuáles gustan menos y miran a las grandes corporaciones tecnológicas para atraer un público masivo


La entrada es una dirección web: thequeenandthecrown.com. Solo hace falta escribirla en el buscador del móvil o el ordenador y enseguida se accede a la recreación de las puertas del Museo de Brooklyn de Nueva York. Se topa con unos carteles y se sumerge en el interior. A partir de ahí, en otra recreación virtual de una sala del museo, ya solo queda navegar por esta exposición organizada por Netflix (que coloca bien arriba su logo) y comisariada por Matthew Yokobosky, comisario senior de moda. La muestra expone, de forma online, los trajes utilizados en las exitosas series de esta plataforma, 'The Crown' y 'Gambito de Dama'. El visitante virtual puede observar detalles de los vestidos, obtener información sobre su diseñador y la época en la que fueron usados y visualizar clips de las series en la que aparecen y entrevistas a las actrices que los llevaron. Y no hace falta viajar a Nueva York. Y, al menos en este caso, tampoco hace falta pagar.

 

No, esta no es una exposición que lleva el entorno físico del museo al mundo online. Ni tampoco es la explicación de un cuadro en Tik Tok, Instagram o en Twitter, facetas que han implementado en los últimos tiempos muchos museos de todo el mundo (en España, por ejemplo, el Museo del Prado lo ha hecho con notable presteza), debido en gran parte a que las pinacotecas han estado largo tiempo cerradas. No, eso ya es algo antiguo: esta es una muestra creada por y para el mundo online. No existe en la sala del museo sino en tu pantalla de ordenador y de tu móvil. Y tiene el mismo logo que esa plataforma que tan presente en estos meses de pandemia. ¿Otra consecuencia de la pandemia? ¿Estamos preparados para que todo, incluso un museo, también dependa de Netflix? ¿O de Amazon? ¿O de Google?

 

"Netflix es una empresa interesante para los museos por la narración. Se pueden explorar diferentes formas de contar una historia del arte”

 

“Es una pregunta complicada”, admite a El Confidencial Vincent Poussou, director de digital y audiencias de los museos nacionales Gran Palais en París. “Nosotros siempre nos hemos planteado cómo trabajar con las GAFA (acrónimo de las empresas Google, Amazon, Facebook, Apple) y nuestra respuesta es, por ejemplo, no darle todo a Google pero sí trabajar con ellos. Creo que hay que encontrar la buena manera de trabajar con estas empresas y seguir siendo independiente”, prosigue este experto, que, en relación con Netflix, tampoco pone demasiados reparos: “Todavía no hemos trabajado con ellos, pero creo que es una empresa interesante para los museos por el tema de la narración. Se pueden explorar diferentes formas de contar una historia del arte”. De esta manera, para él la cuestión es no estar totalmente abiertos ni totalmente cerrados a estas corporaciones sino que “puede haber una relación de interés entre ambos y que cada uno esté al mismo nivel”.

 

La crítica cultural y que hasta hace solo unas semanas fue la directora de LABOral Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón, Karin Ohlenschläger, también apuesta por este tipo de alianzas. Además, reconoce que hace ya tiempo que los museos colaboran con Google, Apple o Microsoft para digitalizar sus fondos. Y entiende que “estas conexiones entre patrimonio material y digital, entre átomos y bytes, son hoy vitales para sobrevivir en un mundo globalizado, cada vez más competitivo y sometido a los imperativos de la economía de la atención”. Como Poussou, su única advertencia es negociar bien con estas corporaciones. “La clave es saber pactar las condiciones y el precio que pagamos por estar presentes en el mundo paralelo de los bytes”, admite.

placeholderPantallazo de 'The Queen and the Crown'
Pantallazo de 'The Queen and the Crown'

Los grandes interrogantes son: ¿Se pueden negociar con estas empresas en términos de igualdad? ¿Negociaron bien antes otras empresas culturales como las editoriales? ¿Son más fuertes que hace diez años? ¿Y los creadores? ¿Serán las exposiciones cada vez más a la carta… del gran éxito de la temporada en la plataforma online?

Un like no atrae visitantes

Este debate ha estado rondando en la primera edición de la Feria Internacional de Ciudades y Museos, celebrada esta semana en Málaga, y en la que se presentaron nuevas propuestas para el futuro de las pinacotecas. Abundó en buena medida el asunto digital. En gran parte porque en este año de pandemia todos los museos se han visto abocados a dar el gran salto, debido a su vez a la falta de público presencial. Y, aunque algunos pudieron abrir e inaugurar exposiciones, no se han alcanzado, ni de cerca, las cifras de visitantes de años anteriores. El daño de los cierres perimetrales y la falta de turismo ha sido evidente. De hecho, todos los museos admiten haber tenido entre un 70 y un 80% menos de visitantes en 2020 que en 2019. Se ha instalado la gran obsesión: los públicos y cómo atraerlos de nuevo al museo (y fomentar públicos que jamás hayan pisado una sala con objetos artísticos).

 

“Los museos han hecho muchos esfuerzos para resistir en las redes sociales, pero que te pongan un like no quiere decir que la gente vaya a ver la exposición”, enfatiza Poussou, que cree que las iniciativas digitales que existen hoy en día y que consisten en reproducir en tres dimensiones una galería o una exposición haciendo zoom en determinadas obras, , es algo que ha quedado anticuado y que, además, tiene una calidad escasa. “No podemos hacer una especie de Google Street view”, indica.

 

“Los museos han hecho muchos esfuerzos en las redes sociales, pero que te pongan un like no quiere decir que la gente vaya a ver la exposición”

 

Para él, los avances deberían ser mayores: “Un rodaje especial con un montaje de una película y encontrando una forma participativa de visitas, por ejemplo, con una guía”. Y proyectos con la realidad virtual y la realidad aumentada que incluso permitan montar exposiciones con cuadros que ni siquiera posee el museo. Con estas iniciativas, señala, el museo debe tener en cuenta que la mayoría de los visitantes de las exposiciones más exitosas no son personas especializadas en arte. “Es gente que de vez en cuando va a haber algo y no debemos olvidar que este público está envejeciendo. Pero hay que pensar que para un joven del año 2000 su cultura es 90% digital, son las redes sociales, los videojuegos, los vídeos de Youtube… E ir a un museo es algo muy lejano”, reflexiona este experto.

 

Exposiciones digitales a la carta… ¿de la mayoría?

Precisamente, el conocimiento de los públicos, qué ven, qué les gusta, en qué cuadros se detienen y de cuáles pasan, ha sido otro de los asuntos a debate en la reciente feria. De hecho, ya hay empresas que se dedican a la medición de estos datos y que están trabajando con instituciones culturales. Como Museummate, una firma de audioguías que en 2019 creó un asistente virtual que acompaña al visitante durante todo el recorrido de la exposición, y que se instala, o bien en un dispositivo físico o en el propio móvil del turista. Pero no es un simple aparato (o app) que te detalla la exposición. En realidad, es una herramienta de gestión de los visitantes. Un asistente que sabe exactamente cada paso que das, hacia dónde y durante cuánto tiempo.

placeholderCuenta en Tik Tok del Museo del Prado
Cuenta en Tik Tok del Museo del Prado

“Eso nos lleva a saber si esta exposición gusta más, gusta menos, esta zona del museo no sabemos por qué los visitantes no van…y, oye, ya que el visitante está en esta zona, ¿por qué no le ofrecemos un menú de mediodía en la cafetería? O que tenemos un producto de tienda más interesante. Es decir, este asistente permite profesionalizar la gestión”, explica Alejandro López, senior advisor de esta empresa. La herramienta no es un proyecto de futuro ni ciencia ficción sino que ya funciona en el Guggenheim de Bilbao, el Capricho de Gaudí, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, el Museo Egipcio de Turín y la Peggy Guggenheim Collection de Venecia.

 

"Con los datos podemos saber que, oye, ya que el visitante está en esta zona, ¿por qué no le ofrecemos un menú de mediodía en la cafetería?"

 

Quienes trabajan en los museos no ven estas iniciativas con malos ojos. Al contrario, creen que es positivo avanzar con este tipo de base de datos. “Y eso va a permitir después seleccionar de una manera muy fina quién está interesado por qué tipo de exposición. Ahora, como todo el mundo ha reservado por la red, después de la visita nosotros ya hacemos una encuesta de satisfacción. Y nos ha funcionado muy bien”, comenta Poussou. A Ohlenschlaeger también le suena bien la música, ya que, según ella, puede “contribuir a producir y difundir un mayor conocimiento de nuestro patrimonio histórico, gracias al big data, a la inteligencia artificial y otros medios”.

 

Pero hay un pero muy grande: la posible mercantilización del arte. ¿Y si solo se apuesta por lo que gusta a una gran mayoría? Si ahora mismo se preguntara por la calle, ¿qué tres pintores serían los más citados? ¿Y si solo hubiera exposiciones de ellos con una especie de hologramas para las obras? ¿Vamos a ver la misma exposición todos en todo el mundo? Esto nos devuelve a la pregunta inicial y las posibles intervenciones de una empresa como Netflix. A la exdirectora de la LABoral no se le escapa que “cuando el acceso a nuevos conocimientos se instrumentaliza y se rebaja a mero espectáculo para las nuevas ferias de banalidades” pueden surgir iniciativas como ‘Van Gogh Alive’. Esta muestra virtual se inauguró a finales de 2019 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid después de pasar por otras salas en plena gira mundial y se vendía como “una experiencia que combina 3.000 imágenes en movimiento, luz y música para sumergirse de lleno en el universo del artista neerlandés”. Esta música suena bastante a macmenú del arte. “Esta es ya la otra parte de la misma moneda: poco tiene que ver ni con el artista y su obra, ni con la historia de arte que en este caso solo sirve de recurso muy distorsionado para crear mercancía y espectáculos, por lo visto muy demandados y rentables en la actualidad”, manifiesta Ohlenschlaeger.

placeholderExposición digital 'Van Gogh Alive'
Exposición digital 'Van Gogh Alive'

Poussou, sin embargo, se muestra menos crítico y defiende montar este tipo de exposiciones digitales. “Imaginemos que viene una nueva pandemia, podríamos tener una exposición en una sala que, en realidad, está vacía, pero el visitantes, ya sea con gafas 3D o con su móvil, puede ver las obras en realidad aumentada. Así, el tema de la distancia social o el traslado de las obras no tendría ninguna importancia”. Tampoco hace falta que vuelva otra enfermedad mundial. Este experto en arte y digitalización cree que este tipo de exposiciones son positivas “porque hay millones de personas que nunca podrán ver la obra original. Y, además, tú puedes ir a ver ‘Las Meninas’ y si no tienes conocimientos de la obra vas a pasar diez segundos delante del cuadro e inmediatamente te vas a pasar a ver otro. Pero si tienes una propuesta digital que te explica la obra de Velazquez puedes entender mejor la obra y te vas a enriquecer mucho más”. E insiste en una cuestión sobre los públicos: “Tenemos que pensar en qué tipo de propuestas se pueden hacer para que los que no vienen nunca a los museos se interesen por el arte. Y si las exposiciones digitales ayudan a transmitir el conocimiento hay que ensayar con esto. Yo creo que vamos hacia museos que tengan obras originales y otro tipo de propuestas”. 

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