Amalia García Rubí
Aguatinta de Matisse (1950)
La exposición de Matisse es un importante acontecimiento que reúne lo mejor de la obra gráfica del artista francés, partiendo de sus comienzos en las primeras décadas del XX para concluir en las creaciones finales fechadas en los años 40. Se trata de un amplio recorrido a través del cual el espectador puede contemplar las variadas técnicas de grabado empleadas por Matisse, desde las más tradicionales como el aguafuerte hasta las más innovadoras como el grabado al linóleo y el estarcido, pasando por la punta seca, la xilografía o la litografía. Una oportunidad única para entender las preferencias iconográficas y formales de esta figura fundamental del arte moderno. Dividida en cuatro secciones en razón a los contenidos temáticos de la vasta producción sobre papel de Matisse, la muestra recoge imágenes entorno a la música, la danza y la poesía, los tres ejes fundamentales de su arte una vez superada la etapa fauvista y tras pintar su gran obra maestra Le Bonheur de Vivre. Entre las obras expuestas, además del gran autorretrato inicial fechado en 1900-03 y varios desnudos de 1906, se muestran la xilografía Le Grand Bois y la litografía Le grand Nu. La exposición termina en los años 40-50 con varias aguatintas de gruesas líneas dedicadas a las cabezas como es el caso de Visage de jeune femme de 1948.
La obra de Blanca Muñoz expuesta en la sala pequeña consta de varias piezas realizadas durante los últimos años de creación como la compleja escultura titulada Tabú, de 2012, donde la artista emplea por primera vez el color utilizando una gran variedad de chapas perforadas de acero inoxidable. Asimismo se presenta una serie de objetos escultóricos más recientes fabricados en foam negro y varillas de acero inoxidable en las que Blanca Muños despliega toda una sucesión de formas muy vinculadas a los dibujos espaciales de sus esculturas. El trabajo de esta gran escultora contemporánea se caracteriza por la rigurosidad en la factura, la preocupación por el acabado y la pulcritud técnica a la hora de ensamblar y acoplar las partes de sus esculturas. La elegancia y sutilidad en la dicción impregnan siempre a su obra de un halo de misterio y emoción contenida. Ritmos, cadencias, expansiones y contracciones espaciales convierten a la escultura de Blanca Muñoz en un rico universo de líneas dúctiles de sugerentes formas danzantes inmersas en una singular musicalidad.
Formada en Madrid e Italia durante los años 80-90, galardonada con numerosos premios de grabado y escultura que culminaron en 1999 con el Premio Nacional de Grabado, Blanca Muñoz ha realizado importantes proyectos para espacios públicos como la escultura Géminis de la Torre Norman Foster, Madrid 2009, la obra Leónidas de la Estación Príncipe Pío de Madrid, etc.
(Galería Marlborough, c/ Orfila 5, de Madrid. Hasta el 22 de marzo)
Obra de Blanca Muñoz (2013)
Fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario