La gran ola de Kanagawa1 |
Katsushika Hokusai, Entre 1830 - 1833 |
La gran ola de Kanagawa2 (神奈川沖浪裏 Kanagawa oki nami ura?, literalmente «Bajo una ola en altamar en Kanagawa»), también conocida simplemente como La ola o La gran ola, es una famosa estampa japonesa del pintor especialista en ukiyo-e, Katsushika Hokusai, publicada entre 1830 y 1833,3 durante el período Edo de la historia de Japón.
Esta estampa es la obra más conocida de Hokusai y la primera de su famosa serie Fugaku sanjūrokkei (富嶽三十六景?«Treinta y seis vistas del monte Fuji»),4 además de ser la estampa más famosa de su género así como una de las imágenes más conocidas en el mundo. Del molde utilizado se realizaron varias miles de copias, muchas de las cuales llegaron a manos de coleccionistas europeos. A partir de la década de 1870 la estampa se volvió muy popular entre artistas y coleccionistas franceses.3
Varios museos conservan ejemplares de la obra, como el Museo Guimet, el Museo Metropolitano de Arte, el Museo Británico, o incluso la Biblioteca Nacional de Francia, generalmente provenientes de colecciones privadas del siglo XIX de estampas japonesas.
El ukiyo-e (浮世絵? lit. «pinturas del mundo flotante») es una técnica de estampa japonesa, muy popular durante el período Edo de la historia de Japón. La técnica de grabado a partir de planchas de madera se introdujo en Japón en el siglo VIII procedente de China y se utilizó a partir de ese momento principalmente en la ilustración de textos budistas.5 A partir del siglo XVII esta técnica se comenzó a utilizar para ilustrar poemas y romanceros.5 Es durante ésta época cuando surge propiamente el estilo del ukiyo-e, el cual reflejaba la vida e intereses de los estratos más bajos de la sociedad: mercaderes, artistas y rōnin, quienes estaban desarrollando su propio arte y literatura en zonas urbanas como Edo (hoy Tokio),Osaka y Sakai, en un movimiento que se conocería posteriormente como ukiyo, el mundo flotante.6 Fue el novelista Asai Ryōi quien en el año de1661 definió al movimiento en su libro Ukiyo-monogatari: «viviendo sólo para el momento, saboreando la luna, la nieve, los cerezos en flor y las hojas de arce, cantando canciones, bebiendo sake y divirtiéndose simplemente flotando, indiferente por la perspectiva de pobreza inminente, optimista y despreocupado, como una calabaza arrastrada por la corriente del río».7
Gracias a movimientos como la literatura ukiyo y los grabados, los ciudadanos comenzaron a tener más contacto con los movimientos artísticos. Alrededor de la mitad del siglo XVII los artistas comenzaron a reflejar lo ocurrido en los distritos de placer, el kabuki, festivales y viajes. Éstos últimos dieron nacimiento a guías turísticas que describían lo más destacado tanto de ciudades como del campo.6
Alrededor de 1670 surgió el primero de los grandes maestros del ukiyo-e: Hishikawa Moronobu.6 Moronobu comenzó a reproducir grabados de una sola hoja en donde representaba flores, pájaros, figuras femeninas y escenas eróticas, del tipo conocido como shunga. Este tipo de grabados eran realizados en negro sobre papel blanco, y el artista posteriormente debía añadir a mano los distintos colores. A finales del siglo XVIII se desarrollaron las técnicas necesarias para la impresión de diseños polícromos,5 conocidos como nishiki-e.8
Los dibujos de ukiyo-e, llamados en japonés nikuhitsu ukiyo-e, eran obras únicas que realizaba el pintor con pinceles directamente sobre papel oseda. Estos dibujos permitían ver la obra final en su totalidad, aunque salvo la forma de las líneas y el arreglo de color, se perdían durante el proceso.9 Posteriormente el artista, llamado eshi, llevaba la obra a un horishi, o grabador, quien pegaba el dibujo sobre un panel de madera, generalmente de cerezo,8 y eliminaba todo al ir tallando cuidadosamente el panel para formar un relieve con las líneas del dibujo.10 Finalmente, ya con las planchas necesarias (usualmente se utilizaba una por cada color necesario),8 un surishi, o impresor,9 llevaba a cabo el trabajo de impresión colocando el papel de estampación sobre las consecutivas planchas. La impresión se realizaba frotando una herramienta llamada barensobre el dorso de las hojas.11 Este sistema podía producir variaciones de tonalidad en las estampas.5 De una serie de planchas podían hacerse una gran cantidad de copias, a veces contadas en miles, hasta que las planchas se desgastaban.8
Dada la naturaleza del proceso de realización, la obra final era el resultado de un trabajo colaborativo donde el pintor generalmente no participaba en la impresión de las copias.9
A pesar de que en Japón no existían leyes de propiedad intelectual antes de la era Meiji, existía un sentido de pertenencia y derechos respecto a las planchas con los que se imprimían las estampas, llamadas zōhan. En cuanto a las planchas, se consideraba que el hanmoto o editor, o unhon'ya o editor que asimismo vendía los libros, era su poseedor, no el artista, por lo que tenía el derecho de hacer con ellos lo que quisiera. En algunos casos las planchas eran vendidas o cedidas a otros editores, caso en el que las planchas eran conocidas como kyūhan.12
Abundando en el histórico de este arte, destaca la naturaleza de las variaciones de tonalidad de las estampas, con un marcado sentido de pertenencia y derechos respecto a las planchas zōhan.
Hokusai nació en el año de 1760, en Katsushika, un distrito al este de Edo (hoy Tokio), en Japón. Nombrado al nacer Tokitarō,13 fue hijo de un hacedor de espejos del shōgun y debido a que nunca fue reconocido como heredero, es probable que su madre fuera una concubina.14
Comenzó a pintar a los seis años y a los doce su padre lo envió a trabajar a una librería. A los dieciséis se convirtió en aprendiz de grabador, actividad que desarrolló durante tres años al mismo tiempo que comenzó a hacer sus propias ilustraciones. A los dieciocho fue aceptado como aprendiz del artistaKatsukawa Shunshō, uno de los más grandes artistas de ukiyo-e de su tiempo. Después de un año de estar con su maestro, éste le dio el nombre de Shunrō, que empleó en la firma de sus primeros trabajos ese mismo año de 1779.15
Shunshō falleció en 1793, por lo que se dedicó a estudiar por su cuenta distintos estilos japoneses y chinos, así como algunas pinturas holandesas yfrancesas. Durante esta etapa de su vida se dedicó principalmente a dibujar surimono, o tarjetas de año nuevo y anuncios, escenas de la vida diaria y paisajes.16
En el año de 1800 publicó Vistas famosas de la capital del este y Ocho vistas de Edo, además de que comenzó a aceptar discípulos. Es durante este período cuando empezó a utilizar el nombre de Hokusai.16 Durante su vida habría de utilizar más de 30 pseudónimos diferentes.14
En 1804 adquirió gran fama como artista cuando, durante un festival en Tokio, realizó un dibujo de 240 metros cuadrados13 de un monje budista llamado Daruma. Su fama lo llevó a presentarse poco después con el shōgun Tokugawa Ienari en un concurso de talento, donde compitió contra un artista de estilo tradicional chino, al cual venció. Tres años después comenzó a ilustrar tres libros del novelista Takizawa Bakin, con quien tuvo grandes diferencias. En1812, debido a la precaria situación económica por la que pasaba, publicó Lecciones rápidas de dibujo simplificado y comenzó a viajar a Nagoya y Kiotopara tratar de conseguir más alumnos. En 1814 publicó el primero de quince volúmenes de sketches, llamados manga, en los que dibujaba cosas que le interesaban como personas, animales y a Buda, entre otras cosas. Durante los últimos años de la década de 1820 publicó su famosa serie Treinta y seis vistas del monte Fuji y fue tan popular que posteriormente tuvo que añadir diez estampas más.17
Obras posteriores incluyen Vistas de puentes famosos, Famosas cataratas en varias provincias y Cien vistas del Fuji.18 En 1839, mientras su trabajo comenzaba a ser eclipsado por el de Andō Hiroshige, su estudio se incendió, destruyendo la mayoría de sus obras. Falleció a la edad de 89 años,16 en el año de 1849.19
Se dice que años antes de morir aseguró:
A la edad de cinco años tenía la manía de hacer trazos de las cosas. A la edad de 50 había producido un gran número de dibujos, con todo, ninguno tenía un verdadero mérito hasta la edad de 70 años. A los 73 finalmente aprendí algo sobre la calidad verdadera de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles. Por lo tanto a la edad de 80 años habré hecho un cierto progreso, a los 90 habré penetrado el significado más profundo de las cosas, a los 100 habré hecho realmente maravillas y a los 110, cada punto, cada línea, poseerá vida propia.20
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