El año pasado este sector alcanzó un valor total de 54.000 millones de dólares
JOSE LUIS DE HARO (NUEVA YORK
"Existe una ausencia de un modelo para poner precio al arte, esta falta de un modelo fundamental de precios significa que el arte está sujeto a modas, manías y potencialmente burbujas", advierte Nouriel Roubini, para algunos el doctor calamidad para otros uno de los pocos que supo atisbar el frenesí de las hipotecas de alto riesgo.
"Existe una ausencia de un modelo para poner precio al arte, esta falta de un modelo fundamental de precios significa que el arte está sujeto a modas, manías y potencialmente burbujas", advierte Nouriel Roubini, para algunos el doctor calamidad para otros uno de los pocos que supo atisbar el frenesí de las hipotecas de alto riesgo. Como buen coleccionista de arte, este trotamundos de la economía considera que, actualmente, "el precio de los activos, incluidos los relacionados con el arte, es muy elevado".
Un comentario realizado la semana pasada durante una entrevista en la CNBC justo un día después de que la obra del español Pablo Picasso, Les femmes d´Alger, se vendiera en una subasta pública por un total de 179,3 millones de dólares. La escultura de L´homme au doigt, del suizo Alberto Giacometti, alcanzó el desorbitante precio de 141,28 millones de dólares en la contienda organizada por Christie's. Las hermosas guindas a dos semanas de auténtico delirio, que desde el pasado 5 mayo han engordado las ventas acumuladas por Christie's, Sotheby's y Phillips hasta los 2.700 millones de dólares.
Esta es sólo la punta del iceberg de un mercado que se encuentra en su momento más candente, donde la rentabilidad de sus activos siguen marcando récords y ofreciendo un margen de beneficio muy superior al de otros valores financieros convencionales. El año pasado, el mercado del arte alcanzó un valor total de 54.000 millones de dólares, el más alto jamás registrado, según el European Fine Art Foundation (TEFAF) Art Market Report.
Reducción de los fondos
Sin embargo, los fondos relacionados con este tipo de activos, que operan como hedge funds, es decir, invierten en piezas de arte, imponen suculentas tarifas e impiden a sus inversores retirar su dinero durante un periodo de tiempo previamente establecido, sufrieron el azote de nuevas regulaciones y medidas sobre este peculiar mercado, donde el vacío legal supone un arma de doble filo. A mediados del año pasado, el número de estos fondos a nivel global alcanzó los 72, casi la mitad que en 2012.
Dada la turbia naturaleza del arte, muchos inversores no son capaces de entender la forma de operar de este enrevesado mercado. A diferencia de otras clases de activos tradicionales, existe una escasa transparencia asociada con el comercio de arte. Un gran segmento de este mercado se lleva a cabo a través de transacciones privadas, lo que las hace difíciles de registrar y evaluar.
Esta falta general de transparencia también hace que la estimación del tamaño del mercado se haya convertido en un verdadero desafío. "Como inversión, el arte supera a los valores de renta fija aunque su rentabilidad es significativamente más baja que la variable en EEUU", explica Michael Moses, co-fundador de Beautiful Asset Advisors y creador del Mei Moses Art Index, que mide la evolución de estos activos con respecto al S&P 500 Total Return. "El arte cuenta con una menor volatilidad y menor correlación con otros activos, por lo que es más atractivo para la diversificación de las carteras de muchos inversores", apunta. Durante los últimos 200 años, los rendimientos reales medios de una obra de arte alcanzan una media del 3 o el 4 por ciento al año. El Mei Moses Art Index sigue más de 45.000 ventas anuales, con un retorno medio compuesto del 6,5 al 7 por ciento anual a través de distintas categorías. Según el propio Moses, los mejores rendimientos se encuentran entre las obras de precio más bajo, entre los 25.000 y los 50.000 dólares.
Desde su propia experiencia, las obras maestras tienden a rendir menos. Si echamos un vistazo a las cifras de los 10 artistas más vendidos de 2014, los nombres son demasiado familiares. Liderando el ránking estaba Andy Warhol con un valor combinado de obras vendidas de 653 millones de dólares. Le sigue Pablo Picasso, con 449 millones, y Francis Bacon, con 306.
En 2014, el número de lotes vendidos por encima del millón de dólares ascendió un 10,8 por ciento, mientras las obras vendidas por más 10 millones de dólares acumularon un total de 3.500 millones de dólares en ventas. De hecho, 139 obras de arte representaron el 22 por ciento del total de las ventas globales del mercado el año pasado. A la hora de invertir en el mundo del arte, es importantísimo tener en cuenta que ciertos géneros y formatos ofrecen una mayor rentabilidad por un sinfín de razones.
El arte puede ser una inversión impredecible en el que los beneficios estan influenciados, no sólo factores macro, como el crecimiento económico o la inflación, sino también por causas peculiares como el interés mundial en ciertos géneros, cambios en las tendencias, gustos y la cultura.
Los paradigmas del mercado de arte han cambiado drásticamente en las últimas décadas, debido al cúmulo de riqueza en mercados emergentes como China, Rusia y Oriente Medio, que han incrementado el número de interesados en el comercio del arte, dando al mercado una mayor capacidad de recuperación.
Este sector no se ha dejado intimidar por el contexto económico en un momento en que los coleccionistas a nivel mundial están pagando sumas récord para algunas obras de maestros como Picasso o Andy Warhol.
Un mercado opaco
Dicho esto, desde el punto de vista financiero, este mercado no es apto para el inversor de a pie. "Pese al atractivo del arte como una inversión, la falta de transparencia del mercado, la falta de liquidez y los altos costes en general han limitado la participación a un selecto grupo de individuos ricos, dejando a la mayoría de los inversores institucionales al margen", pone de manifiesto Kyle Sommer, director de JP Morgan Asset Management. En este sentido, Roubini coincide en que, pese a la mejora, la situación actual es "opaca" mucho más que transparente. "El mercado del arte se usa como herramienta de evasión fiscal y lavado de dinero, dado que puede comprarse sin dar a conocer la identidad del que adquiere la obra", relata este economista en un extenso informe sobre este tema publicado por su consultora Roubini Global Economics.
En el documento se relata como la opacidad en este mercado suele culminar en el uso de información privilegiada y manipulación en los precios. Pero ante las adversidades del mercado, Sommer enumera también una serie de beneficios relacionados con este tipo de inversiones. "Hay valores intangibles asociados con tener y disfrutar de una obra de arte, como estatus social o prestigio, que reflejan el volumen de riqueza o un estilo de vida", señala. "También están los beneficios filantrópicos, desde la financiación hasta la creación de una colección con el objetivo de preservar el patrimonio cultural", añade. Al respecto, el experto de JP Morgan asegura que los compradores chinos han repatriado buena parte de los bienes culturales que han estado en manos de propietarios occidentales, lo que ha contribuido a un aumento de los valores de las obras chinas en los últimos años.
En general, el mercado a corto y medio plazo muestra señales importantes para mantener su tendencia alcista. Entre los factores que apoyan este hecho se encuentra el impacto de internet y las ventas online, que están ayudando a las obras de menor valor equilibrando así el auge del segmento más elitista. El 67 por ciento de las ventas de arte online oscilan entre los 1.000 y los 50.000 dólares. En agosto del año pasado, el inversor Leon Black, fundador de Apollo Global Management, compró la compañía de marketing online Artspace mientras que Sotheby´s y eBay cuentan con un importante acuerdo de colaboración. Otro factor está en el incremento de las ferias de arte, que en 2014 superaron los 180 eventos.
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