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sábado, 20 de junio de 2015

Artistas sirios exiliados intentan exorcizar el conflicto a través del arte

Artistas sirios exiliados intentan exorcizar el conflicto a través del arte

Artistas sirios exiliados intentan exorcizar el conflicto a través del arte

Kathy Seleme, Beirut, EFE Artistas sirios, que huyeron de su país después del estallido de la guerra en 2011 y se encuentran actualmente exiliados en el Líbano, tratan de exorcizar los horrores del conflicto a través de diferentes expresiones artísticas.

Sus esculturas, pinturas y fotografías pueden verse estos días en la Villa Paradiso de Beirut, donde un grupo de 20 artistas sirios exponen sus obras, en las que reflejan al mismo tiempo la violencia y la esperanza de un futuro mejor para ellos y su país.

Fadi al Hamami, de 27 años, explicó a Efe como, en un principio, en sus dibujos se podía ver la guerra y a la violencia, pero ha ido evolucionando y ya no quiere que en ellos aparezcan la muerte ni las armas.

"Ahora, hablo de la parte psicológica relacionada con la violencia, trato de comprender la dualidad que existe en el interior del hombre. Durante la guerra un monstruo sale de él y en mi trabajo hablo de la relación del hombre con ese animal. Es una especie de terapia", detalló.

Cuando estalló la guerra en Siria, Al Hamami acababa de terminar sus estudios de Bellas Artes y el conflicto cambió toda su vida, al igual que la de los jóvenes de su generación, según dijo el propio artista.

La "Exposición de arte sirio", organizada por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), busca mostrar el impacto del conflicto en la vida de los sirios, pero también en la de los libaneses, que conviven con más de un millón de personas huidas del país vecino a causa de la guerra.

La iniciativa de Acnur cuenta con la colaboración de "Art Residence Aley" (ARA), un centro cultural y solidario creado a las afueras de Beirut para acoger a jóvenes artistas sirios que tuvieron que abandonar su país e impulsar el diálogo transfronterizo a través del arte.

La ingeniera Raghad Mardini fundó ARA hace tres años para dar la oportunidad a los artistas en el exilio a seguir desarrollando su trabajo, y promoverlo en el Líbano y en el extranjero.

Mardini asegura que la idea surgió de forma espontánea al ver que la mayoría de los artistas que llegaban al Líbano estaban abandonando su carrera y dedicándose a cualquier otro trabajo para poder sobrevivir.

Este es el caso del joven artista Anas Homsi, que durante un tiempo estuvo acogido en la ARA y que presentó esta semana sus pinturas de colores alegres y fuertes en la exposición de la ACNUR.

"En mi pintura trato de expresar la emoción que sale de mi corazón por aquello que ocurre en mi país. Es el grito que sale de mi interior. Me gusta la pintura y la música, por ejemplo el flamenco, y aspiro a la libertad", declaró a Efe.

Según Homsi todos los artistas basan sus obras en la guerra y la tristeza, y son pocos los que reflejan esperanza o la posibilidad de regresar a Siria, porque no saben si podrán volver algún día.

"El Líbano es un buen lugar desde el que lanzarnos como profesionales, pero hay amargura y pena en nuestros corazones al haber tenido que abandonar nuestro país", aseguró Homsi, que se estableció en Beirut en 2012, cuando la violencia alcanzó la capital siria, Damasco, donde residía.

"Queremos que el mundo se dé cuenta de que en Siria hay gente culta, hay pintores, músicos y literatos que tienen derecho a vivir en paz", recalcó Homsi.

El exilio marca el arte de estos jóvenes, así como su relación con el país de acogida, donde no siempre son bienvenidos ni las circunstancias son fáciles.

"Cuando llegué al Líbano era como estar en un barco que se dirigía hacia la esperanza, pero después de un cierto tiempo comencé a sentir ciertas presiones", relató Al Hamami, destacando que aún así se siente seguro y afortunado comparado con otros de sus compañeros que se han quedado en Siria.

Por otra parte, la artista siria Farah Adras, que también expuso sus pinturas en la Villa Paradiso, ve el conflicto de otra forma porque desde el comienzo lo ha vivido desde fuera.

"No me siento una refugiada, mi situación es diferente a la de muchos de mis compatriotas", explicó a Efe.

Adras, que trabaja ahora en la ONG libanesa Zeitun de ayuda a los refugiados sirios en los campamentos de Beirut, aseguró: "a mi parecer, todo depende del lado por el que se miran las cosas. Si las enfocamos de forma positiva, todo puede cambiar".

Fuente

http://eldia.es


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