John Castles ha dedicado su vida al arte. Desde que tenía 22 años empezó a explorar sus propias convicciones con la técnica de la escultura. Una destreza que desarrolló con tal discliplina y habilidad que, cuarenta años después, lo ha llevado a convertirse en un referente de la práctica escultórica en el país.
Entre el suelo y la pared, su más reciente exposición, recopila cuatro décadas de trabajo. Una muestra que reúne obras de sus tres etapas como artista y, que en conjunto, dan lugar a una sorprendente colección de esculturas y dibujos. Labor que para la Galería Nueveochenta supuso algo más de un año.
Aunque este antioqueño nacido en Barranquilla en 1946 no tuvo una formación como artista –al igual que la mayoría de los de su generación– los cursos básicos de arte que ofrecía la facultad de arquitectura de la Universidad Javeriana le permitieron encontrar su vocación. “El constructivismo y el arte concreto fueron mi primer interés, y a partir de allí empecé a hacer relieves de cartón” explica el maestro, quien desde los años setenta empezó a consolidarse como artista plástico en Colombia.
Sin título # 3. Lámina de hierro soldado 92 x 178 x 178 cm (1979) Foto: Ana Vallejo.
Si algo define el trabajo de Castles es el manejo del metal. Un elemento que oxida, deforma y en algunas ocasiones pone sobre el papel. Sin embargo, una particularidad de su obra es que construye esculturas que carecen de pedestal, pues según cuenta, “la base aísla a la escultura de todo su contexto”. Por ello, la mayoría de sus obras están concebidas con una cuidadosa geometría, donde tanto la figura, el material y la forma están pensadas para que el piso juegue un papel clave.
En la primera etapa de su carrera el maestro se cuestionó sobre los aspectos materiales de la escultura, como el peso y el equilibrio. Después se interesó en las producciones masivas, como los bloques y los cubos, y finalmente, en su tercera etapa, empezó a construir esculturas en láminas más planas que se complementan con el suelo y la pared.
Para Osbel Suárez, curador de la exposición, Castles es “el perfecto ejemplo del heredero de la escultura colombiana”, de figuras como Edgar Negret y Eduardo Ramírez Villamizar. Por eso la galería Nueveochenta decidió realizar su primera retrospectiva pues “ponerlo a dialogar a él solo con toda su obra era un acto de capital importancia para entender el sentido último de su trabajo”, afirma Suárez.
Foto: Ana Vallejo.
Además de escultura, Entre el suelo y la pared incluye dibujos, instalaciones e incluso trabajos de un primer periodo que son casi imposibles de conseguir. “De ese primer momento en el que Castles se declara abiertamente heredero de Negret”, explica el curador.
Como último aspecto a resaltar, el artista siempre intenta llevar la escultura a ese límite del equilibrio para exaltar su materialidad y gravedad. Por ejemplo, proyecta y complementa la tridimensionalidad de sus esculturas sobre los muros y el suelo.
Como explica el curador, “para poder entender la geometría sensible y sometida de la obra escultórica de Castles, debemos hacer uso de una cierta flexibilidad taxonómica. Castles rompe la supuesta “integridad” de la escultura moderna forzando el término hasta donde el límite del canon deja, hasta aquello que en 1979 Rosalind Krauss definió como “la escultura en el campo expandido. Esa voluntad renovada consigue que su obra plural se extienda tanto como las posibilidades físicas del material”.
Circular (Homenaje a Carlos Rojas) 78 x 220 x 167.5 cm (3 piezas) Acero (1994) Foto: Ana Vallejo.
La exposición está abierta hasta 29 de octubre en la Galería Nueveochenta, ubicada en la Calle 70 # 9-80, en Bogotá.
Fuente
http://www.revistaarcadia.com
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