Este trabajo recopilatorio está dedicado al pintor alemán Adam Elsheimer. Fue uno de los uno de los primeros maestros en realizar paisajes idílicos. Aunque de origen alemán Elsheimer se formó y trabajó casi toda su vida en Italia, muy ligado al Naturalismo Tenebrista. Este estilo, de grandes contrastes entre luces y sombras, lo desarrolló por regla general en obritas de pequeño tamaño, que realizaba al óleo, sobre planchas de cobre. Casi siempre se trataba de pequeños paisajes alusivos a historias de la Biblia o de la mitología clásica. Su importancia radica en la influencia que representó junto a la obra de Caravaggio para los pintores del Barroco Holandés, como pueden ser Rembrandt, o Lievens.
Adam Elsheimer (Fráncfort, 18 de marzo de 1578, - Roma, 11 de diciembre de 1610), fue un importante pintor alemán de principios del siglo XVII. Destacó por sus pequeños cuadros que incluían una gran variedad de efectos de luz, y un innovador tratamiento del paisaje. Se centró en paisajes bíblicos o en temas mitológicos. Se dice de él que influyó sobre artistas como Rembrandt o Rubens (quien tuvo al menos cuatro de sus obras).
Elsheimer fue uno de los diez hijos de un sastre. La casa de su padre (que sobrevivió hasta ser destruida por bombas aliadas en 1944) estaba a pocos metros de la iglesia en la que entonces se mostraba el Retablo de Heller de Durero. Fue aprendiz de Philipp Uffenbach. Probablemente visitó Estrasburgo en 1596. A la edad de 20 años, viajó a Italia, pasando por Múnich, donde está documentado su paso en 1598.
Venecia. Su estancia en Venecia no está documentada, pero la influencia sobre su estilo es clara. Probablemente trabajó como ayudante de Johann Rottenhammer, algunos de cuyos dibujos le pertenecieron. Rottenhammer era un alemán que había vivido en Italia durante varios años, y fue el primer pintor alemán que se especializó en pinturas de gabinete. Uffenbach se había especializado en grandes retablos, y aunque las primeras pequeñas pinturas de Elsheimer sobre planchas de cobre parecen datar de la época anterior a su viaje a Italia, la influencia de Rottenhammer es clara en su obra de madurez.
Durante su estancia en Venecia se cree que hizo varias obras significativas, como El bautismo de Cristo (National Gallery de Londres) o La Sagrada Familia (en la Gemäldegalerie de Berlín), y que muestran la influencia de los pintores venecianos Tintoretto y Paolo Veronese, así como de Rottenhammer.
Foto de 1900 de la casa en Fráncfort donde Elsheimer nació y creció, destruida en 1944.
Roma. A principios de 1600 viajó a Roma y rápidamente hizo amistades gracias a los contactos de Rottenhammer, especialmente con Johannes Faber, que se convirtió en su mecenas. Faber era un médico papal, botánico y coleccionista, originario de Bamberg. Era Curador de los Jardines Botánicos del Vaticano, y miembro de la Accademia dei Lincei, un pequeño círculo íntimo de intelectuales fundado en 1603, y que se preocupaba principalmente de las ciencias naturales.
Otro amigo de Rottenhammer fue el pintor paisajista flamenco Paul Bril, ya establecido en Roma, quien fue (con Faber) un testigo en el matrimonio de Elsheimer, y pintó un cuadro con él (hoy en Chatsworth House), y a quien le debía dinero a su muerte. Como Faber, Bril residió en Roma durante largo tiempo y se había convertido del luteranismo al catolicismo, como hizo Elsheimer más adelante.
Tanto Faber como Bril conocían a Rubens, quien estuvo en Roma en 1601, y se convirtió en otro amigo que reprocharía más tarde a Elsheimer que no produjera más obras. Conoció a David Teniers el Viejo, recientemente alumno de Rubens, y hay evidencias de que vivieron juntos. En 1604 Karel van Mander, un holandés que había vuelto recientemente de Roma, publicó su Schilder-Boeck que alabó la obra de Elsheimer, y lo describió como pintor que trabajaba despacio y que hacía pocos dibujos. Pasaba también mucho tiempo en las iglesias, estudiando la obra de los maestros. Otros escritores mencionan su excepcional memoria visual, su melancolía y su bondad. En una carta posterior a su muerte, Rubens escribió:
«no tenía quien se le comparase en las pequeñas figuras, paisajes, y en muchos otros temas. (...) uno podía esperar de él cosas que nadie hubiese visto antes ni verá jamás».
Copia de la obra perdida el gran Tobías y el ángel, National Gallery de Londres 19 x 28 cm. Obra de Adam Elsheimer
En la ciudad italiana adquirió fama, gracias a obras como Tobías y el ángel (1602-03), conocido como el pequeño Tobías, hoy en Fráncfort. Fue especialmente bien recibido debido a su nueva concepción del paisaje. Este cuadro fue reproducido mediante el grabado por el conde Hendrick Goudt y como resultado, se distribuyó por toda Europa. Sin embargo, su unión con el conde, que vivió con él y fue formado por él durante varios años, resultó difícil. Parece que Elsheimer tomó dinero prestado de Goudt, y acabó yendo a la cárcel por impagos. Después de la temprana muerte de Elsheimer en 1610, Goudt era propietario de varias de sus obras. Goudt hizo siete grabados de los cuadros de Elsheimer, que fueron cruciales para extender su influencia, puesto que muy pocas de sus pinturas estaban a la vista del público, ni siquiera de los propios artistas; como eran pinturas de gabinete, en su mayor parte las conservaban en habitaciones pequeñas y muy privadas.
En 1606, tras convertirse al catolicismo en el año 1608 (posiblemente ya en 1606), Elsheimer se casó con Carla Antonia Stuarda da Francoforte (esto es, Estuardo de Fráncfort, tenía antepasados escoceses y como él provenía de Fráncfort) y en 1609 tuvieron un hijo. No se menciona al hijo en el censo del año siguiente, posiblemente (Klessman lo dice con optimismo) porque le habían entregado a una nodriza. Era la viuda reciente del artista Nicolas de Breul (nacido en Verdún) y después de la muerte de Elsheimer se volvió a casar, con un artista italiano, Ascanio Quercia, al año siguiente de su muerte. Elsheimer fue admitido en la Accademia di San Luca, el gremio de los pintores romanos, en 1606, dándoles un autorretrato (su único retrato, y la única pintura sobre lienzo) hoy en los Uffizi. A pesar de su fama y su talento, parece que vivió y murió en circunstancias financieras difíciles.
Huida a Egipto (detalle), 1609, es la obra más conocida de Adam Elsheimer. Alte Pinakothek de Múnich.
Elsheimer tuvo una preferencia muy definida por elegir temas raros y originales, tanto para sus pinturas mitológicas como para las religiosas. Júpiter y Mercurio en la casa de Filemón y Baucis, (h. 1608, hoy en Dresde) se basa en un episodio de Ovidio, y nunca antes se había pintado. La burla de Ceres (colección privada estadounidense, copia en el Prado), Apolo y Coronis (Liverpool), así como Il Contento (Edimburgo) fueron igualmente nuevos. Algunas de sus escenas religiosas eran más convencionales, pero su selección del momento a representar, como en el San Lorenzo preparado para el martirio (Londres), es a menudo inusual.
Júpiter y Mercurio en Filemón y Baucis. 1609-10. Óleo sobre cobre, 22,5 x 16,5 cm. Gema ldegalerie. Dresde, Alemania. Obra de Adam Elsheimer
Influencia. Su perfeccionismo, y una tendencia aparente a la depresión, dieron como resultado una producción total pequeña, a pesar del pequeño tamaño de todas sus pinturas. En total, se reconocen actualmente como obras suyas unas cuarenta (véase Kressmann más abajo). Hizo algunos aguafuertes, no con mucho éxito. Sin embargo, su obra fue muy considerada por otros artistas y unos pocos coleccionistas importantes, debido a su calidad. Tuvo una influencia clara y directa en otros artistas nórdicos que estuvieron en Roma, como Paul Bril, Jan Pynas y Pieter Lastman, más tarde el maestro de Rembrandt, que estuvo probablemente en Roma por el año 1605. La primera obra datada de Rembrandt fue una Lapidación de san Esteban que parece ser una respuesta a la pintura de Elsheimer sobre el mismo tema, hoy en Edimburgo. Algunas obras de artistas italianos, tales como las seis pinturas de Ovidio obra de Carlo Saraceni hoy en el Museo de Capodimonte, Nápoles, también muestran una clara influencia de Elsheimer. Rubens, que tuvo al menos cuatro pinturas de este artista, conoció a Elsheimer en Roma, y lo alabó mucho en una carta posterior a su muerte.
Fue innovador del paisaje, preocupándose por la luz y los efectos atmosféricos: «las brumas, la luz a través de las hojas o los estudios de amanecer y anochecer, e incluso nocturnos con la luz de la Luna».
Su interés por los contrastes lumínicos hace que se le relacione con el naturalismo de Caravaggio.
El incendio de Troya, c, 1601, cobre, 36 × 50 cm, c. 1604. Alte Pinakothek de Múnich. Obra de Adam Elsheimer
En un sentido más amplio, Elsheimer influyó en tres aspectos. Primeramente, sus escenas nocturnas fueron muy originales. Sus efectos lumínicos en general eran muy sutiles, y muy diferentes de los de Caravaggio. A menudo usaba hasta cinco fuentes de luz diferentes, y gradúa la luz de forma relativamente suave, con las zonas menos iluminadas de la composición conteniendo a menudo importantes partes de ella.
En segundo lugar, su combinación de un paisaje poético con grandes figuras en el primer plano dota al paisaje de una prominencia que raramente se había visto desde el primer Renacimiento. No siempre sus paisajes representan una vista extensa; a menudo, la riqueza de la vegetación lo cierra. Son más realistas, pero no menos poéticos, que los de Bril o Jan Brueghel, y tuvieron influencia en la formación de los de Poussin y Lorena. Su tratamiento de grandes figuras con un paisaje como telón de fondo mira hacia delante, a través de Rubens y van Dyck, al retrato inglés en el siglo XVIII. Muy pronto después de su muerte se hizo muy popular entre los coleccionistas ingleses, destacadamente el rey Carlos I de Inglaterra, Thomas Howard (Conde de Arundel), y el Duque de Buckingham, y casi la mitad de sus pinturas han estado en colecciones inglesas en algún momento (casi un tercio siguen en el Reino Unido).
En tercer lugar, su integración de los estilos italianos con las tradiciones alemanas en las que se formó es quizá más efectivo que la de ningún otro pintor nórdico desde Durero (con la excepción de su amigo Rubens). Sus composiciones tienden a minimizar el drama de los acontecimientos que representan (en destacado contraste con aquellos de Rubens), pero a menudo muestran los momentos iniciales de una transformación. Sus figuras son relativamente bajas y achaparradas, y reflejan bien poco los ideales clásicos. Sus poses y gestos son poco sofisticados, y sus expresiones faciales recuerdan a los de la pintura neerlandesa antigua, más que a la bella figura de la mayor parte de las obras del Renacimiento italiano.
Museos. La mayor colección de su obra se encuentra en Fráncfort. La Alte Pinakothek de Múnich tiene dos de sus mejores escenas nocturnas, y Berlín, Bonn, Dresde y Hamburgo tienen pinturas. La National Gallery de Londres tiene tres pinturas, junto con otras de la National Gallery de Escocia, Edimburgo, Apsley House, Castillo de Windsor, Petworth House, el Instituto Wellcome y Liverpool. El Museo del Prado de Madrid posee otra. La única obra visible al público fuera de Europa es un cuadro pequeño pero bello en el Museo de Arte Kimbell, Fort Worth. Hay dibujos, especialmente en el Louvre y Edimburgo.
Espero que os guste la recopilación que he conseguido de este pintor alemán, y en la medida de lo posible, contribuya en su divulgación.
Algunas obras
Adam Elsheimer, autorretrato. 1606-1607. Óleo sobre lienzo, 64 × 48 cm. Galería Uffizi. Florencia. Adam Elsheimer fue uno de los uno de los primeros maestros en realizar paisajes. A pesar de haberse iniciado en el estilo austero del realismo flamenco, se alejó de éste gracias a su interés por la luz, el aire y el color al instalarse en Italia en 1598. En sus pinturas, que ilustran historias tomadas de la literatura clásica o de la Biblia, la figura humana suele ocupar un lugar secundario respecto a los paisajes agradables y sosegados (Huida a Egipto, 1609, Alte Pinakothek, Munich) Mezcló el expresionismo del norte con la claridad italiana, y en sus escenas se hallan muchos de los elementos que caracterizarán las obras de maestros franceses posteriores, como las ruinas clásicas, los paisajes idealizados, la claridad lumínica y el ambiente sosegado.
Huida a Egipto es posiblemente la obra más conocida de Adam Elsheimer. Se trata de un pequeño cuadro al óleo sobre cobre, de un tamaño de 31 cm de alto por 41 cm de ancho. Lo pintó en 1609. Se guarda en la Alte Pinakothek de Múnich (Alemania).
Representa el descanso de la Sagrada Familia en su huida a Egipto, donde se refugiaron de la persecución de Herodes. Este tema se solía tratar en un ambiente diurno, con un tranquilo paisaje. Elsheimer hace algo diferente, que es crear una escena nocturna. Así la noche sirve c omo manto protector que ampara la huida. De hecho, se considera que es el primer paisaje a la luz de la Luna de la pintura occidental. El paisaje apenas se ve, ya que la masa boscosa es de color negro. Hay cuatro fuentes de luz: a la izquierda, los pastores que tienen encendida una hoguera, cuyas llamaradas ascienden al cielo; en el centro la Sagrada Familia, iluminada por la antorcha que mantiene baja San José y que débilmente ilumina a las figuras sagradas; la tercera es la Luna, que se ve en el cielo y su reflejo en el agua sería el cuarto punto de luz. En el cielo se dibuja la Vía Láctea, la primera vez que aparece de manera tan naturalista.
Es este enorme espacio dedicado al cielo lo que hace especial esta obra, que ocupe tanto y que se haya preocupado por representar a la Osa Mayor y a la Vía Láctea, aunque su situación no sea enteramente correcta.
Ceres en casa de Hécuba. Hacia 1605. Óleo sobre lámina de cobre, 30 x 25 cm. Museo del Prado. obra de Adam Elsheimer.
Este pequeño cobre, que en un principio perteneció a Pedro Pablo Rubens y entró a formar parte de las colecciones españolas antes de 1645, representa un episodio de iconografía muy rara, narrado por Ovidio en las Metamorfosis (V, 446-61). Ceres, la diosa de la agricultura, buscando a su hija Proserpina, que ha sido raptada por Plutón, llega exhausta a una casa en el campo donde pide de beber. Un niño se mofa de la avidez con que la diosa apura la infusión de cebada que una mujer anciana le ofrece; tal insolencia provocará la cólera de la diosa, que lo convertirá en lagartija. Es evidente que la historia suscitó un grandísimo interés en Elsheimer, que experimentó sus posibilidades figurativas en diferentes estudios preparatorios. El tratamiento de las distintas fuentes de luz es lo que da unidad a la composición. Para iluminar la noche cerrada en la que se desarrolla el mito, Elsheimer concibió un sistema muy articulado de llamas y resplandores: a espaldas de la diosa, cuya postura evoca la de una estatua antigua, una antorcha apoyada en diagonal sobre una rueda aclara el drapeado rojo del manto que sube hasta los finos pliegues de la camisa. Abajo en el centro, a la luz de una hoguera, se desarrolla una escena de ordeño. Por último, la vela que la anciana sostiene en la mano ilumina su cuello y su barbilla prominente, ambos temblorosos y arrugados. A pesar de su ilustre procedencia, la opinión general es que se trata de una copia de un original de Elsheimer, que se identifica con el cobre de casi idéntico tamaño que en la actualidad se encuentra en la colección Bader de Milwaukee, en no muy buen estado de conservación y con muchos de los detalles casi ilegibles, aunque con un tratamiento más fluido de las ropas y de los rostros; también la presencia de numerosos arrepentimientos confirmaría su carácter autógrafo. El niño aparece allí en la postura ya ensayada en el grabado, con la cara vuelta hacia el exterior, y no de perfil, como en el cobre del Museo del Prado (Texto extractado de Cappelletti, F.: Roma naturaleza e ideal: paisajes 1600-1650, Museo Nacional del Prado, 2011, p. 115).
La glorificación de la cruz, tambien conocida como 'La exaltación de la Cruz del Tabernáculo de Fráncfort'. Autor: Adam Elsheimer. 1605 h. Oleo sobre lámina metálica, 48,5 x 36 cm. Städelsches Kunstinstitut. Elsheimer será un especialista de los cuadros en pequeño formato realizados sobre metal, composiciones sacras en las que se representan una amplia cantidad de figuras ejecutadas con una precisión miniaturista como podemos observar en la Glorificación de la Cruz. La cruz se convierte en el elemento central de la composición, adorada pos santos, profetas, beatos y mártires. En la derecha podemos reconocer a los patriarcas, incluidos Moisés, Abraham y el rey David. También observamos a Jonás sentado en la ballena y santa catalina y María Magdalena hermanadas en un abrazo. En otro de los grupos encontramos a san Sebastián, el papa Gregorio, san Jerónimo, san Ambrosio y san Augusto, con los primeros mártires cristianos, san Esteban y san Lorenzo. En los pies de la cruz se sitúa una figura femenina que ha sido identificada como la Fe, acompañada de un grupo de ángeles que sostienen los instrumentos de la pasión. En el fondo encontramos a los apóstoles y los evangelistas. En la cabeza de la procesión de ángeles se aprecia un importante foco de luz donde se desarrolla la coronación de la Virgen. El maestro alemán ha ocupado todo el espacio pictórico de figuras pero ha sabido resolver el problema de la perspectiva tanto reduciendo la escala de las figuras realizadas como a través de la simultánea graduación del color y la distribución de las luces y las sombras. El pequeño cobre formaba parte de un tríptico, pudiendo apreciarse una excelente muestra de la maestría de Elsheimer, heredero de la tradición renacentista italiana.
The Altarpiece Of The Exaltation Of The True Cross, 1603-05. Obra de Adam Elsheimer
Sagrada Familia con ángeles, Berlín. Obra de Adam Elsheimer
Apollo and Coronis, 1607-08. Oil on copper, 12,6 x 17,4 cm. Walker Art Gallery, Liverpool. Obra de Adam Elsheimer
Apollo and the Cattle of Admetus, c. 1620. Oil on copper, 26 x 20 cm. Galleria degli Uffizi, Florence. Obra de Adam Elsheimer
Aurora. 1606-07. Oil on copper, 17 x 22,5 cm. Herzog Anton Ulrich-Museum, Braunschweig. Obra de Adam Elsheimer
Il Contento, c. 1607. Oil on copper, 30 x 42 cm. National Gallery of Scotland, Edinburgh. Obra de Adam Elsheimer
Jacob's Dream. Oil on copper, 19,5 x 26,1 cm. Städelsches Kunstinstitut, Frankfurt. Obra de Adam Elsheimer
The Flight into Egypt, c. 1605. Oil on silvered copper, oval 10 x 7,6 cm. Kimbell Art Museum, Fort Worth. Obra de Adam Elsheimer
Judith Beheading Holofernes, 1601-03. Oil on silvered copper, 24,2 x 18,7 cm. Wellington Museum, Apsley House, London. Obra de Adam Elsheimer
Jupiter and Mercury at Philemon and Baucis, 1609-10. Oil on copperplate, 16,5 x 22,5 cm. Gemäldegalerie, Dresden. Obra de Adam Elsheimer
Nymph Fleeing Satyrs. Oil on copper, 14 x 20 cm. Staatliche Museen, Berlin. Obra de Adam Elsheimer
St Paul at Malta, c. 1600. Oil on copper, 17 x 21 cm. National Gallery, London. Obra de Adam Elsheimer
Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el trabajo recopilatorio dedicado al pintor alemán Adam Elsheimer. Fue uno de los uno de los primeros maestros en realizar paisajes idílicos. Aunque de origen alemán Elsheimer se formó y trabajó casi toda su vida en Italia, muy ligado al Naturalismo Tenebrista. Este estilo, de grandes contrastes entre luces y sombras, lo desarrolló por regla general en obritas de pequeño tamaño, que realizaba al óleo, sobre planchas de cobre. Casi siempre se trataba de pequeños paisajes alusivos a historias de la Biblia o de la mitología clásica.
Fuentes y agradecimientos a: es.wikipedia.org, museodelprado.es, artehistoria.jcyl.es, artcyclopedia.com, epdlp.com, wga.hu, artrenewal.org, astronomia2009.es y otras de Internet.
Adam Elsheimer (Fráncfort, 18 de marzo de 1578, - Roma, 11 de diciembre de 1610), fue un importante pintor alemán de principios del siglo XVII. Destacó por sus pequeños cuadros que incluían una gran variedad de efectos de luz, y un innovador tratamiento del paisaje. Se centró en paisajes bíblicos o en temas mitológicos. Se dice de él que influyó sobre artistas como Rembrandt o Rubens (quien tuvo al menos cuatro de sus obras).
Elsheimer fue uno de los diez hijos de un sastre. La casa de su padre (que sobrevivió hasta ser destruida por bombas aliadas en 1944) estaba a pocos metros de la iglesia en la que entonces se mostraba el Retablo de Heller de Durero. Fue aprendiz de Philipp Uffenbach. Probablemente visitó Estrasburgo en 1596. A la edad de 20 años, viajó a Italia, pasando por Múnich, donde está documentado su paso en 1598.
Venecia. Su estancia en Venecia no está documentada, pero la influencia sobre su estilo es clara. Probablemente trabajó como ayudante de Johann Rottenhammer, algunos de cuyos dibujos le pertenecieron. Rottenhammer era un alemán que había vivido en Italia durante varios años, y fue el primer pintor alemán que se especializó en pinturas de gabinete. Uffenbach se había especializado en grandes retablos, y aunque las primeras pequeñas pinturas de Elsheimer sobre planchas de cobre parecen datar de la época anterior a su viaje a Italia, la influencia de Rottenhammer es clara en su obra de madurez.
Durante su estancia en Venecia se cree que hizo varias obras significativas, como El bautismo de Cristo (National Gallery de Londres) o La Sagrada Familia (en la Gemäldegalerie de Berlín), y que muestran la influencia de los pintores venecianos Tintoretto y Paolo Veronese, así como de Rottenhammer.
Foto de 1900 de la casa en Fráncfort donde Elsheimer nació y creció, destruida en 1944.
Roma. A principios de 1600 viajó a Roma y rápidamente hizo amistades gracias a los contactos de Rottenhammer, especialmente con Johannes Faber, que se convirtió en su mecenas. Faber era un médico papal, botánico y coleccionista, originario de Bamberg. Era Curador de los Jardines Botánicos del Vaticano, y miembro de la Accademia dei Lincei, un pequeño círculo íntimo de intelectuales fundado en 1603, y que se preocupaba principalmente de las ciencias naturales.
Otro amigo de Rottenhammer fue el pintor paisajista flamenco Paul Bril, ya establecido en Roma, quien fue (con Faber) un testigo en el matrimonio de Elsheimer, y pintó un cuadro con él (hoy en Chatsworth House), y a quien le debía dinero a su muerte. Como Faber, Bril residió en Roma durante largo tiempo y se había convertido del luteranismo al catolicismo, como hizo Elsheimer más adelante.
Tanto Faber como Bril conocían a Rubens, quien estuvo en Roma en 1601, y se convirtió en otro amigo que reprocharía más tarde a Elsheimer que no produjera más obras. Conoció a David Teniers el Viejo, recientemente alumno de Rubens, y hay evidencias de que vivieron juntos. En 1604 Karel van Mander, un holandés que había vuelto recientemente de Roma, publicó su Schilder-Boeck que alabó la obra de Elsheimer, y lo describió como pintor que trabajaba despacio y que hacía pocos dibujos. Pasaba también mucho tiempo en las iglesias, estudiando la obra de los maestros. Otros escritores mencionan su excepcional memoria visual, su melancolía y su bondad. En una carta posterior a su muerte, Rubens escribió:
«no tenía quien se le comparase en las pequeñas figuras, paisajes, y en muchos otros temas. (...) uno podía esperar de él cosas que nadie hubiese visto antes ni verá jamás».
Copia de la obra perdida el gran Tobías y el ángel, National Gallery de Londres 19 x 28 cm. Obra de Adam Elsheimer
En la ciudad italiana adquirió fama, gracias a obras como Tobías y el ángel (1602-03), conocido como el pequeño Tobías, hoy en Fráncfort. Fue especialmente bien recibido debido a su nueva concepción del paisaje. Este cuadro fue reproducido mediante el grabado por el conde Hendrick Goudt y como resultado, se distribuyó por toda Europa. Sin embargo, su unión con el conde, que vivió con él y fue formado por él durante varios años, resultó difícil. Parece que Elsheimer tomó dinero prestado de Goudt, y acabó yendo a la cárcel por impagos. Después de la temprana muerte de Elsheimer en 1610, Goudt era propietario de varias de sus obras. Goudt hizo siete grabados de los cuadros de Elsheimer, que fueron cruciales para extender su influencia, puesto que muy pocas de sus pinturas estaban a la vista del público, ni siquiera de los propios artistas; como eran pinturas de gabinete, en su mayor parte las conservaban en habitaciones pequeñas y muy privadas.
En 1606, tras convertirse al catolicismo en el año 1608 (posiblemente ya en 1606), Elsheimer se casó con Carla Antonia Stuarda da Francoforte (esto es, Estuardo de Fráncfort, tenía antepasados escoceses y como él provenía de Fráncfort) y en 1609 tuvieron un hijo. No se menciona al hijo en el censo del año siguiente, posiblemente (Klessman lo dice con optimismo) porque le habían entregado a una nodriza. Era la viuda reciente del artista Nicolas de Breul (nacido en Verdún) y después de la muerte de Elsheimer se volvió a casar, con un artista italiano, Ascanio Quercia, al año siguiente de su muerte. Elsheimer fue admitido en la Accademia di San Luca, el gremio de los pintores romanos, en 1606, dándoles un autorretrato (su único retrato, y la única pintura sobre lienzo) hoy en los Uffizi. A pesar de su fama y su talento, parece que vivió y murió en circunstancias financieras difíciles.
Huida a Egipto (detalle), 1609, es la obra más conocida de Adam Elsheimer. Alte Pinakothek de Múnich.
Elsheimer tuvo una preferencia muy definida por elegir temas raros y originales, tanto para sus pinturas mitológicas como para las religiosas. Júpiter y Mercurio en la casa de Filemón y Baucis, (h. 1608, hoy en Dresde) se basa en un episodio de Ovidio, y nunca antes se había pintado. La burla de Ceres (colección privada estadounidense, copia en el Prado), Apolo y Coronis (Liverpool), así como Il Contento (Edimburgo) fueron igualmente nuevos. Algunas de sus escenas religiosas eran más convencionales, pero su selección del momento a representar, como en el San Lorenzo preparado para el martirio (Londres), es a menudo inusual.
Júpiter y Mercurio en Filemón y Baucis. 1609-10. Óleo sobre cobre, 22,5 x 16,5 cm. Gema ldegalerie. Dresde, Alemania. Obra de Adam Elsheimer
Influencia. Su perfeccionismo, y una tendencia aparente a la depresión, dieron como resultado una producción total pequeña, a pesar del pequeño tamaño de todas sus pinturas. En total, se reconocen actualmente como obras suyas unas cuarenta (véase Kressmann más abajo). Hizo algunos aguafuertes, no con mucho éxito. Sin embargo, su obra fue muy considerada por otros artistas y unos pocos coleccionistas importantes, debido a su calidad. Tuvo una influencia clara y directa en otros artistas nórdicos que estuvieron en Roma, como Paul Bril, Jan Pynas y Pieter Lastman, más tarde el maestro de Rembrandt, que estuvo probablemente en Roma por el año 1605. La primera obra datada de Rembrandt fue una Lapidación de san Esteban que parece ser una respuesta a la pintura de Elsheimer sobre el mismo tema, hoy en Edimburgo. Algunas obras de artistas italianos, tales como las seis pinturas de Ovidio obra de Carlo Saraceni hoy en el Museo de Capodimonte, Nápoles, también muestran una clara influencia de Elsheimer. Rubens, que tuvo al menos cuatro pinturas de este artista, conoció a Elsheimer en Roma, y lo alabó mucho en una carta posterior a su muerte.
Fue innovador del paisaje, preocupándose por la luz y los efectos atmosféricos: «las brumas, la luz a través de las hojas o los estudios de amanecer y anochecer, e incluso nocturnos con la luz de la Luna».
Su interés por los contrastes lumínicos hace que se le relacione con el naturalismo de Caravaggio.
El incendio de Troya, c, 1601, cobre, 36 × 50 cm, c. 1604. Alte Pinakothek de Múnich. Obra de Adam Elsheimer
En un sentido más amplio, Elsheimer influyó en tres aspectos. Primeramente, sus escenas nocturnas fueron muy originales. Sus efectos lumínicos en general eran muy sutiles, y muy diferentes de los de Caravaggio. A menudo usaba hasta cinco fuentes de luz diferentes, y gradúa la luz de forma relativamente suave, con las zonas menos iluminadas de la composición conteniendo a menudo importantes partes de ella.
En segundo lugar, su combinación de un paisaje poético con grandes figuras en el primer plano dota al paisaje de una prominencia que raramente se había visto desde el primer Renacimiento. No siempre sus paisajes representan una vista extensa; a menudo, la riqueza de la vegetación lo cierra. Son más realistas, pero no menos poéticos, que los de Bril o Jan Brueghel, y tuvieron influencia en la formación de los de Poussin y Lorena. Su tratamiento de grandes figuras con un paisaje como telón de fondo mira hacia delante, a través de Rubens y van Dyck, al retrato inglés en el siglo XVIII. Muy pronto después de su muerte se hizo muy popular entre los coleccionistas ingleses, destacadamente el rey Carlos I de Inglaterra, Thomas Howard (Conde de Arundel), y el Duque de Buckingham, y casi la mitad de sus pinturas han estado en colecciones inglesas en algún momento (casi un tercio siguen en el Reino Unido).
En tercer lugar, su integración de los estilos italianos con las tradiciones alemanas en las que se formó es quizá más efectivo que la de ningún otro pintor nórdico desde Durero (con la excepción de su amigo Rubens). Sus composiciones tienden a minimizar el drama de los acontecimientos que representan (en destacado contraste con aquellos de Rubens), pero a menudo muestran los momentos iniciales de una transformación. Sus figuras son relativamente bajas y achaparradas, y reflejan bien poco los ideales clásicos. Sus poses y gestos son poco sofisticados, y sus expresiones faciales recuerdan a los de la pintura neerlandesa antigua, más que a la bella figura de la mayor parte de las obras del Renacimiento italiano.
Museos. La mayor colección de su obra se encuentra en Fráncfort. La Alte Pinakothek de Múnich tiene dos de sus mejores escenas nocturnas, y Berlín, Bonn, Dresde y Hamburgo tienen pinturas. La National Gallery de Londres tiene tres pinturas, junto con otras de la National Gallery de Escocia, Edimburgo, Apsley House, Castillo de Windsor, Petworth House, el Instituto Wellcome y Liverpool. El Museo del Prado de Madrid posee otra. La única obra visible al público fuera de Europa es un cuadro pequeño pero bello en el Museo de Arte Kimbell, Fort Worth. Hay dibujos, especialmente en el Louvre y Edimburgo.
Espero que os guste la recopilación que he conseguido de este pintor alemán, y en la medida de lo posible, contribuya en su divulgación.
Algunas obras
Adam Elsheimer, autorretrato. 1606-1607. Óleo sobre lienzo, 64 × 48 cm. Galería Uffizi. Florencia. Adam Elsheimer fue uno de los uno de los primeros maestros en realizar paisajes. A pesar de haberse iniciado en el estilo austero del realismo flamenco, se alejó de éste gracias a su interés por la luz, el aire y el color al instalarse en Italia en 1598. En sus pinturas, que ilustran historias tomadas de la literatura clásica o de la Biblia, la figura humana suele ocupar un lugar secundario respecto a los paisajes agradables y sosegados (Huida a Egipto, 1609, Alte Pinakothek, Munich) Mezcló el expresionismo del norte con la claridad italiana, y en sus escenas se hallan muchos de los elementos que caracterizarán las obras de maestros franceses posteriores, como las ruinas clásicas, los paisajes idealizados, la claridad lumínica y el ambiente sosegado.
Huida a Egipto es posiblemente la obra más conocida de Adam Elsheimer. Se trata de un pequeño cuadro al óleo sobre cobre, de un tamaño de 31 cm de alto por 41 cm de ancho. Lo pintó en 1609. Se guarda en la Alte Pinakothek de Múnich (Alemania).
Representa el descanso de la Sagrada Familia en su huida a Egipto, donde se refugiaron de la persecución de Herodes. Este tema se solía tratar en un ambiente diurno, con un tranquilo paisaje. Elsheimer hace algo diferente, que es crear una escena nocturna. Así la noche sirve c omo manto protector que ampara la huida. De hecho, se considera que es el primer paisaje a la luz de la Luna de la pintura occidental. El paisaje apenas se ve, ya que la masa boscosa es de color negro. Hay cuatro fuentes de luz: a la izquierda, los pastores que tienen encendida una hoguera, cuyas llamaradas ascienden al cielo; en el centro la Sagrada Familia, iluminada por la antorcha que mantiene baja San José y que débilmente ilumina a las figuras sagradas; la tercera es la Luna, que se ve en el cielo y su reflejo en el agua sería el cuarto punto de luz. En el cielo se dibuja la Vía Láctea, la primera vez que aparece de manera tan naturalista.
Es este enorme espacio dedicado al cielo lo que hace especial esta obra, que ocupe tanto y que se haya preocupado por representar a la Osa Mayor y a la Vía Láctea, aunque su situación no sea enteramente correcta.
Ceres en casa de Hécuba. Hacia 1605. Óleo sobre lámina de cobre, 30 x 25 cm. Museo del Prado. obra de Adam Elsheimer.
Este pequeño cobre, que en un principio perteneció a Pedro Pablo Rubens y entró a formar parte de las colecciones españolas antes de 1645, representa un episodio de iconografía muy rara, narrado por Ovidio en las Metamorfosis (V, 446-61). Ceres, la diosa de la agricultura, buscando a su hija Proserpina, que ha sido raptada por Plutón, llega exhausta a una casa en el campo donde pide de beber. Un niño se mofa de la avidez con que la diosa apura la infusión de cebada que una mujer anciana le ofrece; tal insolencia provocará la cólera de la diosa, que lo convertirá en lagartija. Es evidente que la historia suscitó un grandísimo interés en Elsheimer, que experimentó sus posibilidades figurativas en diferentes estudios preparatorios. El tratamiento de las distintas fuentes de luz es lo que da unidad a la composición. Para iluminar la noche cerrada en la que se desarrolla el mito, Elsheimer concibió un sistema muy articulado de llamas y resplandores: a espaldas de la diosa, cuya postura evoca la de una estatua antigua, una antorcha apoyada en diagonal sobre una rueda aclara el drapeado rojo del manto que sube hasta los finos pliegues de la camisa. Abajo en el centro, a la luz de una hoguera, se desarrolla una escena de ordeño. Por último, la vela que la anciana sostiene en la mano ilumina su cuello y su barbilla prominente, ambos temblorosos y arrugados. A pesar de su ilustre procedencia, la opinión general es que se trata de una copia de un original de Elsheimer, que se identifica con el cobre de casi idéntico tamaño que en la actualidad se encuentra en la colección Bader de Milwaukee, en no muy buen estado de conservación y con muchos de los detalles casi ilegibles, aunque con un tratamiento más fluido de las ropas y de los rostros; también la presencia de numerosos arrepentimientos confirmaría su carácter autógrafo. El niño aparece allí en la postura ya ensayada en el grabado, con la cara vuelta hacia el exterior, y no de perfil, como en el cobre del Museo del Prado (Texto extractado de Cappelletti, F.: Roma naturaleza e ideal: paisajes 1600-1650, Museo Nacional del Prado, 2011, p. 115).
La glorificación de la cruz, tambien conocida como 'La exaltación de la Cruz del Tabernáculo de Fráncfort'. Autor: Adam Elsheimer. 1605 h. Oleo sobre lámina metálica, 48,5 x 36 cm. Städelsches Kunstinstitut. Elsheimer será un especialista de los cuadros en pequeño formato realizados sobre metal, composiciones sacras en las que se representan una amplia cantidad de figuras ejecutadas con una precisión miniaturista como podemos observar en la Glorificación de la Cruz. La cruz se convierte en el elemento central de la composición, adorada pos santos, profetas, beatos y mártires. En la derecha podemos reconocer a los patriarcas, incluidos Moisés, Abraham y el rey David. También observamos a Jonás sentado en la ballena y santa catalina y María Magdalena hermanadas en un abrazo. En otro de los grupos encontramos a san Sebastián, el papa Gregorio, san Jerónimo, san Ambrosio y san Augusto, con los primeros mártires cristianos, san Esteban y san Lorenzo. En los pies de la cruz se sitúa una figura femenina que ha sido identificada como la Fe, acompañada de un grupo de ángeles que sostienen los instrumentos de la pasión. En el fondo encontramos a los apóstoles y los evangelistas. En la cabeza de la procesión de ángeles se aprecia un importante foco de luz donde se desarrolla la coronación de la Virgen. El maestro alemán ha ocupado todo el espacio pictórico de figuras pero ha sabido resolver el problema de la perspectiva tanto reduciendo la escala de las figuras realizadas como a través de la simultánea graduación del color y la distribución de las luces y las sombras. El pequeño cobre formaba parte de un tríptico, pudiendo apreciarse una excelente muestra de la maestría de Elsheimer, heredero de la tradición renacentista italiana.
The Altarpiece Of The Exaltation Of The True Cross, 1603-05. Obra de Adam Elsheimer
Sagrada Familia con ángeles, Berlín. Obra de Adam Elsheimer
Apollo and Coronis, 1607-08. Oil on copper, 12,6 x 17,4 cm. Walker Art Gallery, Liverpool. Obra de Adam Elsheimer
Apollo and the Cattle of Admetus, c. 1620. Oil on copper, 26 x 20 cm. Galleria degli Uffizi, Florence. Obra de Adam Elsheimer
Aurora. 1606-07. Oil on copper, 17 x 22,5 cm. Herzog Anton Ulrich-Museum, Braunschweig. Obra de Adam Elsheimer
Il Contento, c. 1607. Oil on copper, 30 x 42 cm. National Gallery of Scotland, Edinburgh. Obra de Adam Elsheimer
Jacob's Dream. Oil on copper, 19,5 x 26,1 cm. Städelsches Kunstinstitut, Frankfurt. Obra de Adam Elsheimer
The Flight into Egypt, c. 1605. Oil on silvered copper, oval 10 x 7,6 cm. Kimbell Art Museum, Fort Worth. Obra de Adam Elsheimer
Judith Beheading Holofernes, 1601-03. Oil on silvered copper, 24,2 x 18,7 cm. Wellington Museum, Apsley House, London. Obra de Adam Elsheimer
Jupiter and Mercury at Philemon and Baucis, 1609-10. Oil on copperplate, 16,5 x 22,5 cm. Gemäldegalerie, Dresden. Obra de Adam Elsheimer
Nymph Fleeing Satyrs. Oil on copper, 14 x 20 cm. Staatliche Museen, Berlin. Obra de Adam Elsheimer
St Paul at Malta, c. 1600. Oil on copper, 17 x 21 cm. National Gallery, London. Obra de Adam Elsheimer
Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el trabajo recopilatorio dedicado al pintor alemán Adam Elsheimer. Fue uno de los uno de los primeros maestros en realizar paisajes idílicos. Aunque de origen alemán Elsheimer se formó y trabajó casi toda su vida en Italia, muy ligado al Naturalismo Tenebrista. Este estilo, de grandes contrastes entre luces y sombras, lo desarrolló por regla general en obritas de pequeño tamaño, que realizaba al óleo, sobre planchas de cobre. Casi siempre se trataba de pequeños paisajes alusivos a historias de la Biblia o de la mitología clásica.
Fuentes y agradecimientos a: es.wikipedia.org, museodelprado.es, artehistoria.jcyl.es, artcyclopedia.com, epdlp.com, wga.hu, artrenewal.org, astronomia2009.es y otras de Internet.
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