Foto: Elizabeth Velázquez
La muestra que cerró ayer en el MUAC recibió a 460 mil visitantes y superó a las exposiciones de Yayoi Kusama y Leonardo da Vinci
CIUDAD DE MÉXICO.
Abstracción, distorsión, profundidad, imaginación, diversión. Fueron las palabras de los últimos visitantes de la muestra Arqueología: Biología en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC). Las primeras ideas para describir las obras de Anish Kapoor (India, 1954). Conceptos que surgen tras un juego visual con espejos, la sorpresa de la profundidad, y la abstracción de esculturas en concreto.
La primera exposición individual en México de uno de los artistas más cotizados del mercado del arte internacional cerró ayer con 460 mil visitantes en siete meses. La cifra rebasó el récord de la exhibición de Yayoi Kuzama en el Museo Tamayo que de septiembre de 2014 a enero del 2015 recibió 320 mil personas, o los 300 mil visitantes de Leonardo da Vinci y la idea de belleza en el Museo del Palacio de Bellas Artes, de junio a septiembre de 2015.
Pero en el MUAC no se vieron tumultos ni largas filas. Mucho menos las casas de campaña que colapsaron la entrada al Museo Tamayo hace dos años. La de Kapoor fue una clausura tranquila. Aunque se esperaban multitudes, pues las autoridades del MUAC, en una suerte de regalo de fin de año, permitieron ayer la entrada gratuita. En ningún momento dejó de entrar gente; pero las ultimas cuatro horas el flujo fue continuo, y en salas apenas se formaron aglomeraciones para hacerse un retrato. Tal vez se debió a la amplitud del espacio o al día feriado.
Cierto es que media hora antes de las seis de la tarde, ya nadie más entró, y la explanada quedó vacía. Los vigilantes sólo esperaron a que los últimos, la mayoría familias, terminaran el recorrido por las 22 piezas, instalaciones y esculturas. Un recorrido que concentró a la gente en las piezas de espejos. Era la primera sala titulada Formas auto-generadas, que obligaba al espectador a mirarse y pensarse.
Sí me pareció difícil de entender porque no conocía nada del artista, y es difícil porque cada quien percibe algo diferente. A mí la profundidad me atrajo mucho, pero igual había distorsión de lo que veías y eso confunde”, comentó Eduardo Moral, estudiante de sicologia en la UNAM, mientras hojeaba uno de los catálogos de la muestra disponibles durante el recorrido.
Para Mauricio Santos y Jazmín Cruz, estudiantes de matemáticas, mirarse en esos espejos fue una suerte de reencuentro. Consigo mismos, y con su entorno. “Miras con los matices de un reflejo, y te tienes que buscar. A veces no te encuentras en el reflejo”, apuntó Santos. Y de eso se trataba. Pues bien Kapoor trabaja bajo conceptos de percepción, son los espectadores quienes crean su propia experiencia estética. Ellos construyen el entorno plástico de la obra.
“Fue una exposición interesante porque la gente se atrevió a preguntar más. He participado en otras y nadie se acerca tanto, pero con Kapoor sí. Sobre todo los jóvenes, y algunos adultos como de 40 años sí nos preguntaban mucho, nosotros les dábamos datos o tips para entender las obras pero no explicaciones, ellos tenían sus propias experiencias”, refirió Ángel, uno de los jóvenes voluntarios que sirvieron como guías en las salas.
Los más curiosos se detenían a leer las cédulas de cada pieza; otros, la mayoría, sólo a hacerse fotos. El fenómeno de la selfie que hicieron famosas las instalaciones de Kuzama. “Yo noté más gente estos dos últimos días, aunque bajaron mucho las visitas en diciembre”, agregó Ángel. Para el 30 de noviembre, cuando se planeaba concluir la muestra, se registraron 400 mil espectadores. El último mes acudieron 60 mil más.
Nosotras apenas alcanzamos a venir, nos enteramos por Facebook y varios amigos nos la recomendaron, pero la verdad no conocíamos al artista. Nos pareció interesante cómo maneja la figura humana en los reflejos, y esa profundidad”, comentó Valeria Espinoza. En ello coincidió Jazmín Cruz, quien encontró divertido el juego de espejos por la manera en que fragmentaba la percepción de sí misma: “Te miras y no”.
El proyecto curatorial a cargo de Catherine Lampert se integró por 22 piezas en mediano y gran formato. A manera de retrospectiva, sin serlo en un sentido estricto, Kapoor presentó trabajo realizado a partir de pigmentos. Montó también obras sobre el concepto de belleza, por ejemplo Cuando estoy embarazada (1992), C-Curve (2007) y Ga Ma Gu (2011-12).
Y más allá de los espejos, destacó la pieza monumental monocromática En el borde del mundo y, por último, Mi patria roja (2003) y Arqueología: Biología (2007). Esculturas amorfas en tonalidades de rojo. Cada una de sus obras revela la paradoja de un espectro poético particular fácil de reconocer por la percepción del ser humano.
Kapoor es considerado uno de los artistas contemporáneos más reconocidos e influyentes en el ámbito internacional por sus propuestas sobre nuevas estrategias de producción que involucran al arte con la sensibilidad y el pensamiento, lo oriental y lo occidental. Sus obras encabezan la lista de las más compradas en las ferias, y ocupa uno de los primeros lugares en la lista de artistas británicos millonarios con una fortuna calculada en 64 millones de dólares, según The Sunday Times.
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