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miércoles, 8 de mayo de 2019

El arte catalán, a la conquista del Extremo Oriente

Asistentes a la inauguración de la muestra en Nagasaki, junto a 'La niña obrera', de Juan Planella (1882).
Asistentes a la inauguración de la muestra en Nagasaki, junto a 'La niña obrera', de Juan Planella (1882).MNAC

23 museos y colecciones, con el MNAC a la cabeza, llevan durante un año a Japón 145 obras, del Modernismo a las vanguardias



La pasión que sienten los japoneses por el Modernismo en general y por Antonio Gaudí en particular es conocida por casi todos. Por eso es normal ver a un ciudadano de este país, cámara fotográfica en ristre, donde hay un edificio de este genial arquitecto. “Visitan Barcelona muchos turistas japoneses, pero en estancias que no superan los dos días y medio por lo que visitan siempre los mismos sitios; la Sagrada Familia, la Casa Batlló, la Casa Milà y el Parc Güell. A los japoneses nos supera el deseo de cumplir las visitas programadas de los sitios gaudinianos a la curiosidad de conocer la historia artística de la ciudad. En Japón ya se han visto exposiciones dedicadas a Gaudí, Picasso, Miró o Dalí, pero no las obras de otros artistas catalanes y su contexto artístico a través de colecciones y museos catalanes”, explica Akira Kinoshita, profesor de la Facultad de Humanidades y Cultura de la Showa University de Tokio y comisario de la exposición Barcelona, la ciudad de los milagros artísticos que abrió sus puertas el pasado día 10 de abril en Nagasaki y que a lo largo de todo un año podrá verse en otras cuatro ciudades japonesas más: Himeji (junto a Kobe), Sapporo, Shizuoka y Tokio, donde terminará el 5 de abril de 2020. Hasta el Extremo Oriente han viajado un total de 145 piezas de 23 museos, centros culturales, entidades y coleccionistas para ilustrar el arte catalán entre el Modernismo a las vanguardias y la Guerra Civil, algo que convierte a la muestra en inédita y original.
Confidente y puerta de la Casa Batlló de Antoni Gaudí.
Confidente y puerta de la Casa Batlló de Antoni Gaudí. MNAC
Son obras de todo tipo: pinturas y esculturas, pero también carteles, cerámicas, muebles (incluso una puerta de la Casa Batlló de Gaudí), mapas (como el Plan Cerdà del Eixample de 1861), cerámicas, joyas (todas firmadas por los Masriera), lámparas, pavimentos hidráulicos y vidrieras. El centro que más obras presta es el MNAC (56), seguido del Colegio de Arquitectos (12), la Biblioteca de Catalunya (10), el Museo Picasso (9), el Museo de Montserrat (8), el Museo del Diseño (6), el Reina Sofía de Madrid (5), el Museo de las Artes Escénicas (4), la Generalitat (3) y otros como el Museo de Sabadell y la Fundación Godia que aportan dos piezas cada uno. Entre las obras más destacadas que recorrerán el país del sol naciente, las firmadas por Anglada Camarasa, Ricard Canals, Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Martí i Alsina, Joaquim Mir (nada menos que La Catedral de los pobres, de 1898), Josep Puig i Cadafalch, Alexandre de Riquer, Isidre Nonell, Antoni Gaudí, Gaspar Homar, Josep Maria Jujol, Juli González, Eusebi Arnau, Juan Planella, Lluís Masriera, Joaquim Torres Garcia, Joaquim Sunyer, Josep Clarà, Manolo Hugué, Pablo Gargallo y Juli González (su impresionante Cabeza de Montserrat gritando, de 1942); pero también el trío de ases que conforman Picasso, Miró y Dalí.
'Mariposa nocturna', de Anglada Camarasa (c.1913).
'Mariposa nocturna', de Anglada Camarasa (c.1913). MNAC
“No se trata de un fondo de armario. Son piezas, en algunos casos que están expuestas en las salas de los museos”, explica el director del MNAC, Pepe Serra, que estuvo presente en la inauguración de Nagasaki (a la que acudió el embajador español en Japón, Jorge Toledo) la primera ciudad del periplo nipón. “Se trata de dar un relato nuevo y moderno del arte catalán, enviando afuera de Cataluña autores como Clarà, Nogués y Sunyer, que no salen jamás. El título de la muestra es del comisario y hace referencia a una ciudad donde se vive una creatividad permanente. Kinoshita quería hacer un proyecto más ambicioso creando un relato más largo llevando obras de los sesenta y setenta, pero no ha podido ser”, prosigue.
“El precedente de la muestra se podría buscar en exposiciones como Homage to Barcelona que se vio en Londres en 1985 y Barcelona&Modernity de Cleveland y Nueva York de 2006. En la muestra queríamos actualizar las interpretaciones de las obras expuestas siguiendo las últimas investigaciones científicas y mostrar las piezas que nos cuentan las relaciones no muy conocidas entre Cataluña y Japón”, explica desde el otro lado del mundo Kinoshita, conocedor del arte y la cultura catalana tras haber vivido más de diez años en Barcelona. El experto japonés ha dividido la muestra en seis apartados: Exposición Universal de 1888; Luz y sombras de Cosmopolis; Modernismo, la admiración de París; Els 4 Gats; El Novecentismo: mirada al Mediterráneo y Ascenso de las vanguardias y de la Guerra Civil.
'Cabeza de Montserrat gritando', de Juli González (c. 1942).
'Cabeza de Montserrat gritando', de Juli González (c. 1942). MNAC
Kinoshita asegura que no cuentan todavía con datos de visitantes, pero sí que la afluencia está siendo elevada, con muchas personas que viene de fuera de la ciudad para visitarla. “No se trata de una operación económica, en la que hay una transacción de dinero. Tan solo se ha pedido que paguen la restauración de una vidriera modernista de la casa Trinxet”, explica Serra que reconoce que sí es “una inversión a largo plazo que seguro que llevará a todos estos centros más visitantes. Es como decirles a todos los que acudan a verla. ‘El resto está en Barcelona”. Para Serra, además, se trata de un ensayo para futuras ambiciosas muestras, como la posibilidad de exhibir fuera del museo algunas de sus joyas románicas. “No se trata de pasear los ábsides, pero si algunos frontales de altar y otras obras que puedan viajar a Nueva York, París o Berlín”.
La muestra cuenta con el respaldo de la Generalitat, el Instituto Cervantes de Tokio y la Embajada de España en Japón y el Consulado de Japón en Barcelona, además de Institut Ramon Llull. “A mitad del recorrido, seguramente cuando vaya a instalarse en Sapporo (a mitad de septiembre) volverán muchas obras que se sustituirán por otras nuevas, por un tema de conservación”, remacha Serra.
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