Páginas

Translate


Powered By Blogger

visitas contador

sábado, 4 de julio de 2020

‘Las obras de Da Vinci’ sobresale en la selección de documentales de arte en el BCN Film Fest


‘Las obras de Da Vinci’ sobresale en la selección de documentales de arte en el BCN Film Fest
Fotograma de 'Las Obras de Da Vinci' (BCN Film Fest)

Phil Grabsky ha paseado la cámara de alta definición por los museos de medio mundo al encuentro con las obras del maestro


El BCN Film Fest toca a su fin y, como cada año, por la sección Art al Cinema han desfilado unos cuantos documentales sobre arte dignos de mención. El título sobresaliente ha sido el británico Las obras de Da Vinci, de Phil Grabsky; pero también ha sido notorio el asimismo británico Lucian Freud: Un autorretrato, de David Bickerstaff, ambos pertenecientes a la serie “Exhibition on Screen”, así como el italiano Hermitage, el poder del arte, de Michelle Mally, con presencia y comentarios del célebre actor Toni Servillo.
Nos ocupa el primero de los títulos por la importancia de la efeméride y el sujeto que va asociado al mismo: Leonardo y los quinientos años de su muerte, celebrados el año pasado y que como bien es sabido indujo a París y Londres a organizar unas exhibiciones conmemorativas impresionantes. Grabsky (director y guionista), tras su productora Seventh Arts Productions de Brighton, ha acompañado al BCN Film Fest desde el primer año de éste ofreciéndonos remarcables películas filmadas en altísima definición, como el inolvidable Michelangelo: Love and Death.


Fotograma de 'Las obras de Da Vinci'
Fotograma de 'Las obras de Da Vinci' (BCN Film fest)

En alguna medida, el documental de Grabsky viene a complementar, sino a contradecir otro documental visto en la pasada edición del BCN Film Fest: Leonardo V Centenario, producción italiana dirigida por Francesco Invernizzi. Efectivamente, Invernizzi, como dejó claro en un coloquio posterior, pone el acento en el Leonardo técnico y científico, en el arquitecto e inventor, en el ingeniero militar y el estudioso de la anatomía humana y de tantas otras disciplinas, el perfecto polímita. El director argumentó la mayor importancia de este Leonardo con respecto al Leonardo pintor recordando la hoja que a modo de currículum presentó a Ludovico Sforza el Moro, duque de Milán, en la cual su capacidad como pintor estaba en última posición y acompañada de un “por cierto”, todas sus capacidades científicas y técnicas por delante.
Pero Grabsky, mientras muestra cronológicamente todas y cada una de las 22 piezas conservadas con consenso de ser obras del maestro, lo que hace es resituar a Leonardo como uno de los gigantes de la pintura de todos los tiempos, y ello sin demérito de lo mucho otro atendido por Invernizzi.
Y lo primero que cabrá admitir, ya vivido intensamente en el documental sobre Miguel Ángel, es lo que el propio Grabsky asegura por paradójico que parezca: se ve mejor cada uno de los detalles, misterios y texturas de las obras captadas en sus documentales de ultra alta definición que estando frente a la pieza. Naturalmente, ello no va a substituir nunca la visita en directo de las obras de arte, pero lo que el director quiere expresar es que la cámara de alta definición es capaz de mostrar ciertos aspectos reveladores que la simple vista no alcanza a captar. A este respecto, nos permitimos recordar en el documental sobre Miguel Ángel la imagen de los poros del mármol del David, y el detalle de las nervaduras del dorso de la mano cuyo logro sobrepasa lo concebible.

El director resitúa a Leonardo como uno de los gigantes de la pintura de todos los tiempos


Por la misma regla de tres, en Las obras de Da Vinci alcanzamos a obtener un conocimiento y dimensión del célebre sfumato del pintor que puede sorprender a más de uno, y que contribuye a percibir mejor esa aura según cómo fantasmagórica que tienen algunas de su figuras (el Salvator Mundi), o el constante esfuerzo de investigación de Leonardo por reflejar lo que el ojo ve: la transición de la luz a la sombra, los volúmenes, la tersidad de la piel a la par que lo interno de sus sujetos pintados.
Grabsky, junto a sus colaboradores David Bickerstaff y Hugh Hood, ofrece con este documental un enfoque distinto. Hasta ahora se ha preferido aprovechar las exhibiciones en algún museo para dar buena cuenta de artistas y/o corrientes, pero en esta ocasión, dada la poca producción del pintor y lo repartida que queda a lo largo del globo, más bien ha sido el equipo de rodaje el que se ha desplazado a los distintos países donde se hallan tan altamente valoradas piezas: Rusia, Polonia, Italia, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia.

Como siempre, Grabsky combina información en off acerca de la vida del pintor, sin omitir sus orígenes como hijo ilegítimo del notario y embajador de Florencia, Piero Fruosino di Antonio –quien no obstante no descuidó su formación–, con intervenciones llenas de detalles y substanciales análisis de eruditos de la talla de Evelyn Welch, profesora de los Estudios del Renacimiento del Kings College; Robert Hollingworth de la Universidad de York; Cecilia Frosinini, conservadora de Florencia; o Martin Kemp del Trinity College de Oxford. Entre otros, también se leen textos del propio Leonardo –en los que compara pintura con música (también era excelente músico) además de otros extremos–, o referencias de Vasari en sus “Vite”, todo lo cual completa un recorrido que pese a su hora y cuarenta y dos minutos, diríase sólo un instante absorbente.

Fotograma de 'Las obras de Da Vinci'
Fotograma de 'Las obras de Da Vinci' (BCN Film fest)

Ante nuestros ojos, y como decimos en orden cronológico para percibir evoluciones e investigaciones del pintor, desfilan su contribución al “Bautismo de Cristo” de su maestro Verrochio, en que la ejecución de su ángel, a decir de Vasari, era tan superior a lo hecho por su maestro que éste abandonó la disciplina de la pintura; la Anunciación, en donde lo idealizado de sus dos personajes ya contrasta con un paisaje de fondo que muestra su preocupación por la percepción mediante el uso de la perspectiva aérea y el reflejo fiel de la naturaleza; piezas de cautivadora belleza como los retratos de dos damas al parecer amantes de Ludovico Sforza: “La dama del armiño” y “La belle ferronnière”, una en Cracovia, la otra en el Louvre; el Retrato de un músico, el único retrato masculino de su obra; el misterioso San Juan Bautista de dedo alzado, cuya sonrisa recuerda a la enigmática de la Mona Lisa; el Retrato de Ginebra de Benci, cuya resuelta y desafiante mirada en un rostro severo no reduce su belleza; todas las Madonnas, en especial las dos versiones de La Virgen de las Rocas, La Virgen, el niño Jesús y Santa Ana, y La Virgen del Clavel, así como La Madona Benois y la Madona Dreyfus; la inconclusa Adoración de los Magos pues decidió partir a Milán… Especial atención y
comentarios se ofrecen, con todo y su alarmante deterioro, del fresco de La última cena, en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie, por su atrevida composición; hasta llegar al misterioso –en muchos sentidos– Salvator Mundi, pieza en manos privadas de cuyo destino y paradero, sin embargo, Grabsky no dice nada. Y así con tantas otras piezas del artista.
En suma, toda una explosión para los sentidos captada de modo insuperable y que nos trae al presente uno de los grandes pintores del Cinquecento.
Fuente
https://www.lavanguardia.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te puede interesar;

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...