Magnus Enckell: Simbolismo, mitología y androginia

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Magnus Enckell

Magnus Knut Enckell nació en Hamina, Finlandia, el 9 de noviembre de 1870.
Comenzó su formación asistiendo a clases de pintura en Helsinki entre 1890 y 1891, este último año viajó a París, para estudiar en la Academia Julien, en la que tuvo como maestros a Jules-Joseph Lefebvre y Benjamin Constant.

Fue el primero de los pintores finlandeses que rompió con el naturalismo academicista que dominaba el arte en esos años en su país.

Se unió al movimiento simbolista francés, siendo fuertemente influenciado, como muchos en esos años por el pintor Pierre Puvis de Chavannes , y por los escritores e ideas de dicho movimiento.

En su pintura más temprana, en la mayoría de sus cuadros,  pintó a muchachos andróginos*, solos o en grupo, aunque en este segundo caso, las figuras no se comunican entre ellas, cada uno de ellos parece estar ausente o meditando con gestos herméticos, sin sonrisa en ningún caso. Son anatómicamente figuras muy bellas, con los tonos, herencia de Chavannes, suaves y apagados.

Como la mayoría de los simbolistas, se interesó por el esoterismo y cuando viajó por segunda vez a París, sintió la atracción de las ideas del escritor y ocultista Sar Peladan, por su misticismo e idealismo, y más concretamente por su obra, “El andrógino”, que estaba recientemente publicada.

El pintor, según se desprende de sus cartas, sentía afinidad con el personaje de Antinoo, favorito del emperador Adriano. La androginia** siempre fue para Enckell el símbolo de la búsqueda de “su ser interior”, el pintor vivía mal su homosexualidad y trataba de buscar su identidad, hecho que reflejan algunas de sus obras, como “Despertar” por ejemplo, considerada su obra maestra, una rigurosa composición de tonos y colores transparentes, con los que pretende sugerir una atmósfera espiritual.

Igualmente buscó el sentido de su vida en temas mitológicos. Igualmente ocurre en su tabla “Fantasía” para la que tomó al personaje de Orfeo; en este cuadro, además de la figura que representa a Orfeo, podemos ver unos cisnes negros, con los que quiere mezclar la mitología griega y la finlandesa del Kalevala***;  su héroe Lemminkäinen ha de matar al cisne Tuonela River, que representa al infierno.

Estas obras de Enckell escandalizaron en muchos casos a los moralistas de la época, tratar la homosexualidad de forma tan desinhibida era osado, todos sus desnudos estaban provistos de una fuerte carga erótica, hecho inusual en aquellos años.

En un viaje que realizó a Inglaterra, pintó varios retratos y fue atraído por la pintura y las ideas del Renacimiento que se pueden ver en los museos británicos . Entre 1894 y 1895, viajó por Italia, visitando Milán, Florencia, Rávena, Siena y Venecia, años difíciles para él, plagados de conflictos internos que se reflejan en sus pinturas.

En la primera década del siglo XX, se dejó influenciar por los postimpresionistas, algo que se puede ver en los colores más brillantes que utilizó en su paleta. Formó junto a Verner Thomé y Ellen Thesleff, el grupo Septem.

En 1907, le llegó un importante encargo, realizar unos frescos para la nueva catedral de Tampere: un fresco de diez metros de ancho y cuatro metros de altura, en el que con colores tenues representa la “Resurrección”, en él vemos personas de todas las razas que salen caminando de sus tumbas hacia el cielo; en el centro de la escena, dos hombres caminan cogidos de la mano, detalle significativo que muchos críticos e historiadores ignoran.

Murió el 27 de noviembre de 1925 en Estocolmo, siendo su funeral un acontecimiento de carácter nacional, para posteriormente ser trasladado a su pueblo natal en Finlandia donde fue enterrado.

***Androginia: “Psicológicamente, que una persona tiene un equilibrio entre lo que normalmente se consideran características psicológicas masculinas y femeninas. Según la Real Academia Española de la Lengua, Androginia y/o Andrógino, ambos términos pueden utilizarse como sinónimos, aunque proporciona para “Andrógino” una definición alternativa que especifica “Dicho de una persona: Cuyos rasgos externos no se corresponden definidamente con los propios de su sexo. El andrógino sería o bien un ser físicamente intermedio, con rasgos sexuales de hombre y de mujer, o bien un hombre o una mujer que no aparenta de forma clara el sexo al que pertenece. *** “Kalevala”: poema nacional épico finés.  

Fuente

http://trianarts.com/