El último informe de ArtPrice revela que, además de superar en ventas a EEUU, el gigante asiático tiene a cinco de sus artistas en el top 10 de los más vendidos, con Zhang Daqian imponiéndose a Picasso.
“Un electroshock en la historia del mercado mundial del arte”. Con esa frase, Thierry Ehrmann, fundador de ArtPrice – la agencia internacional líder en estadísticas de arte- describía hace seis años la avasalladora entrada al juego de China, que en poco tiempo se impuso sobre EEUU y Reino Unido, los países que habían dominado el sector en los últimos 50 años.
Entre 2008 y 2011, los precios de una obra de arte comprada en China se elevaron súbitamente de los US$ 2.000 a los US$ 52.000, mientras que el número de transacciones se triplicó. Las ventas se transformaron en una locura y en 2010 el gigante asiático ocupó el primer lugar en ventas a través de casas de subastas como Poly Internacional y China Guardian, que levantaron sospechas sobre la veracidad de sus cifras. A eso se sumó la inserción en el mercado estadounidense y británico de coleccionistas chinos poco asesorados: “La forma extravagante en la que gastan los coleccionistas chinos se ha convertido en una constante de este negocio. Con efectivo en las manos, patriotismo en el corazón, y un hábito de seguir la corriente, pueden elevar los precios muy por encima del valor real de las obras”, escribió en ese entonces el diario chino Global Times.
En 2015, la ola china pareció calmarse: tuvo un abrupto descenso del 23%. Y EEUU volvió al primer lugar en ventas de obras de arte. Sin embargo, algo ya había cambiado en el tablero mundial: en 2013 Christie’s realizó su primera subasta en China con bastante éxito, seguida de Sotheby’s que abrió una oficina en Beijing en 2014. En noviembre de 2016, la casa estadounidense Phillips celebró su primera venta de arte contemporáneo y del siglo XX en Hong Kong, ciudad que de a poco se ha consolidado en ese mercado, albergando desde 2012 una de las tres ediciones de Art Basel, la principal feria de arte contemporáneo del mundo.
Así las cosas, ayer, el último informe de ArtPrice confirmó lo que ya se presumía: China recuperó en 2016 el liderazgo en el mercado global con transacciones por US$ 4 mil 790 millones, cifra que supone el 38% de las subastas mundiales, frente a los US$ 3 mil 500 millones de EEUU, sólo un 28%. Claro que esta vez, el índice general de precios del arte volvió a una orientación más real: la oferta occidental se adaptó al cambio y la facturación de subastas chinas se estabilizó, luego de que los precios aumentaran demasiado rápido. El año pasado, sin embargo, las ventas de arte mundial alcanzaron US$ 12 mil 500 millones, frente a los US$ 16 mil 100 millones de 2015, una caída del 22%.
Según ArtPrice la frenada de 2016 para los países occidentales se debió a “una serie de sorpresas políticas y vacilaciones en el mercado financiero”. En total sólo 80 obras superaron el año pasado los US$ 10 millones, frente a las 160 piezas del año anterior. Mientras que el 96% de los lotes se vendieron bajo los US$ 50 mil en 2016. Las cifras se vieron compensadas, eso sí, por el aumento en el volumen de transacciones: EEUU y Reino Unido subieron ambos en un 11% respectivamente, mientras que China vendió 91 mil de los 675 mil lotes subastados en total.
Los artistas chinos se imponen
Si bien la obra mejor vendida el año pasado fue el cuadro Le meule (1891) del artista francés Claude Monet, por US$ 81,4 millones, en el top de 10 artistas más cotizados, cinco son de origen chino. El líder, de hecho, es Zhang Daqian (1899-1983), pintor tradicional que mezcla trazos expresionistas con la caligrafía, y que se impuso con 885 lotes vendidos por US$ 355 millones. En segundo lugar quedó Pablo Picasso, figura inamovible del ranking, que el año pasado vendió más lotes, 3.075 para ser exactos, pero por un cifra total menor: US$ 323 millones.
La pintura moderna y la caligrafía juegan un papel clave en el éxito del mercado chino, debido a que son poco frecuentes y de una calidad excepcional. Entre los exponentes de este tipo de obras y que figuran en el ranking están: en el tercer puesto, Wu Guanzhong (1919-2010), uno de los pintores más reconocidos con una obra inspirada en los impresionistas de inicios del siglo XX; en el cuarto, Qi Baishi, (1864 -1957) que destaca por su afición de pintar escenas agrarias y pequeñas criaturas como cangrejos, renacuajos, pájaros e insectos. Ya más abajo, en el noveno lugar está Fu Baooshi (1904-1965), quien introdujo elementos japoneses a la tradición de la tinta china, y en último peldaño aparece Cui Ruzhuo (1944-), un pintor contemporáneo, pero que sigue las líneas tradicionales de tema y estética china.
El resto del top 10 lo integran nombres ya conocidos: en el quinto lugar, el alemán y artista vivo más cotizado, Gerhard Richter; le sigue el maestro clásico francés Claude Monet; y luego, el grafitero fallecido en los años 80 que ha comenzado a consolidarse en el mercado, Jean Michel Basquiat, que está un puesto por sobre su mentor: Andy Warhol.
El informe de ArtPrice advierte, además, que si bien por el momento los coleccionistas chinos prefieren adquirir las obras de sus coterráneos, eso podría cambiar en el futuro con la serie de movimientos que realizan las diferentes casas de subastas. Poly celebró el año pasado en Shanghai una subasta donde combinó piezas de la dinastía Yuan con artistas como Picasso, Monet, Gauguin y Morandi: las ventas superaron los US$ 30 millones, lo que demuestra que los maestros del arte moderno occidental pueden traer sangre “fresca” al mercado del óleo chino.
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