La fachada de la National Gallery of Canada y el cartel de la muestra de Tamayo.
La exposición Tamayo: un solitario modernista mexicano revela “al artista y explorador incansable de los misterios de su país mediante una obra de inagotable luz y color”, señaló María Cristina García Cepeda.
El pasado viernes, se inauguró la muestra en la National Gallery of Canada y forma parte de los eventos de conmemoración por el 25 aniversario luctuoso del creador y estará abierta hasta octubre.
La exposición está integrada por obras pertenecientes a los acervos de los museos de Arte Moderno, Nacional de Arte y Tamayo Arte Contemporáneo del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), así como por 12 litografías provenientes de la Fundación Olga y Rufino Tamayo, a las que se suma una pieza de la colección del recinto canadiense.
En representación del secretario de Cultura federal, Rafael Tovar, la directora general del INBA, María Cristina García Cepeda, inauguró la exposición y dijo que muestra el trabajo de uno de los más destacados artistas de México. “Es una figura decisiva en el horizonte de las artes visuales de México y ocupa un lugar de honor en la historia del modernismo latinoamericano”.
Sus búsquedas formales, añadió, combinaron la experimentación y lo mejor de las vanguardias mundiales de principios del siglo XX con el legado prehispánico y el arte popular mexicano. “Mi objetivo –decía Tamayo– es tomar elementos del gran pasado plástico de mi país, recurrir a las formas y colores mexicanos, y fundirlos en una unidad moderna e internacional”, recordó la directora general del INBA.
“México dialoga con el mundo a través de su cultura. Celebramos que Canadá reciba estas creaciones, lo que fortalece aún más los lazos de amistad y colaboración que tienen nuestros países, y ahonda en el conocimiento de nuestras respectivas culturas, ricas y visionarias”, indicó.
La exposición es una mirada a casi seis décadas en la producción artística de Tamayo, y a quien se reconoce por haber sabido imponer su voz a pesar de la dominación en el medio artístico de figuras como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, quienes formaban parte de un proyecto encabezado por el Estado mexicano.
Sus búsquedas estéticas son muchas y su obra las revela, pero sobresale por encima de todas un espíritu de libertad que le permitió incorporar, de manera distinta a como lo hicieron artistas de generaciones anteriores, un conjunto de códigos formales provenientes del arte popular y de las raíces mitológicas del México prehispánico, como el uso del color o las formas monumentales, en coexistencia con los vocablos del arte internacional, lo cual confirmó tempranamente una visión universal del arte.
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